Pablo Alborán sale del armario. Y todos comienzan a especular. ¿Por qué? ¿Es necesario? El cantante utilizó su cuenta de Instagram para decir que era gay. «Me gustaría contaros algo muy personal. Siempre he luchado en contra de toda expresión que vaya en contra de la igualdad, desde el machismo, la xenofobia, la transfobia, la homofobia… Y hoy quiero que mi grito se haga un poco más fuerte y tenga más valor y peso. Estoy aquí para contaros que soy homosexual y no pasa nada«, dijo el intérprete de Solamente tú.
Como era de esperar, todos los medios nos hicimos eco de ello. Normal, tratándose de una estrella de su calibre. Pero, como también era de esperar, era cuestión de horas, por no decir de minutos, que comenzaran los comentarios homófobos de todo tipo. Desde este intolerable titular de un medio digital, “Pablo Alborán sale del armario y confiesa que le gusta comer sables”, hasta los ataques a artistas como Malú, que salieron a mostrarle su cariño en las redes sociales.
Y, como también era de esperar, no tardaron las habladurías sembrando dudas sobre los [supuestos] motivos que le habrían llevado a dar ese paso. ¿Por qué? Solo hay dos respuestas. Y ninguna nos gusta. Una sería que hay algo oculto que ha obligado al cantante a dar el paso, lo que sería un chantaje. La otra, que se está juzgando el hecho de que Alborán dé el paso ahora y no lo haya hecho antes, con comentarios del tipo «ya lo sabíamos…», cuestionándole que lo haga ahora y no cuando el colectivo lo necesitaba más… Y continúan con su verborrea de «bla, bla, bla».
Nosotros lo tenemos –y lo hemos tenido siempre– muy claro: cada uno puede salir del armario cuando, como y donde quiera. Como también pensamos que quien no quiera hacerlo está en todo su derecho. De hecho, somos conscientes de que muchas personas que no han hecho un outing del modo tradicional –es decir, nunca han dicho públicamente nada– hacen más activismo LGTBI con su vida que otros que sí lo han hecho. Cada persona es libre de enarbolar la bandera que quiera, como quiera y donde quiera.
Más de una vez nos hemos hecho eco en estas páginas de que en Google, por ejemplo, se colaba «Pablo Alborán es gay» como una de las combinaciones más buscadas. Pero es que ocurre lo mismo con la búsqueda «Pablo Alborán novia». Algo normal, insistimos, tratándose de una estrella de su calibre. Al igual que hemos publicado cuando presume de cuerpazo o saca bíceps en Instagram o las redes sociales. Esas cosas forman parte del abc del periodismo que quiere contar cosas de las celebrities que interesan a sus fans.
Los fans son tan entregados que, por ejemplo, han llegado a hacer un vídeo ‘no oficial’ de Vuelvo a verte, el tema de Malú y Pablo Alborán, con imágenes de nuestra revista de la cantante en un viaje que hicimos con ella a Turquía, para una portada de Shangay Voyager. En Shangay siempre hemos celebrado, y fomentado, el fenómeno fan. Las estrellas, de todo tipo, son estrellas, y nos gusta cuidarlas.
Pero también hemos respetado siempre que cada persona –sea una estrella o no, antes es persona– es dueña su vida y es libre para hacer lo que quiera. O lo que no quiera, si prefiere no decir públicamente nada sobre su sexualidad. Si alguien quiere salir del armario y decir que es gay, lesbiana, trans, bisexual, no binario o lo que sea, bienvenido. ¿Que prefiere no decir nada? Pues también. La libertad nunca se puede cuestionar.
Por ello no entendemos las especulaciones sobre esta salida del armario de Pablo Alborán. Y si alguien tiene información sobre algo oculto, pues que lo denuncie por chantaje. O por bullying. Punto.