The Multicolored Kiss es nuevo mural que Okuda San Miguel ha pintado en Madrid. Una obra con la que vuelve a apostar por la diversidad y la visibilidad LGTBI.
El propio Okuda quiere compartir con nosotres el porqué de este nuevo mural en donde representa un beso entre dos mujeres, y recuerda otras obras en que ha mostrado su apuesta por la diversidad y la visibilidad.
Acabo de terminar en Madrid un mural que he titulado The Multicolored Kiss. En él he representado un beso, un gesto del que en gran medida hemos estado privados durante meses por la pandemia y que ahora más que nunca quería resaltar.
Un beso entre dos mujeres que hace referencia al mundo diverso, libre y optimista que me gusta transmitir en mi trabajo. El mural se suma a la visibilidad que la comunidad LGTBI adquiere especialmente en estas fechas, y muestra mi apoyo a esa expresión de libertad que, en mi opinión, debe de extenderse a los 365 días del año. Espero haber contribuido a conseguirlo.
Inspirado por Los amantes de René Magritte, he plasmado varias veces en mi obra ese momento tan bonito y tan humano que es un beso: dos personas que conectan es un mensaje que me gusta transmitir, la unión, el amor (libre).
Es curioso cómo la representación de este gesto, el beso, en algunos casos ha generado controversia. Supongo que depende de los ojos que lo miren, o el lugar y el momento en el que se contemple. Recuerdo un mural con un beso entre dos mujeres que pinté en Múnich que dio mucho que hablar. Claro, era la época en la que se estaba decidiendo en Alemania sobre el matrimonio igualitario, pero lo llamativo fue que una tela, como las de Magritte, hizo que se hablara más de religión que de orientación sexual.
Es frecuente que surjan anécdotas con este asunto, la orientación sexual. En otro mural, esta vez en Moscú, me obligaron a evitar que uno de los personajes tuviera pechos y esto derivó en un personaje trans que sorprendentemente no parecía ofender a nadie. En este caso, la ‘precaución’ de las autoridades (la censura) consiguió reforzar la idea de diversidad de género y amor libre.
Pero no solo el beso y la orientación sexual son motivo de polémica, también lo multicolor y la identidad. He encontrado opiniones enfrentadas sobre el uso que hice del color y de la bandera en una intervención en Arkansas. El hecho de utilizar elementos de la bandera estadounidense pero con una paleta multicolor parece que despertó algunos fantasmas sobre la libertad entre la gente de aquella zona.
Una vez más, en otro trabajo en Moscú, en esta ocasión el pintar una secuencia de bandas de colores con la gama cromática generó revuelo; esto es algo que cuento en mi libro Colouring the World, y que transcribo a continuación:
«El primer día de trabajo pintando un mural en Moscú tuve problemas. Lo que estaba haciendo en aquel momento –una sucesión de colores que seguía el círculo cromático, que es como yo suelo componer– parecía un arcoíris. Por lo visto, la combinación de colores podía ser interpretada como una referencia a la homosexualidad, a la que aún hoy no se puede hacer referencia en Rusia porque es considerada ‘propaganda’ ilegal.
Ocurrió en uno de esos barrios grises típicos de las periferias de las grandes ciudades que casi invitan a la depresión. Una chica que representaba a no sé qué autoridad de la organización empezó a cubrir de azul oscuro una franja que había pintado yo, y me comunicó que bajo ningún concepto podíamos utilizar el violeta.
Por otra parte, algunos vecinos entraron en cólera asustados por la posibilidad de que mi obra enfadase a los poderosos y les causara problemas. Vinieron medios de comunicación a informar sobre la intervención y algunos acabaron hablando acerca del debate que había surgido.
Las autoridades se centraron en el color, pero en realidad el trasfondo seguía siendo el mismo. Llegados a ese punto, ¿qué más da que hubiese azul, o violeta o rojo? El mensaje de libertad seguía presente, y ese intento de censurar mi obra no hizo sino dar publicidad a la polémica y, finalmente, conseguir que esa comunidad hablase de aquello que las autoridades querían negar. En último término confirmaron el poder subversivo del color. Llamé al mural terminado Flags of Freedom –Banderas de libertad–.
Esta introducción explica cómo utilizo los colores en mi obra. Por un lado hay escalas de grises que dominaban mis obras cuando empecé a pintar. Por el otro, los colores vivos que cada vez ocupan más espacio representan la pluralidad: la igualdad de todos y todas, la libertad de cada uno para amar y vivir sin restricciones, la multiculturalidad, la convivencia pacífica de religiones, políticas y puntos de vista».
Espero que estas anécdotas quizá inspiren para defender un mundo más abierto a la diversidad y una sociedad que se preocupe más por las personas que por su condición, raza u opinión.