Aunque lleva poco tiempo afincado en España, ya ha aparecido en algunas de las series de mejor factura de nuestra televisión actual, interpretando siempre a secundarios roba planos, como el peligroso Caimán de Vis a vis o el sicario-narco Freddy de Vivir sin permiso. Esta buena racha llevó a Edgar Vittorino hasta los Goya 2020, donde el corto Maras. Ver, oír y callar estuvo nominado a Mejor cortometraje de ficción.
El actor de 32 años encandila con su imponente presencia y no desentona al lado de seductores consagrados de la talla de Jose Coronado o Álex González. Este magnetismo innato es un plus para su trabajo y, probablemente por eso, tiene una envidiable cartera de estrenos para este año. Mientras tanto, no para de enlazar un proyecto con otro; acaba de rodar la peli Nieva en Benidorm a las órdenes de Isabel Coixet, por quien que ya fue dirigido en la serie Foodie Love (HBO); y antes del estado de alarma por la crisis sanitaria del COVID-19, estaba preparando la obra de teatro Grinder sorpresa.
El de Barranquilla (Colombia) gana en las distancias cortas. Durante el shooting que hizo con nosotros se metió en el bolsillo all equipo con su cercanía y espontaneidad, radicalmente alejada de la imagen de tipo duro que suelen desprender sus personajes en la ficción. Así, Édgar se desnudó, literal y metafóricamente ante las cámaras de Shangay, mostrándose natural, libre y sin etiquetas de ningún tipo, atributos que lleva con orgullo como seña de identidad.
SHANGAY ⇒ Vivir sin permiso, Vis a vis, Foodie Love… En poco tiempo te hemos visto en series de gran nivel y trabajando con los mejores profesionales. ¿Cómo llevas esta buena racha?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ El éxito de estos últimos tiempos en la televisión española me lo tomo primero con agradecimiento a mis maestros. A Juan Carlos Corazza, que ha sido el gran impulsor del nuevo camino que estoy comenzando en España. También me lo tomo para seguir creciendo. Cada vez que hago algo digo “Vale, un pasito más”, y voy intentando mejorar. Aparte, voy conociendo gente nueva, a directores como Isabel Coixet, con la que me llevé muy bien, y claro, esto me va generando más seguridad como artista y como actor en el medio.
SHANGAY ⇒ Tu personaje en Vivir sin permiso es Freddy, un despiadado sicario narcotraficante. ¿Da más juego interpretar al malo?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Interpretar al malo de la película fue difícil para mí. De algún modo, es algo que está lejos y cerca a la vez. Cuando digo que está cerca me refiero a que en mi infancia viví y vi en las noticias todo este mundo tan complicado del narcotráfico. Ha sido como volver ahí, a esos recuerdos de niño, a sentir esa inseguridad y todo lo que genera el narcotráfico, que es tan fuerte, sobre todo en Latinoamérica. Entonces meterse ahí fue duro, es más tarde cuando empiezas a disfrutarlo como arte y como una forma de poder mostrar todo lo que significa estar en un mundo como este.
“Me he dado cuenta de que cuanto más sea yo, más atraigo”
SHANGAY ⇒ ¿Te increpan mucho por la calle por hacerle la vida imposible en la ficción a Jose Coronado?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Sí, sobre todo las señoras más mayores. Me dicen: “Cuidado con mi Coronado”, porque lo aman. En otra ocasión me pasó que iba caminando por la Gran Vía y un chico se me acercó, me pidió una foto y cuando me tenía abrazado me dijo: “Tío, que yo hago lo mismo que tú, como tu personaje pero en la vida real”. Yo le contesté: “Ostras, vale, ¿te quedó bien la foto, cierto? Porque si no la repetimos las veces que sea…”. [risas]
SHANGAY ⇒ Y tras Vivir sin permiso, ¿dónde te vamos a poder ver?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Mis futuros proyectos son: en junio, una serie que se estrena a nivel mundial en Netflix que se llama El robo del siglo; está muy guay porque ahí cambio totalmente, tengo barriga y dientes amarillos, es un personaje totalmente distinto. En septiembre, la película Bajocero, de Lluís Quílez. Ahí el protagonista es Javier Gutiérrez, también están Luis Callejo, Patrick Criado. ¡Es bien cañera! Se rodó entera dentro de un furgón y es maravillosa. Y estoy empezando a rodar una película con Isabel Coixet, Nieva en Benidorm, pero todavía no puedo decir nada más sobre eso…
SHANGAY ⇒ Además, has actuado en Maras. Ver, oír y callar, que estuvo nominada a Mejor cortometraje de ficción en los Goya 2020.
