Francisco Javier Olivas nos sorprende con su segunda novela, La memoria prestada, después de haberse estrenado con El tercer lobo en 2017. El biólogo y psicólogo granadino aborda con destreza el delicado tema de la violencia intragénero, las agresiones, el maltrato psicológico y los agravios a los que se enfrentan parejas del colectivo LGTBIQ+, a los que afectan de igual manera desgraciadamente. La histórica editorial Egales, creada por Mili Hernández –junto a Connie Dagas y Helle Bruun– en 1995, ha publicado esta emocionante ficción.
En la novela, Roderic es un joven de 24 años que perdió la memoria en un accidente del que poco se sabe. Tras catorce meses hospitalizado, está a punto de recibir el alta y de recuperar una vida que no siente como propia.
El tiempo de ingreso ha estado repleto de incógnitas que nadie ha sabido despejar: qué ocurrió la noche que lo encontraron tirado en la carretera, qué explica que solo haya recibido la visita de unos padres a los que no reconoce o por qué puede ver en las personas algo que pasa desapercibido para los demás.
Poco después de regresar a su antigua casa, el pasado de Roderic llamará a su puerta y le obligará a afrontar una verdad inquietante sobre la persona que fue antes de la pérdida de los recuerdos. ¿Logrará reescribir la historia y transformarse en algo distinto en esta segunda oportunidad que le ofrece la vida?
La memoria prestada es una novela sobre nuestras relaciones más íntimas, donde las mayores virtudes coexisten con la atrocidad de la que solo es capaz el ser humano.
Hemos hablado con el autor…
SHANGAY ⇒ Tu novela gira en torno a la violencia intragénero. ¿Qué mensaje mandarías a los jóvenes que se encuentren en esa situación?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Creo que el mensaje es el mismo para cualquier persona con independencia de su edad: denuncia, por favor. Sé que una situación de este tipo es complicadísima, entiendo las barreras, pero hay que denunciar.
SHANGAY ⇒ ¿Qué hay de ti en este libro?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Mi primera relación estable, que mantuve a los 20 años, tuvo un componente de maltrato psicológico del que no fui consciente hasta que pasé por terapia años después (el maltratador fui yo). Para mí, en aquel momento, los celos eran normales y necesarios, coaccionar o enfadarme por la inseguridad que sentía también se convertía en algo común y casi diario. Por suerte, tal y como os decía, pasé por terapia y aprendí con mi psicólogo lo que significa tener una relación sana y querer bien a una persona, porque no basta con querer, hay que querer bien. Parte del maltrato psicológico que hay en la novela se dio en mi relación y, por desgracia, sé que se da en el presente en numerosas relaciones.
SHANGAY ⇒ En el libro hablas de otros tipos de violencia, el bullying, la homofobia, la violencia machista… ¿Qué le dirías a la gente que piensa que violencia solo hay una?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Hablar de violencia intragénero no implica negar la violencia de género ni tampoco que me adhiera al peligroso discurso de la ultraderecha; ese horrible discurso consistente en defender que la violencia no tiene género. Es algo que me gusta dejar claro siempre que puedo. En el colectivo se da violencia intragénero, sí, pero creo que no es más que la forma que toma el machismo en nuestras relaciones. Creo que la raíz es la misma: tenemos que acabar con el machismo.
Le diría que es un gran error. Nadie debería perder de vista que no todas las personas sufren violencia de la misma forma; hay grupos sociales claramente definidos que sufren violencia de forma específica por sus características y no todas las personas sufren discriminación. Sufres discriminación en cuanto te distancias del modelo ideal de persona no escrito en ningún sitio (pero dominante y en vigencia): ser hombre, cis, heterosexual, blanco, con una determinada posición económica. Si eres así, eres un privilegiado en este mundo. A medida que te alejas de ese ideal, mayor es la discriminación. Pensemos en una mujer lesbiana inmigrante que además pertenezca a una minoría racial… La discriminación es múltiple. ¿Qué hombre con todas las características anteriores es discriminado por ser así?
SHANGAY ⇒ ¿De qué fuentes literarias has bebido para la creación de La memoria prestada?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Me inspira Saramago, lo considero un maestro; y debo reconocer que también Oscar Wilde. ¡Leed sus cuentos, son una maravilla! En la novela hay un par de cuentos, la culpa la tiene el señor Wilde.
SHANAGAY ⇒ Los celos y la inseguridad están muy presentes en tu obra. ¿Cuál es el primer paso para lidiar con estos sentimientos?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Lo tengo claro: profesionales de la psicología. La clave está en encontrar al psicólogo o psicóloga adecuada, una persona con la que se encaje y se pueda establecer una buena relación terapéutica. Al menos fue lo que yo hice en su momento. Eso sí, hay que tener claro que es un trabajo costoso, casi una carrera de fondo.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo hubiera vivido Kena, tu personaje negro, las duras noticias que hemos recibido durante las últimas semanas?
Estaría devastado, y habría conectado con el dolor que provoca el racismo de una forma en la que no podemos conectar los blancos. Los hombres homosexuales blancos, aunque recibamos los palos de la homofobia, tenemos el privilegio que conlleva una piel blanca… Esto tampoco se nos puede olvidar. El racismo es otra lacra pendiente de eliminar.
SHANGAY ⇒ La memoria prestada conglomera muchos temas relacionados con la salud mental. ¿Crees que vivimos en una sociedad mentalmente sana?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ No, creo que no. Y diría que son muchos los factores que intervienen para explicar esto. Por un lado, creo que todavía no somos conscientes de lo importante que es la salud mental. No dudamos en ir al médico en cuanto tenemos dolor de estómago, pero podemos pasarnos meses o incluso años con problemas psicológicos y no se nos ocurre ir a terapia. Por otra parte, la salud mental en España es un producto de lujo. La situación va mejorando, pero a día de hoy, si quieres una hora semanal de terapia, tienes que pagarla. Espero que llegue pronto el día en el que tengamos a nuestra disposición un psicólogo de cabecera. Hay más factores: el ritmo de vida que llevamos, los trabajos precarios, el estigma que sigue teniendo la enfermedad mental, etc.
SHANGAY ⇒ ¿Has recibido testimonios de violencia intragénero durante el confinamiento?¿Crees que ha sido una etapa muy dura para los que están en esta situación o habrán abierto los ojos?
FRANCISCO JAVIER OLIVAS ⇒ Creo que tanto las víctimas de violencia intragénero como las víctimas de violencia de género han debido pasarlo muy mal durante el confinamiento. Por otra parte, no es tan fácil tomar consciencia de que se vive una relación de violencia. ¿Por qué? Porque el maltrato avanza progresivamente, el maltratador no agrede brutalmente el primer día de relación, la cadena o la jaula se construye progresivamente y casi sin que la persona se dé cuenta… Hay otros factores: dependencia económica, emocional, etc. En definitiva, ese proceso de abrir los ojos no es nada sencillo.