¿Qué pasaría si el fútbol masculino saliera del armario?

Las chicas de la Selección Nacional de Fútbol Femenino han dado ejemplo de lo que hay que hacer y, sobre todo, de cómo hay que hacerlo. Pero, ¿por qué no pasa lo mismo con 'los hombres'?

¿Qué pasaría si el fútbol masculino saliera del armario?
Nacho Fresno

Nacho Fresno

Plumilla poliédrico -escondido tras una copa de dry martini- que intenta contar lo que ocurre en un mundo más absurdo que random.

24 agosto, 2023
Se lee en 2 minutos

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Méritos deportivos aparte –porque, según los que entienden de esto, la gesta de Sídney no solo ha sido un ejemplo de ‘saber hacer y estar’, sino también de ‘saber jugar y ganar’– lo que está claro en estos días es que el fútbol femenino no solo ha dado patadas al balón.

Las chicas de Selección Nacional han dado –metafóricamente hablando, por supuesto– una patada en la boca a todos aquellos que aún siguen pensando que determinados deportes femeninos son algo minoritario, y que los grandes triunfos hay que celebrarlos con las manos en los genitales. Genitales masculinos, faltaría más.

También a todos aquellos que piensan que las personas LGTBI podemos hacer lo que queramos, pero que no hay por qué hacerlo en la vida pública. El tristemente famoso que cada uno en su cama haga lo que quiera, pero dentro de su casa. Las chicas de la Selección Nacional han dado una patada no solo al balón que marcó el gol de la victoria, sino a todos aquellos que siguen pensando que las cosas son mucho más complicadas de lo que de verdad son.

Cuestiones deportivas aparte –en las que, insistimos, por lo visto también hay mucha tela que cortar–, nuestras campeonas mundiales han vuelto a dejar bien claro que se puede vivir con normalidad lo que es normal sin que nadie se escandalice por ello. Por eso la pregunta es, ¿qué pasaría si el fútbol masculino saliese del armario?

Realmente, la pregunta clave es: ¿por qué el fútbol masculino no se atreve a salir del armario? Son muchas las personas que se mueven en el mundo del deporte que dicen que hay futbolistas gais que lo hablan con sus compañeros de vestuario, y que hay normalidad absoluta entre ellos. Entonces, si eso es así, ¿por qué no se comportan con naturalidad en su vida pública como su hacen sus colegas heterosexuales? ¿Por qué no se quejan de las constantes muestras de homofobia que se ven en los campos día tras día?


Hay otra cosa muy clara: el fútbol mueve muchísimo dinero. El masculino, por supuesto. Cuando hablamos de muchísimo dinero, nos referimos a cantidades estratosféricas que permiten situaciones tan surrealistas como las que ha protagonizado el siempre polémico Rubiales (junto a Gerard Piqué) cuando se llevó la Supercopa de España a Arabia Saudí por un (supuesto) pelotazo indecente, con el beneplácito del Gobierno, el mismo que hoy le pide explicaciones por el beso a Jenni Hermoso cuando antes callaba.

Al final, hasta en eso las chicas de la Selección Nacional han dado una patada bien dada. Hace un año, este escándalo quedó medio tapado, y ello permitió que el presidente de la Federación Española de Fútbol siguiese en su cargo, con el silencio cómplice de ministros y Gobierno. Ahora, tras el escándalo del beso, su puesto, por fin, parece que peligra. Ahora, por fin, parece que se impone la sensatez.

Si el fútbol masculino saliera del armario, seria titular en todos los medios de comunicación. Sería un bombazo. El femenino ha estado fuera de él y esto se ha vivido con la normalidad con la que se tienen que vivir estas cosas. Esa es la diferencia. Y eso es, también, lo triste. Que sea noticia una cosa que no tendría que serlo.

Es triste que la noticia sea el ‘pico’ que Rubiales dio a Jenni Hermoso, y que él lo definiera como una muestra de “máxima efusividad” en un momento de celebración, cuando jamás se le ha visto darse un pico con un jugador de la selección masculina. Es triste que desde hace años se publiquen noticias de casos escandalosos de supuestas tramas de corrupción en el fútbol y el presidente siga impunemente en su puesto, hasta que ahora salta el escándalo por este asqueroso beso y todos piden su cabeza. Es triste que existan futbolistas gais que no se atrevan a decirlo por miedo. Y es muy triste que si el fútbol masculino sale del armario sería un notición de portada en todo el mundo. Es muy triste que todo eso ocurra en 2023 en el fútbol masculino, el de toda la vida, el bendecido por toda la sociedad.

La única alegría de todo esto es el golazo que las chicas de la Selección Nacional Femenina han marcado al mundo. Y la patada en la boca que le han dado a tanta gente.

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