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Haber tenido a Maras en los Goya ha significado mucho, porque cuando leí el corto pensé “de esto hay que hablar, qué bueno ser parte de un corto que va a tratar un tema tan delicado como las situación de El Salvador”. Que es el país más violento del mundo y, como no es un país en guerra políticamente hablando, las personas que salen de allí no reciben asilo político. El cortometraje tiene un mensaje que hay que seguir difundiendo; que hayamos estado nominados a los Goya es maravilloso porque ha hecho que lo haya visto más gente, que haya llegado a donde tenía que llegar. ¿Te cuento una anécdota del rodaje? Nos encontrábamos rodando, los actores estábamos en la parte de arriba de un puente y las cámaras abajo. Y mientras nosotros calentábamos, caracterizados como los maras, llegó la policía, nos apuntó y nos dijo que nos tirásemos al suelo y nosotros “pero no, que somos actores” y ellos “nada de actores, ¡al suelo!”. Tuvieron que venir el resto a salvarnos porque la policía nos quería llevar… Con esto quiero decir que se logró el realismo que buscábamos, el trabajo de los maquilladores fue increíble, el del director Salvador Calvo también fue maravilloso, el de fotografía… Es una pequeña película que impacta.
“Tengo una gran vena exhibicionista”
SHANGAY ⇒ A muchos de los grandes premios cinematográficos se les acusa de tratar los cortometrajes como una categoría inferior, de no tratarles con el mimo que se merecen…
ÉDGAR VITTORINO ⇒ ¡Qué más da! Todo reconocimiento es bueno. El premio es bueno, pero lo importante es hacer llegar el mensaje, más allá de que lo pongan como una categoría principal o secundaria en la parrilla del evento. Ya hay un reconocimiento, y ese reconocimiento quiere decir que lo han visto varias personas y que va a llegar más lejos de lo que podría llegar de otro modo. Ese impulso es lo más importante para nosotros, lo más importante para los cortos. Ya después vendrá la película y estará entre las primeras de la parrilla del premio.
SHANGAY ⇒ En Vivir sin permiso compartes pantalla con Jose Coronado y Álex González, dos de los grandes seductores de la ficción española. Salta a la vista que tú también eres todo un seductor…
ÉDGAR VITTORINO ⇒ He estado al lado de los dos grandes seductores, Jose Coronado y Álex González. Tenemos una foto que nos tomamos hace poco los tres y la mayoría de los comentarios eran sobre que no se sabe a cuál de los tres mirar, cuál de los tres seduce más… Coronado tenía una mirada profunda en la foto. Él dijo: “Yo aquí me pongo, que tengo experiencia en esto”.
“Sufrí bullying. Se burlaban de mi boca porque era grande”
SHANGAY ⇒ ¿Y cuáles son tus secretos para seducir?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Hoy en día me he dado cuenta de que cuanto más sea yo, más relajado esté, más honesto y sin tapujos sea, más atraigo. Eso genera mucha más seducción, cuando te encuentras con alguien que no solo es el físico sino que también piensa y es capaz decirte cosas que no esperabas.
SHANGAY ⇒ Durante este shooting, pero también en tus redes sociales, muestras tu lado más sexy… ¿Tienes una pequeña vena exhibicionista?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ ¿Que si tengo una pequeña vena exhibicionista? No, tengo una gran vena exhibicionista. Tampoco lo oculto. En mis redes sociales lo hago porque me gusta. Me siento cómodo con mi cuerpo, con cómo soy, con mi cara, con mi todo…, entonces me da por ahí. A lo mejor tendría hacerlo menos. No sé, que opine la gente… Pero una cosa son mis redes sociales, que es personal y ahí exhibo todo, y luego ya luego cuando trabajo con personajes solo si lo necesitan. Algunos personajes me lo permiten con justificación; por ejemplo Freddy es un tipo que usa su físico para acostarse con las mujeres y conseguir información.
