'Otello': Asmik Grigorian enamora (de nuevo) al Teatro Real

La penúltima ópera de Verdi inaugura la temporada del coliseo madrileño bajo la estupenda batuta de Nicola Luisotti. Los cuerpos estables del Teatro, Orquesta y Coro, vuelven a salir por la puerta grande la noche del estreno.

Asmik Grigorian, una Desdémona de antología en el regreso de 'Otello' al escenario del Real. Foto: Javier del Real.
Asmik Grigorian, una Desdémona de antología en el regreso de 'Otello' al escenario del Real. Foto: Javier del Real.
Nacho Fresno

Nacho Fresno

Plumilla poliédrico -escondido tras una copa de dry martini- que intenta contar lo que ocurre en un mundo más absurdo que random.

20 septiembre, 2025
Se lee en 5 minutos

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El Real cerró temporada con La Traviata y la comienza con Otello. Casi cuarenta años hay entre ambas obras de Verdi, esta última muy poco verdiana, y muy verdiana a la vez. Vuelve a subir a las tablas del Real por tercera ocasión desde su reapertura, y lo hace en la producción la casa, dirigida por David Alden, estrenada en septiembre de 2016.

Verdi es una apuesta segura para abrir temporada a lo grande. El Teatro Real tira de fondo de armario y recupera esta producción de la casa –coproducida con la English National Opera de Londres y la Kungliga Operan de Estocolmo– para levantar el telón en un velada que, por primera vez en muchos años, no estuvo presidida por los reyes Felipe VI y Letizia, que regresaban de su viaje a Egipto ese mismo día del estreno.

Desde que debutó (y deslumbró) en este escenario con Rusalka hace cinco años, Asmik Grigorian es adorada en Madrid. Tras su Desdemona de este Otello, esto es imparable. De la exquisita mano de Luisotti (¡maestro, cuánto le hemos echado de menos!), fue de más a muchísimo más, para terminar con esa delicadísima plegaria final de la Canción del sauce y el Ave Maria. La conexión que se establece entre el foso y la escena llega aquí a un clímax de exquisitez máxima. La orquesta, sublime, al servicio de esa voz, exquisita. Elegancia pura en esos momentos.

Tanto que logra romper la plúmbea sensación que deja una escena que se mueve entre lo apocalíptico y lo sombrío, pese a que la estática escenografía del montaje de Alden tiene una soberbia iluminación que logra crear en un único decorado los distintos escenarios en los que se desarrolla este drama de Shakespeare. Una historia que sube a escena los terribles celos que, hoy día, siguen moviendo el mundo de la mano de la ambición descarnada y sin escrúpulos.

Otello de verdi en el Teatro Reai.

Brian Jadge, Otello, y Asmik Grigorian, Desdemona. Con Otello, de Verdi, comienza a lo grande la temporada 2026-26 del Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Otello es una ópera que necesita de un gran reparto para su trío protagonista: Otello, el moro de Venecia, un tenor al servicio de la República Veneciana contra los turcos; Desdemona, su esposa, una soprano enamorada; y el tercero en discordia, Iago, enemigo de Otello, un barítono encargado de sembrar los celos envenenando a Otello con un falso romance de su mujer con Cassio: el drama está servido.

Asmik Grigorian, una Desdemona de lujo

Pero el drama real sería que ese trío, en realidad cuarteto, no estuviera bien defendido. El tenor neoyorkino Brian Jadge debuta en el rol en estas funciones del Real, y sale triunfador. De la mano de una Desdemona de lujo en la voz de la maravillosa soprano lituana Asmik Grigorian nos regalan algunos momentos memorables. El barítono italiano Gabriele Viviani (que también debuta en el papel) crea un Iago imponente, como bien demostró con su Credo en un Dio crudel, una de las arias más tremendas de la historia de la ópera. Todos ellos están en el primero de los tres repartos que hay. Los otros dos prometen también alegrías, habrá que comprobarlo con Maria Agresta como Desdemona.

Otello de verdi en el Teatro Reai.

El tenor tinerfeño Airam Hernández (Cassio), en un momento de Otello, de Verdi, ópera con la que comienza a lo grande la temporada 2026-26 del Teatro Real. Foto: Javier del Real.

El papel de Cassio de las doce funciones programadas recae en los hombros del estupendo tenor tinerfeño Airam Hernández, que se consagra en el Real tras sus papeles en Macbeth, Don Giovanni, El abrecartas y Maria Stuarda. Todos ellos fueron muy aclamados en la noche del estreno, al igual que el cada vez más estupendo Coro Titular del Teatro Real que, a las órdenes de José Luis Basso, encadena éxito tras éxito, función tras función.

Esta penúltima obra de Verdi, estrenada en La Scala de Milán en 1887, precede a su última ópera, Falstaff, también basada en una obra de Shakespeare, que vería la luz en el mismo teatro milanés en 1893. Ambas están muy alejadas en el tiempo y en la forma del Macbeth de 1847 que completa la ‘trilogía shakesperiana’ del genio de Busseto. Otello es, como hemos apuntado, muy  poco verdiana y, a la vez, Verdi puro. Quizá porque ya lo había hecho todo y, en esta obra con la que volvió ‘obligado’ a la composición, decidió dar una nueva vuelta de tuerca a su genialidad, algo que remató con Falstaff.

Extremadamente compleja, con pasajes y coros fascinantes, y con arias que nada tienen que ver con las que había sorprendido antes al mundo, bajo la batuta de Luisotti frente a una estupenda Orquesta Titular del Teatro Real, con Otello volvimos a disfrutar del mejor Verdi.

Otello de verdi en el Teatro Reai.

El estupendo Coro Titular del Teatro Real. Con Otello, de Verdi, comienza a lo grande la temporada 2026-26. Foto: Javier del Real.

El pasado mes de julio, una brillante versión en concierto de I Lombardi alla Prima Crociata –ópera de esos sublimes ‘años de galeras’ del compositor, con Daniel Oren en el podio– nos trajo al primer Verdi. Ahora, el maestro Luisotti nos regala una magnífica lectura de esta obra de sus años finales. ¡Bravo, maestro! ¡Y viva Verdi!

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