Euskoprincess es uno de los talentos emergentes de nuestra escena urbana, con mucho que contar y visibilizar. Minet Peña, de 25 años, nació en Hernani, donde sigue viviendo, y desde allí se está dando a conocer como la poderosa Euskoprincess.
La artista trans Euskoprincess, que acaba de lanzar nuevo single junto a Kiliki, El Moto y la Mota, pronto publicará su primer álbum, tiene claro que piensa seguir apostando en todo momento por mostrarse tal cual es, y por defender una normalidad que, desgraciadamente, no todas las personas del colectivo LGTBIQ+ pueden disfrutar a día de hoy. Este año actuará en el Orgullo de Madrid, en el escenario de Puerta de Sol, el viernes 5 de julio dentro de Proud Bling!
Dispuesta a seguir rompiendo estereotipos y a volar la cabeza a quienes no son capaces de respetarla por cómo es y lo que comparte en su música, Euskoprincess cuenta aquí, dentro de nuestra sección Generación selfi, su historia en primera persona.
Poco a poco
«Mentiría si te dijese que he tenido una transición dura. Hasta los cinco años no tuve ningún problema: parece que está bien que un niño se ponga zapatitos de tacón y juegue con muñecas. En primaria no entendía por qué un año antes no pasaba nada y, de repente, se reían de mí. Pero bueno, sigues viviendo; cada vez con más presión, porque tu cuerpo va cambiando, vas madurando las relaciones socioafectivas y pruebas cosas que ves que no te gustan”.
Bien guerrera
«En mi casa nunca tuve problemas. Ayudó tener un hermano mayor que forma parte del colectivo. Pero está tan estigmatizada la figura de la persona trans que cuando ya de adolescente me planteé seriamente que igual lo era, era muy complicado para mí asumirlo. Porque se asocia a las mujeres trans a ser yonquis o prostitutas; una minoría dentro de las minorías, la última basura. No quería aceptar que lo era, sentía que tenía que haber otras opciones. Hasta que te das cuenta de que sí, y que te debe dar igual lo que los demás piensen. Y lo que más me sorprendió fue la actitud de mis amigas a las que se lo fui contando cuando a los 18 empecé la transición, más que la de los amigos. Eran ellas las que me empezaron a preguntar cosas como ‘¿Entonces, te vas a poner coño?’.
Cuando eres tan joven preguntas así resultan superfuertes; hoy habría salido del paso sin problema y contribuiría a reeducarles. Con los hombres era distinto, quizá por el cispassing… La verdad es que es tremendo sentir lo hipersexualizadas que estamos. Nadie habla de si eres carpintera, bibliotecaria o periodista; no entiendo por qué la gente se siente con la libertad de preguntarte si tienes o no pene, si te follan o no por el culo… Además, apenas tenía referente visibles, algo que también lo hizo todo más complicado. Porque sí, estaba La Veneno, pero la veías básicamente en tertulias en las que no se la valoraba y se reían de ella…”.
Una princesa
«Me fui a Madrid a estudiar Periodismo: empecé a ver gente más diversa y a luchar abiertamente contra el estigma. A, final, mi historia es mi historia; yo no tengo un manual de cómo ser trans, cada persona lo vive de una manera, dependiendo de su entorno y muchas cosas más. Yo terminé la carrera y pensé ‘para que tú hables de mí, te canto yo cómo soy y te lo enseño’. Total que iba para periodista (terminé la carrera y todo) y me convertí en cantante [risas]. Lo fuerte es que me llamaron para participar en un vídeo de Arca. Allí conocí a Rivers Z, el productor de mi primer tema, Lehendakari. Le enseñé algunas demos y me insistió en que debía sacarlas. Yo pensaba ‘¿En serio? ¿Una chica trans de Hernani que ha estudiado Periodismo va a publicar su música?’. El caso es que lo sacamos.
Lo subí a YouTube pensando que lo escucharían cuatro personas y, de repente, la cosa se disparó. La portada me la hizo un chico que conocí en la Fabrik, ¡imagínate! Empecé a hacer conciertos con solo un tema, hasta en Madrid. Y nos pusimos a trabajar en la primera mixtape a partir de las demos que tenía, porque lo suyo era aprovechar el tirón. Así surge Euskoprincess. ¿Por qué el nombre? Porque en Hernani, por norma, la gente no es muy glamourosa, es muy chandaleo. Y como yo siempre he sido muy de divineo, muy descarada, me bauticé así porque me sentía la princesa de mi pueblo [risas]. Así surgió el personaje, un poco de risas, pero se quedó”.
Ya en serio
«En su día había estado trabajando en un Zara, y cuando vi que en un show podía ganar el sueldo de un mes en la tienda, y que la gente pagaba por verme, tuve claro que era el momento de tomármelo en serio. Imagínate, en mi primer concierto en Euskadi fui telonera de La Zowi, en el Dabadaba de Donosti. El urbano es un género en el que se habla de manera cruda y descarada, y lo haces sobre ti. Vengo de un barrio obrero humilde, pero nunca he pasado gramos ni nada así, y eso no significa que no tenga una historia que contar.
De hecho, siento que debo hacerlo, y lo mismo de una manera muy funny que triste, según toque, porque tengo dentro todas las emociones, como cualquier otra persona. Es algo que veo también en otras artistas del género, como Metrika, que es un artista chulísima y comparte sus verdades y habla de su bisexualidad. Todo eso te hace callo, porque compartes una realidad que no todo el mundo entiende. ¿Pretendes estigmatizarnos por como somos? Pues te lo contamos, encima de una manera divertida, y te va a gustar [risas]».
Jugando con las palabras… y el morbo
«Mi disco, que saldrá pronto, lo voy a titular Totosaki. He fusionado ‘toto’ y un diminutivo de ‘oaskidetza’, que es la sanidad pública vasca. ¿Qué soy? Pues el toto surgido de la sanidad pública vasca [risas]. A la vez, la palabra suena kawaii, perfecto, porque tengo algunas referencias anime en el álbum. Por eso también el título del single Futarani, que es como se denomina en el porno tradicional hentai a los personajes trans.
Si buscas esa palabra en Internet, literalmente lo primero que te va a salir es una tía con dos tetas enormes y un rabo de aquí a San Diego. Lo que te decía antes: ya que hay gente que habla que lo que tengo o no en mi entrepierna, o se pregunta cómo follo, ya te lo cuento yo, amor [risas]. Si tanto la canción como el vídeo son bastante explícitos, en plan BDSM, a la vez dejo las puertas abiertas para que cada cual siga soñando en su intimidad».
A normalizar
«Siento que lo que hago con mi música contribuye a normalizar la transexualidad. Porque no solo te ves aprobada, sino alabada y admirada. Y no por cómo eres, sino por lo que haces. Además, en mi día a día, me niego a que me puedan afectar los comportamientos tránsfobos a los que me enfrento. Antes de que tú me puedas generar un trauma, te lo genero yo a ti.
Si voy por la calle y noto que una señora me mira juzgándome, directamente le digo ‘oye, ¿quieres una foto?’. Y lo hago con educación [risas]. Eso, a la media hora se me ha olvidado. Con la actitud que tengo ante la vida, a ese tipo de cosas le doy la importancia que merecen, que es mínima. Lo importante es que llegue ese momento es que tenga las mismas opciones de trabajar en un Sephora una chica trans que mi vecina cis del cuarto«.