SHANGAY ⇒ ¿Cuáles son tus trucos para mantenerte en tan buena forma física?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Entreno todos los días casi dos horas, y desde hace tres meses empecé a entrenar muy en serio hasta tres horas. Luego la comida es bajar el pan, que lo amo, y la cerveza, que también la amo. Además, aquí en España que se ama tanto el pan y la cerveza… ya les digo que no es el camino para poder estar bien delgadito y bien marcado. Luego juego al pádel o al baloncesto con amigos; eso me mantiene muy en forma.
“Hay que luchar contra el bullying desde el hogar, desde los padres”
SHANGAY ⇒ Has dicho alguna vez que en el colegio se metían contigo por tu físico. Como sabes, el bullying es uno de los grandes dramas que sufren los niños y adolescentes LGTB… ¿Qué podemos hacer para frenarlo?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Yo lo sufrí también. A mí me afectó, y durante un tiempo me sentía inconforme con mi boca porque se burlaban de ella por tenerla tan grande. En Latinoamérica existe ese racismo también. Me decían “tienes boca de negro”, pero de una manera ofensiva. Para mí hoy en día es “qué bien tener boca de negro, ¿no?”, “Qué boca que tienen los negros y las mujeres de color, ¡qué maravilla!”. Pero en ese momento no, en esa época me afectaba, echaba los labios hacia dentro… Yo creo que hay luchar contra el bullying desde el hogar. Mis padres me recordaban todo el tiempo “eres perfecto como eres, no hay que cambiar nada”, y me decían que lo que me dijeran en el colegio me tenía que resbalar. Es un tema de educación y de educar también a los hijos a que no hagan eso, a que no hagan bullying, porque también hay padres que lo permiten. Hay que enseñarles que hay que ser tolerantes, porque la tolerancia es el primer paso. Cuando hay tolerancia no hay discriminación, no hay diferencia, no hay bullying.
SHANGAY ⇒ Tu físico sigue siendo un factor que te marca, y suelen encasillarte en papeles de tipos duros. Si estuviera en tu mano, ¿qué tipo de papel te gustaría interpretar?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ Cuando vi La mala educación de Almodóvar me explotó la cabeza, me enamoré del cine español y me enamoré del personaje travesti de Gael García Bernal y dije: “Quiero hacer esto algún día en la vida, meterme en esa piel, entenderlo, verme así”. Es como algo que me conecta mucho y que querría explorar algún día. Estoy muy unido a mi hermano, que es gay, y siempre le he dicho: “Algún día voy a interpretar un personaje así y te va a encantar, y lo voy a hacer de tal verdad que te va a encantar”.
“Estoy enamorado del personaje travesti Gael García Bernal en ‘La mala educación”
SHANGAY ⇒ ¿Has estado alguna vez en un Orgullo LGTBI+?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ El primer año que vine a España estuve en el Orgullo y lo pasé genial. Luego mi hermano se ha venido a vivir a España también, para estar más cómodo, más tranquilo y mucho más cerca de mí, y el año pasado le llevé al Orgullo y estaba feliz; nunca había visto algo tan bonito y donde pudiera sentirse tan libre.
SHANGAY ⇒ Siempre te preguntan por el éxito que tienes entre las mujeres, pero también nos gustas a los hombres… ¿Eres consciente de ello? ¿Cómo te llega el cariño del público gay?
ÉDGAR VITTORINO ⇒ También y sabes qué me pasa, que desde un lugar con mucho respeto. Igual a veces son más lanzadas las tías, como que te dicen cosas más fuertes que los tíos, que lo hacen desde un lugar muy bonito, con mucho respeto, me encanta. Al final yo soy muy libre con eso también… Puedo decir que alguna vez me he enamorado de chicos, no hemos llegado a tener sexo pero sí me he enamorado de ellos, y ha sido muy bonito, hemos compartido cosas muy íntimas. Es algo que lo llevo conmigo, no me avergüenzo, lo disfruto.
FOTOS: Carlos Villarejo
ESTILISMO: Jorge González
MAQUILLAJE Y PELO: Almudena Garbel
VÍDEO: Pablo Carrasco de Juanas
EDICIÓN: Gabriela Martínez
Además puedes ver la entrevista completa que le hemos hecho durante el confinamiento para nuestra sección #CuéntaloEnShangay. Aparte de hablarnos de sus días cuarentena y del futuro de la cultura tras el estado de alarma, Edgar profundiza en la forma en la que ha decidido vivir su sexualidad sin complejos de ningún tipo.