Fernando Grande-Marlaska ha desatado una tormenta política tras la destitución del jefe de la la Guardia Civil de Madrid, Diego Pérez de los Cobos. Todo ocurrió tras un informe encargado por la titular del Juzgado de Instrucción 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medelsobre, sobre las manifestaciones del 8 de marzo y otros eventos multitudinarios (como el congreso de Vox en Vistalegre o un partido de fútbol en el Wanda Metropolitano) en las jornadas previas al estado de alarma por el coronavirus. El coronel de la Benemérita entregó el informe a la magistrada, y el ministro alega «pérdida de confianza» en su destitución.
Pero para la portavoz de Vox en el Congreso, Macarena Olona, el ministro del Interior es un hombre que «sufre profundos traumas y complejos». La líder del partido de extrema derecha –que tiene como una de sus señas de identidad una marcada homofobia– asegura también: «Yo no lo conozco, pero el propio Marlaska lo relata en su libro, y lo explican los que han trabajado con él». Y añade que «esos traumas y complejos» salen a la luz cuando ejerce su cargo «con soberbia”.
Se refiere Olona al libro Ni pena ni miedo, editado por Ariel, en donde el entonces vocal del Consejo General del Poder Judicial y presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional recordaba cómo fue su salida del armario. La política de Vox usa estas declaraciones del hoy ministro del Interior para atacar la cuestionada decisión que ha tomado al destituir a Pérez de los Cobos. No resulta nada complicado asociar estas palabras a la línea homófoba del partido. Recordemos que en su convocatoria contra el Gobierno de pasado sábado pudimos ver a uno de sus participantes increpar a un joven gay que llevaba la bandera LGTBI al grito de «baja, maricón; baja, hijo de puta».
No es la primera vez que que Marlaska y Olona se enzarzan en un rifirrafe por este tema. El pasado 23 de abril –en plena crisis del coronavirus– tuvieron un enfrentamiento dialéctico por la misma cuestión, y el ministro le dijo: “No sé por qué cada vez que se me hace alguna pregunta sale mi orientación sexual al respecto, no sé si tienen alguna fijación al respecto. Me gustaría pedirle un favor, dígale eso a la gente de Hazte Oír, dígale que no somos enfermos”.
No es nuestro papel analizar si la cuestionada y polémica decisión de Fernando Grande-Marlaska –y más en un momento como este– resulta o no acertada. Pero sí que es nuestro cometido criticar que un partido político –y más con tan amplia representación parlamentaria– utilice argumentos claramente homófobos para desautorizar a una persona, sea o no un político; sea o no un ministro del Gobierno.
En un sistema parlamentario como el nuestro, esa representación política tan amplia viene avalada por los votos. Nos negamos a pensar que esa representación parlamentaria es un reflejo social. España es un país que ha sido ejemplo mundial por reconocer los derechos del colectivo LGTBI.
Por eso sí que es nuestro papel denunciar que se puedan poner en peligro con argumentos LGTBIfóbicos, tan poco políticos y que nada que tienen que ver con la separación de poderes, base de cualquier democracia.