Mayte Martín: "La mejor arma contra la homofobia es la visibilidad"

Entrevista a Mayte Martín, gran cantaora flamenca que es también todo un referente de visibilidad lésbica.

Mayte Martín: "La mejor arma contra la homofobia es la visibilidad"
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

7 agosto, 2018
Se lee en 6 minutos

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Mayte Martín es una corredora de fondo. Una artista libre entregada a su música, una mujer igualmente libre que nunca ha ocultado que es lesbiana, porque para ella la visibilidad, artística y humana, es fundamental, y van unidas. Una gran cantaora, sin duda, pero mucho más.

El 21 de agosto será una fecha especial en la trayectoria de la cantaora –y cantautora– Mayte Martín, nacida en Barcelona en 1965. Pamplona se convierte del 21 al 26 de ese mes en la capital del flamenco gracias al festival Flamenco On Fire, y dado que su quinta edición está dedicada ‘a la mujer flamenca’, tiene todo el sentido que una de sus grandes representantes tenga un papel relevante dentro de ese ciclo.

Martín presentará su último proyecto, Tempo Rubato, el más personal de su carrera, y no lo hará sola. En esta ocasión la acompañará la bailaora Belén Maya, con la que no colaboraba en un espectáculo desde Flamenco de cámara, en 2003. Las dos son artistas abiertamente lesbianas, aunque Martín asegura que le resultaría absurdo que se utilizara ese adjetivo para definir sus colaboraciones artísticas. “En Flamenco de cámara se mostraba, de una manera sutil y muy bella, una relación entre dos mujeres. Pero no creo que sea necesario hacer mención a nuestra orientación sexual para hablar de un proyecto artístico”, explica. “Que no sea necesario hacerlo es una señal de normalización; está ahí, es obvio”.

Asegura Mayte que el reencuentro de ambas en Pamplona va a ser para ella un placer. “Belén es una bailaora flamenca de primer orden, que conoce perfectamente la ortodoxia y sabe llevarla a su arte como nadie. Pero también sabe incorporar cualquier otro lenguaje que le resulte válido, como me sucede a mí”, explica. “Me parece muy bonito que haga una intervención en un espectáculo mío que tiene tintes flamencos en mi manera de conducir la voz, pero cuya materia primera no es flamenco, sino canciones de amor”.

Tempo Rubato es su disco más personal, concebido a lo largo de más de una década, y que ha grabado acompañada por su guitarra y un cuarteto de cuerda. “Es mi vida hecha música”, dice. “Se ha ido gestando a la vez que han sucedido cosas que me han llevado a coger una guitarra y escribir mis sentires”. A Martín le resulta muy especial compartir este espectáculo. “Siempre hay en todo lo que me llevo al escenario, y en la manera en que me entrego, una intimidad. Pero aquí es mucho mayor, porque lo que canto es mi vida”. Y eso le hace feliz. “Hay gente a la que le provoca pudor hacerlo, pero para mí es muy gratificante compartir mi intimidad. Porque no distingo entre vida privada y artística, la Mayte Martín artista es una prolongación del ser humano. Y tengo la enorme suerte de tocar el alma de la gente a través de la música, igual que intento hacerlo en mi día a día con las personas que me rodean”. Una creadora auténtica de los pies a la cabeza.

Mayte Martín, gran referente de visibilidad lésbica

SHANGAY ⇒ ¿Te ha gustado siempre ir a tu aire?
MAYTE MARTÍN ⇒ Sí. Nací ya divorciada de la industria. Cuando empiezas en este mundillo de joven, tienes todo por descubrir, y cuando empecé a ver lo que se cocía entre bastidores tuve claro que conmigo no iba, que todo lo que tiene que ver con negocio y no con arte no era para mí. Obviamente, en algunos momentos se pasa miedo, porque si no entras a formar parte del engranaje de las multinacionales cuesta más que la gente te conozca, porque las promociones son más modestas. Pero soy feliz así, porque no tengo que hacer concesiones.

SHANGAY ⇒ ¿Por qué apostaste por guisártelo y comértelo todo sola?
MAYTE MARTÍN ⇒ Porque así resulta más bonito y real. Yo siempre soy la misma, grabe un disco o no, y mola tener un público fiel como el mío, al que lo que le importa es mi verdad, mi necesidad imperiosa de comunicar. Monté mi propia oficina con gente que respeta mi trabajo y, aunque viva de ello, no lo ve como un negocio. Porque aquí no mando yo, manda el arte. Me entrego a mi obra, que crece a su ritmo, me abandono a ella.

SHANGAY ⇒ ¿Cuándo fuiste consciente de que te abandonabas a tu arte?
MAYTE MARTÍN ⇒ Es algo que he sentido siempre como lógico. Empecé a tomar decisiones muy pronto en base a mi lógica, que no estaba basada en si lo que hacía era o no rentable, y me independicé también pronto; dejé de tener mánagers al uso y me rodeé de personas que comulgan con mi independencia y mi coherencia humano-artística.

SHANGAY ⇒ ¿Nunca te ha llamado el lado glamouroso de tu profesión?
MAYTE MARTÍN ⇒ No es que no me llame la atención, es que me provoca urticaria [risas]. Tengo alergia real al postureo. Respeto que haya a quien le interese, pero esa es otra película.

