Es una estrella en alza de la política estadounidense. El demócrata Pete Buttigieg se ha convertido en uno de los candidatos a instalarse en la Casa Blanca en las elecciones del año que viene. Está claro que en los Estados Unidos hacen falta nuevos líderes, y aunque Buttigieg es tal vez demasiado joven (37 años), su campaña está funcionando mejor de lo previsto. Desde hace ocho años, es alcalde de una ciudad de Indiana, South Bend; sirvió en Afganistán, se graduó en Harvard, habla seis idiomas… y además es abiertamente gay. Está casado con el profesor Chasten Glezman.
Buttigieg ya ha hecho historia al convertirse en el primer candidato LGTB a la presidencia del país más poderoso del mundo, y además de poseer un currículum impecable, viene a ser todo lo contrario de Trump. Para el periodista del New York Magazine Andrew Sullivan, el joven alcalde podría ser el mejor emparejamiento frente a Donald Trump: “Con su estilo, comportamiento y experiencia, Buttigieg sería casi el contrapeso perfecto a toda la pomposidad, el temperamento y los privilegios de Trump”.
En 2015 habló públicamente de su orientación sexual en un periódico local, y confesó que fue algo que no le resultó fácil. Sin embargo, para Buttigieg el hecho de ser homosexual no influye en cómo desempeña su labor en una empresa, el Ejército o una alcaldía. “Ser gay no me hace mejor o peor a la hora de manejar una hoja de cálculo, una pistola, o en una reunión de trabajo». La cuestión es si los Estados Unidos están preparados para elegir un presidente abiertamente LGTB. Con respecto a esta pregunta, el alcalde cree que a los ciudadanos lo que más les importa son sus valores, no que sea gay.