Ha hecho mucho ruido en 2019 la artista travesti La Prohibida, en sentido literal y figurado, porque Ruido es el álbum que ha publicado este año, tras un importante silencio discográfico –100k años de luz lo lanzó en 2015–. Si ella nunca para, en 2019, menos aún. “Ha sido un año muy bueno, muy productivo, con muchísimo trabajo y esfuerzo. En ocasiones, hasta demasiado”, afirma. “Pero también con muchísimas satisfacciones”.
El año arrancó para La Prohibida grabando el primer vídeo del álbum, del single Ruido, a dos grados bajo cero (“congelada”) en las afueras de París (“buscaba localizaciones brutalistas, y allí las hay maravillosas”). A partir de ese momento comenzó la preparación del lanzamiento, y desde entonces siente que no ha parado de trabajar prácticamente ni un día. “Es lo que tiene ser una artista independiente; llevo adelante mi sello, mi agenda, eventos, todo”.
Asegura que nunca se marca objetivos de lo que espera lograr a lo largo de doce meses. “El único, seguir haciendo las cosas lo mejor que pueda. Procuro no marcarme otros objetivos, porque no se me da bien cumplir plazos”. Lo hemos visto con Ruido, un álbum que se ha hecho mucho de rogar, aunque a La Prohibida no le ha estresado que su público estuviese desesperado por descubrir sus nuevas canciones. “Las cosas llevan su tiempo, y prefería publicar el disco en el momento en que sintiese que estaba listo. Desde entonces me tranquilicé bastante, lo gordo ya estaba hecho, y ahora lo estoy disfrutando”.
Ruido ha sido muy bien recibido. En él, La Prohibida ha vuelto a apostar por el italodisco, aunque ha variado el mood general del álbum, más sombrío que en ocasiones anteriores. “Es un disco más introspectivo, definitivamente triste. Es lo que me apetecía contar y quería vestirlo tal y como lo he hecho. Con la tristeza empatiza todo el mundo, te acerca a la gente muchísimo”. Y lo está constatando. “También es un disco que habla de las trabas mentales que nos ponemos nosotros mismos, por eso dejé de lado temas más alegres y comerciales”.
Al principio descolocó a algunos fans, cuando vieron que también apostaba por una imagen mas sobria. “Me preguntaban ‘¿Por qué estás tan seria? ¿Por qué no sonríes en las fotos?’. ¿Y por qué iba a sonreír si no me apetece y no cuadra con mi actual imagen?”. Tiene las cosas muy claras, sabe perfectamente de qué artistas se quiere rodear para sus proyectos y asegura que le encanta el trabajo de guerrilla (“el único que conozco”).
“Están muy bien los booms travestis, para que gente nueva se entere de que llevamos mucho tiempo entreteniendo al público”
Cabría pensar que a día de hoy, con su estatus de travesti más que consagrada, podría apostar por otras maneras de funcionar, pero asegura que no es viable. “No me puedo permitir ciertas cosas. Yo no tengo diez mil euros para invertir en un videoclip. Esos podría invertirlos una discográfica, ¿pero quién me va a fichar a mí con estas pintas?”. No es algo que le inquiete, porque le encanta ser una artista autosuficiente. “Estoy donde tengo que estar. Si no me quieren contratar para ciertos festivales, no pasa nada. Yo me paso el verano actuando en Torremolinos, y con mis galitas de fin de semana, y soy feliz. No necesito nada más, ya tengo lo que quiero. He llegado más lejos de que lo podía esperar. Y tengo mis admiradores y mis detractores, como debe ser”.
A quienes la admiramos y amamos nos cuesta creer que pueda tener detractores, pero así es. “Supongo que por el hecho de ser travesti no me toman en serio, lo cual me parece muy bien”, asegura. “A estas alturas, ya me resbala. A quien habla así de mí se le ve mucho el plumero. Ser travesti abre la puerta de la curiosidad, pero cuando ofreces algo, hay gente que mira para otro lado. Se queda en el simple hecho de tu apariencia… En el fondo, me gusta cuando veo que tengo detractores. Porque les molesta lo que hago”, dice entre risas. “Me hace sentir importante”. Vivimos un nuevo boom travesti gracias al impacto de RuPaul’s Drag Race, y resulta interesante saber cómo lo está viviendo ella. “No soy del perfil que presenta el programa. De hecho, en los bares de tradición travesti yo resulto aburrida”, dice bastante seria. “El programa me encanta, y a RuPaul la admiro desde los 90, ha hecho una gran labor para dignificar el travestismo”.