«Tengo alergia real al postureo»

SHANGAY ⇒ ¿Qué opinas de artistas que están acercando el flamenco a un nuevo público con propuestas nada ortodoxas como Rosalía y Niño de Elche?
MAYTE MARTÍN ⇒ Estoy a favor de lo auténtico, de artistas cuya obra no es parte de una estrategia dirigida. Prefiero hablar de aquello que me interesa antes que de aquello que no [risas]. El arte es sagrado para mí, y si no veo algo sagrado en el fondo de una obra, no me interesa. Martirio, por ejemplo, tiene un punto de show-woman, pero en lo que hace veo algo sagrado. Es muy perjudicial que se inventen artistas antes de tiempo; hay que tener un recorrido y un bagaje que hay que irlo haciendo. Es como cuando se habla de Operación Triunfo: eso no es arte, es negocio, y aunque hay lugar para todo, no hay que confundir al público.

SHANGAY ⇒ ¿Es el universo flamenco tan cerrado como parece desde fuera?
MAYTE MARTÍN ⇒ Yo no lo vivo así. Hay mucha gente en el ámbito flamenco que lo ama con devoción, como yo, y que es abierta, que disfrutan de otros estilos musicales y otras maneras de expresión artística. Aunque es cierto que hay personas muy cerradas en el flamenco que son auténticas castradoras del artista libre

SHANGAY ⇒ ¿Está la mujer especialmente castrada dentro del flamenco?
MAYTE MARTÍN ⇒ La mujer está castrada en el mundo; existe un machismo latente que si queremos, lo vemos. No creo que el flamenco sea un ámbito especialmente machista, lo que sí hay en él es menos diplomacia, socialmente es más transparente, y entonces si se ha de notar el machismo, se ve más.

SHANGAY ⇒ ¿Tú has vivido directamente ese machismo?
MAYTE MARTÍN ⇒ No, porque, por mi manera de ser, no me entretengo en lo negativo. Tengo claro mi camino, lo que me hace feliz, de quién quiero rodearme y de quién no. Siempre he ido a mi bola, dejándome llevar por mi corazón y mi intuición, sin prestar atención a distracciones.

Una vida de visibilidad, lo natural para ella

Una vida de visibilidad, lo natural para ella

SHANGAY ⇒ En un universo como el flamenco, que sentimos muy homófobo, eres un referente de visibilidad lésbica. ¿Nunca tuviste miedo a las posibles consecuencias?
MAYTE MARTÍN ⇒ El miedo lo he tenido siempre a lo contrario, a no vivir mi homosexualidad con naturalidad. Nunca he entendido cuando la gente me dice que he sido muy valiente; para mí hace falta valor para vivir en contra de tu naturaleza, tus principios y tu verdad. Eso nunca habría sido capaz de hacerlo.

SHANGAY ⇒ ¿Por qué seguimos teniendo tan pocas artistas abiertamente lesbianas en nuestro país?
MAYTE MARTÍN ⇒ Porque les da más miedo lo de fuera que lo de dentro. A mí me daría miedo meterme en la cama y sentir que no he sido honesta y consecuente con lo que siento y con mis principios. Otras sienten miedo a la no aceptación ajena, prefieren actuar como los demás esperan de ellas… Yo nunca podría hacer eso.

«He sido aceptada por mucha gente que podía parecer homófoba porque me he mostrado como soy»

SHANGAY ⇒ ¿Has tenido críticas o experiencias negativas alimentadas por homofobia?
MAYTE MARTÍN ⇒ A nivel profesional no, a nivel personal sí he tenido alguna experiencia muy dura. Como tener que salir huyendo de un parque en el que paseaba con mi novia porque empezaron a perseguirnos unos skinheads. Pasé mucho miedo, pero ni vivencias así me han frenado. Hay que luchar contra lo injusto, y eso no se consigue si te escondes. La mejor arma contra la homofobia es la visibilidad en nuestro día a día. Creo más en la visibilidad cotidiana que en la de las carrozas en el día del Orgullo. A la gente le incomoda lo que desconoce, así que tenemos que hacer que nos conozcan. Creo firmemente en el poder de la naturalidad, y a lo largo de mi vida he sido aceptada por mucha gente que de primeras podía parecer homófoba porque me he mostrado como soy; he logrado dar con esa tecla que todos tenemos dentro que, si la encuentras y la pulsas, puedes darle la vuelta a todo.

SHANGAY ⇒ ¿Confías en ver cada vez a más artistas abiertamente homosexuales en el flamenco?
MAYTE MARTÍN ⇒ Sí, sería muy conveniente, sobre todo para su felicidad. Yo nunca tuve que salir del armario, porque nunca he estado en él. Cuando el público empezó a conocerme como artista, supo a la vez que era lesbiana, y miraba a mi alrededor y no veía a nadie con la valentía de visibilizarse. Esto es más fácil hacerlo cuando alguien ha quitado ya las piedras del camino…

FOTOS: ISABEL CAMPS

MAYTE MARTÍN ACTÚA EL 21 DE AGOSTO EN PAMPLONA EN EL FESTIVAL FLAMENCO ON FIRE. PRESENTA EL ESPECTÁCULO TEMPO RUBATO ACOMPAÑADA POR LA BAILAORA BELÉN MAYA.
MÁS INFORMACIÓN EN WWW.FLAMENCOONFIRE.ORG

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