Es el bombazo del día. La portada de la revista Semana de hoy, miércoles 20 de febrero, afirma que Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, y Malú son «más que amigos». Vamos, que son novios. La pareja del año.
El pasado diciembre, Rivera fue a un concierto de Malú, toda una diva LGTBI, y escribió en su Instagram: «Qué suerte tenemos los españoles de contar entre nosotros con una artista y una mujer del talento, el arte, la sensibilidad y la energía de @_maluoficial_. Su nuevo espectáculo es de lo más completo que se puede ver en la música nacional e internacional, de verdad, ¡no os lo perdáis! #Malú #Oxigeno #Madrid #España #arte#Devuelvemelavida». Nadie se percató de ello. Sobre todo de ese #Devuelvemelavida. Hasta hoy.
En aquellos meses, todo el interés informativo estaba en que el líder naranja había roto con su «novia de toda la vida», y que Rivera fuera a un concierto de Malú no tenía el menor interés.
Y ya se sabe cómo son estas cosas. Desde que el martes por la noche se filtró la portada de Semana, en cuestión de segundos una captura de Wikipedia en la que figuraba Albert Rivera como pareja de Malú empezó a circular de móvil en móvil. Poco después, ya no estaba en la web. ¿Verdad o fake esta imagen? Da igual.
El hecho es que el resultado de las elecciones del 28 de abril es un misterio. Nadie sabe lo que va a pasar, ni el futuro político que nos espera en España. Los pactos son decisivos para ello. Y un misterio. El Mundo Today titula: «Ciudadanos podría gobernar si pactara con Pollerías Loreto y el Club de Fans de Malú». ¡Se abre la veda!
El romance de Carla Bruni (otro icono LGTBI) y Sarkozy fue algo similar. Aquí tendrían que producirse muchas coincidencias para que Malú llegase a la Moncloa, como la Bruni al Elíseo. Primero, que Rivera triunfe en las urnas; segundo, que cuaje un romance que nace con muchos flashes apuntando hacia él. Y eso es complicado… pero no imposible.
Por ahora, solo tenemos las palabras de la cantante sobre la política hace unos meses: «La música y la política están totalmente de espaldas, para mí. Yo quiero a mi gente darles sueños. Yo quiero que mi gente vaya a un show y se olvide del mundo cuando esté ahí dentro. Y creo que la política es una parte oscura y muchísimo más fea que no tiene nada que ver conmigo. No quiero estar asociada, es contradictorio con lo que yo pretendo darle a mi gente. De todos modos, quiero decir una cosa: creo que se le ha hecho durante muchos años muy mal uso a nuestra bandera. Y que a día de hoy se le vuelve a dar mal uso a nuestra bandera. Se ha demonizado la bandera de España y eso me da pena. Se demonizó en su momento y ahora otra vez. Y creo que somos el único país en el que no estamos orgullosos de ser españoles. Y lo digo desde una perspectiva totalmente apolítica, totalmente abierta, y sin decantarme por ningún lugar, porque no me decanto por ninguno. Pero yo estoy fuera de mi país y me siento orgullosa de ser de mi país, y creo que debemos relajarnos con eso. La bandera no simboliza lo que ya pasó y no puede ser el símbolo de lo que está pasando».
La verdad es que este notición lo que sí que viene a poner es un poco de glamour a una campaña electoral que se preveía casposa y agresiva. La duda es… ¿Te voy a olvidar o Vuelvo a verte?