«Acabo de salir de la discoteca Jowke de Alcorcón. Por darme un beso con mi pareja un puertas de la discoteca me ha pegado un guantazo en la mejilla y me ha sacado el hombro. Tengo una luxación fuerte de hombro, un corte en la ceja y en la mejilla. Salió detrás nuestra al grito de «¡Aquí no queremos maricones!»
Pedimos máxima difusión».
Así denunciaba Daniel Duque en su cuenta de Facebook lo ocurrido la madrugada del pasado sábado. Acababa de salir de la discoteca donde había pasado una noche de fiesta junto a su novio Diego y algunos amigos cuando, según cuenta Duque, uno de los porteros de la discoteca se abalanzó sobre él, le dio un puñetazo y lo tiró al suelo. ¿El motivo? Un beso entre Daniel y Diego.
El joven acabó con una luxación en el hombro y varios cortes en la cara producidos, según relata él mismo, por los anillos que el portero llevaba en los dedos. Las unidades de emergencia y la policía se desplazaron hasta la puerta del local para atender a la victima.
Lejos de quedarse callado, Duque decidió denunciar a través de redes sociales lo ocurrido. Solamente en Facebook, su publicación ya acumula más de catorce mil likes y ha sido compartido casi cuarenta mil veces.
Ante tal situación, la discoteca se vio obligada a lanzar un comunicado donde negaba lo ocurrido. «La empresa Jowke no discrimina por razón de raza, sexo o religión y cuenta en su plantilla con personal de muy distintos orígenes, nacionalidades y condiciones».
Duque, después de toda la difusión, agradeció en su Instagram el apoyo recibido aunque pedía tranquilidad. «Hoy he pasado el peor día de mi vida y no quiero saber nada más del tema. Gracias por el apoyo».
Es aterrador que la seguridad de la discoteca te haga sentir inseguro. Que lejos de protegerte, te ataque. En lo que llevamos de año, solo en la Comunidad de Madrid han tenido lugar 201 agresiones LGTBfóbas. Casi una al día. 35 de ellas tuvieron lugar durante el fin de semana del Orgullo 2018, según datos de Arcópoli.