La Prohibida siente que este nuevo apogeo no le ha repercutido, ella está a otras. “He vivido ya varios booms travestis: el de los 90, en los dosmiles con las travestis indies de ‘En plan travesti’, y ahora este. Está muy bien que sucedan, para que gente nueva se entere de que llevamos mucho tiempo entreteniendo al público”. La Prohibida cree que hay que seguir dignificando el universo travesti, porque siente que sigue habiendo gente que no se toma en serio a artistas como ella. “Lo veo hasta en locales que infravaloran a las travestis, les pagan muy poco… y se llenan gracias a sus shows. Eso no está bien”.
Ve que ha llegado una nueva generación que va a pelear por seguir dignificando la profesión, y eso le alegra. “Algunas de esas jóvenes travestis me despiertan cierto instinto maternal”, confiesa, “mientras que a otras las veo ya como compañeras. Nunca he sentido un muro entre las distintas generaciones, yo no lo tenía con las mayores cuando empecé y ahora tampoco lo siento con las nuevas; estamos todas en lo mismo”. No duda en confesarse fan de jóvenes travestis que le encantan: “Sagitaria de Barcelona me gusta mucho. Imperio Reina, también; es una chiquilla de Córdoba que hace copla, canta muy bien y es auténtica. Porque no hace lo mismo que las demás, ni copia maquillajes ni se tira por el suelo. Hace lo que le apetece, que es lo que siempre ha enseñado RuPaul, a ser única”.
“La extrema derecha nos señala a la comunidad LGTBI como culpables de los males del mundo… Estamos listos para luchar”
Única desde luego es La Prohibida, todo un ejemplo de travesti fiel a sus principios cuya veteranía ya es un grado, y que desde siempre mostró un gran respeto a las que llegaron antes que ella, lo cual le honra. “Cuando, de joven, veía a las mayores era consciente de que sus shows eran el resultado de años de trabajo, y pensaba que era a lo que debía aspirar. Debía hacer mi ‘carrera universitaria”. A las que están empezando, les dice: “El error de algunas es pensar que por haber conseguido una buena imagen ya está todo hecho…”. Lo dice una artista que empezó en 1996, y que en un principio no tenía del todo claro a qué se quería dedicar exactamente. “Sabía que tenía posibilidades tanto en el escenario como tras él. Si hubiera currado en la sombra creo que habría estado igual de satisfecha. Lo importante es contar historias, y lo puedes hacer tanto delante como detrás”.
“Ser travesti abre la puerta de la curiosidad, pero hay gente que se queda en el simple hecho de tu apariencia”
Con su arte y su empeño se ha labrado una trayectoria sobre los escenarios que dura ya 23 años. En los últimos, se ha convertido en un clásico su residencia veraniega en Torremolinos, que este año ha durado mes y medio. Igual que otras artistas las hacen en Las Vegas, ella ha decidido que sus veranos los pasa actuando en la localidad malagueña que concentra el ambiente LGTBI de la provincia, concretamente en Parthenon. “Desde los 90 me fascina Torremolinos”, explica. “Engloba todo lo que necesito para estar a gusto, tanto de día como de noche, y me encanta que vuelva a estar de moda. Cuando todo el mundo iba a Ibiza yo era la rara por irme a Torremolinos”, dice entre risas. Ahora está encantada de ver cómo ha vuelto a florecer. “De hecho, no descarto acabar viviendo allí”, confiesa.
Este ha sido un año convulso a nivel político, debido especialmente al auge de la extrema derecha, algo que, por supuesto, preocupa a la travesti. “Porque está repercutiendo de manera negativa, evidentemente”, afirma. “La extrema derecha busca enemigos, gente a la que señalar, y a la comunidad LGTBI nos señalan como culpables de todos los males del mundo… Es muy duro”.
“Desde los 90 me fascina Torremolinos, no descarto acabar viviendo allí”
Por eso le parece tan importante que estemos más unides que nunca. “Estaremos listos para luchar”. Algo que siempre ha hecho La Prohibida, aunque deja claro que no se siente la más luchadora del mundo. “No soy como Carla Antonelli o Mònica Oltra, que para mí son mujeres ejemplares en ese sentido. Pero en la medida de lo posible, siempre estoy apoyando y creando conciencia”.
La Prohibida ha cruzado el charco para terminar por todo lo alto 2019. Su conexión con Chile y México es fuerte desde hace años (“me siento como en casa, son únicos para hacerte sentir así”), allí tiene un público fiel que la respeta como la gran artista que es. En esta ocasión, su gira americana, que durará tres meses, incluye también Estados Unidos y Argentina. “¡Qué ganas!”, dice. “Porque en Argentina es verano, así que me iré a la playa”. Será un viaje de placer absoluto, aunque, lógicamente, incluya trabajo. “Quiero concentrarme en mi público latinoamericano, y no hacer nada más”. Se lo ha ganado.
FOTOS MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