«Llegó un día en que yo no podía respirar. Era una sensación realmente asfixiante. No se puede pretender ser la persona que no eres en realidad, pero eran los años 90, Chueca no era lo que es ahora, la sociedad de entonces no era la de hoy, y además…, además yo trabajaba en el ámbito del fútbol y del periodismo deportivo.
Aunque resulte incomprensible al iniciar la tercera década del siglo XXI, son dos sectores que parecen seguir instalados en la Edad Media, y la homosexualidad era entonces y sigue siendo hoy un tema tabú. No existe. No se habla. No se menciona. Don’t ask, don’t tell. Yo tenía 20 años y viajaba de campo a campo, y de gol a gol, con la radio.
Con mi familia directa y con mis amigos de verdad ya había dado el paso hacía muchos años. Pero el Juan Antonio Alcalá ‘periodista-deportivo-de-radio’ seguía encerrado en un armario bajo mil millones de llaves. A fin de cuentas, yo veía cómo a Michel y a Guti (dos estrellas del Real Madrid de aquellos años) les insultaban al grito de “maricón, maricón” en todos los estadios de España… y nadie decía ni hacía nada. Era lo normal, los códigos del fútbol, “esto es un deporte de machotes”, decían todos, y esa falta de referentes me mantenía muy dentro de ese armario.
«La falta de referentes en el fútbol me mantenía muy dentro del armario»
Mil veces, formando parte de aquella exitosa redacción de El larguero que hizo historia –positiva– para la cadena SER, intenté entrar al despacho de mis jefes para contarles que había una explicación para mi sensibilidad describiendo paisajes y emociones. Que había algo que me hacía diferente a mis compañeros. Que una parte de mí que necesitaba salir afuera. Pero nunca me atreví. Los años 90.
Cuando la manifestación del Orgullo LGTBI de Madrid pasaba por la Gran Vía, algunos compañeros de redacción gritaban desde las ventanas de la octava planta “¡maricones, maricones!”. Unos gritaban y otros les reían las gracias. Yo estaba preparando el programa de la medianoche y me iba de la redacción para no presenciar aquello y para llorar sin que nadie me viera. A las doce de la noche presentaba el programa en un estado anímico bajísimo, y ponía tímidamente en antena Ni tú ni nadie como contribución a la causa. Han pasado más de veinte años, y duele recordarlo.
Yo ya no me escondo de nada ni de nadie. Fue un proceso que llevó su tiempo, quizá demasiado, pero fue mi proceso y mi tiempo. Ojalá hubiese tenido la posibilidad de hacerlo antes, o la sociedad me lo hubiese puesto más fácil. Hoy les doy las gracias a los compañeros del diario El Mundo y de la revista Shangay por su ayuda.
«Ya no me escondo de nada ni de nadie. Fue un proceso que llevó su tiempo, quizá demasiado, pero fue mi proceso y mi tiempo»
Celebro vivir en uno de los países más respetuosos del mundo con el colectivo LGTBI, y la pasión por la radio y mi compromiso firme con la diversidad son, quizá, los dos pilares de mi vida. Intento olvidar los años de plomo. Estoy muy agradecido a mi empresa y a mis compañeros. Pero sigo sin entender por qué el universo del fútbol sigue siendo un mundo aparte, y a veces me pregunto si habrá algún periodista de 20 años que esté sintiendo hoy lo que yo sentí entonces…».
Juan Antonio Alcalá es redactor de deportes de la cadena COPE, y miembro del equipo de El Partidazo.