Federico Armenteros es el presidente de la Fundación 26 de diciembre, que vela por el bienestar de nuestros mayores LGTB, desgraciadamente muy invisibilizados, y que sufren con especial crudeza esta cuarentena del coronavirus, dado que su soledad se vuelve aún más dura.
Todo el equipo (dieciséis personas) y los voluntarios de la Fundación 26 de diciembre se están volcando para ayudar a esos mayores necesitados que no tienen recursos ni familia, y la suya es una labor que también merece ser reconocida en estos tiempos de pandemia. Cada vez queda menos para que la fundación vea hecho realidad uno de sus proyectos más largamente soñados, una residencia en Madrid –primera en España– para personas mayores LGTB. Y confían en que tampoco tarde en llegar un centro de día (“el ayuntamiento tiene que abrir un centro municipal de mayores LGTB, la ley les obliga, y ya lo estamos acariciando”), para contribuir a que todas esas personas, solas y en condiciones en ocasiones precarias, tengan mayores alicientes para seguir disfrutando su vida.
No resulta fácil hablar con Federico Armenteros porque su teléfono echa humo. Está muy pendiente de tantas personas mayores LGTB que ahora mismo necesitan más que nunca no solo recursos básicos para su vida diaria (“cualquier donativo ahora mismo es muy agradecido para personas que están en situaciones lamentables”), también palabras de aliento, ideas para que los días no se les hagan eternos; y sentir, sobre todo, que no están solas. Federico, al que ni la cuarentena amedrenta, vive estos momentos cargado de un positivismo que resulta contagioso.
[Foto de apertura del reportaje: Chelo García]
SHANGAY ⇒ ¿Te da la sensación de que la fundación es más necesaria que nunca en momentos como el que estamos viviendo?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ Sí. Porque estamos dando un servicio que antes no existía, o que no era visible. Las personas a las que llevamos comida, o llamamos por teléfono, te lo agradecen muchísimo, lloran de emoción (y nosotros con ellos)…, porque sienten que pertenecen a una comunidad en la que se preocupan por ellos en los momentos más jodidos. Agradecen tener a quien recurrir, que es lo único que podemos hacer ahora.
SHANGAY ⇒ Qué duro suena cuando haces que nos paremos a pensarlo…
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ Es muy duro, sí. Pero también nos emocionamos mucho, como cuando nos regalan mascarillas, o restaurantes nos dan comida para distribuir… Es una alegría salir para poder llevar a las personas que lo necesitan esas ayudas a domicilio. Los saludamos en las puertas de sus casas, con distancia para no ponerles en riesgo… Y en cuanto tengamos el material necesario para hacerlo con seguridad, iremos a desinfectarles las casas también. Estamos todo el rato usando la imaginación, para que ellos se queden tranquilos, y nosotros también, porque somos una fundación de acción.
Desde el patronato queremos también ofrecer a la Comunidad de Madrid nuestra sede en Lavapiés para ver si pueden utilizar ese espacio para enfermos de coronavirus en cuarentena, por ejemplo, para que sea útil. Y así demostrar a la sociedad que, aunque se nos ha despreciado siempre, y se nos ha calificado de enfermos y peligrosos, somos tan solidarios como cualquiera.
«Solo en Madrid hay 70.000 personas LGTBI mayores de 80 años que están solas»
SHANGAY ⇒ Los Javis acaban de realizar una donación, ¿verdad?
FEDERCO ARMENTEROS ⇒ Sí, y nos han dicho que todo lo que necesitemos, mascarillas, guantes y demás, nos lo pagan, que se ofrecen a hacerse cargo de cualquier gasto derivado de esta crisis. Ya han colaborado en el pasado con nosotros. Se ofrecieron a comprar los regalos de Reyes para nuestros mayores, pero yo les dije que mejor pagaran roscones y un catering, para disfrutarlo todos juntos [risas]. También le han pagado la dentadura a una mujer trans que tenemos tutelada y que está muy malita.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué pensamos tan poco en la soledad de nuestros mayores LGTBI?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ Porque en la vida diaria los tenemos muy olvidados. Se habla mucho ahora de la soledad no deseada, pero no se sabe que solo en Madrid hay 70.000 personas LGTBI mayores de 80 años que están solas. Nuestra labor es ir buscándoles, porque no van a los servicios sociales, no se les ve, porque actúan como fueron educados: “Me escondo como las ratas, que nadie sepa que estoy y que no se me note”. Por eso es tan importante nuestra especialización, hemos dado luz y visibilidad a algo que nadie veía. Y yo no quiero ningún reconocimiento por ello, ni que me pongan en un altar cuando me muera; a mí lo que me llena es ver a esas personas felices.
“Somos una fundación de acción”
SHANGAY ⇒ ¿Qué pueden hacer los jóvenes LGTB por sus mayores?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ No quisiera hablar de los jóvenes en general, porque muchos ya están ayudando. Los que están más sensibilizados están haciendo cosas con la fundación. Pero sí pediría que se informasen más de lo que ha sido nuestra historia, porque a la mayoría ni les va ni les viene. Ese desconocimiento te merma a la hora de tener criterio o de intentar cambiar las cosas. Hay que dar cabida a la ‘intergeneracionalidad’ para valorarnos de verdad como colectivo. Cuando tengamos abierta la residencia intentaremos tender puentes, con esos jóvenes que quieren ser voluntarios y preocuparse de sus mayores. Pero yo no estoy de acuerdo con el concepto “apadrina a un mayor”, prefiero la idea de “acompaña a un mayor”.
SHANGAY ⇒ Con la ayuda de psicólogos, ¿vais viendo que es posible resetear, en cierto modo, la mente de esos mayores que viven bloqueados por todo lo sufrido en el pasado?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ Es complicado, porque es un proceso con un recorrido muy largo. Resetear hace mucho daño, porque les levantas la piel. Hay que ir más por el lado de la emoción y la educación, mientras les acompañan los psicólogos y el resto de nuestro equipo multidisciplinar, que no abandona en ningún momento a las personas a las que ayudamos.
«Hay que dar cabida a la ‘intergeneracionalidad’ para valorarnos de verdad como colectivo»
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo esperáis que abra la residencia de Villaverde?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ La idea es que esté en diciembre, si todas las cuestiones burocráticas no lo impiden. Ya está casi preparada: estamos eligiendo el mobiliario, los colores, ya tenemos el presupuesto de la cocina… Va a ser muy bonita, con mucho color; cada planta (son cinco) estará pintada con un color de la bandera LGTB…, salvo el rojo, porque sería muy agresivo [risas]. Y la fachada está pintada de blanco y violeta, que son nuestros colores corporativos.
SHANGAY ⇒ ¿Cuántas personas podrán vivir allí?
FEDERICO ARMENTEROS ⇒ Hay sesenta y dos plazas para la residencia, quince para el centro de día, y cinco para paliativos. Tendremos también un espacio del recuerdo para los fallecidos. Y ya tenemos cenizas de algunos mayores LGTB de cuyos restos no se hizo cargo nadie, para que estén allí con nosotros. Para que siempre se les recuerde. Las personas deben ser conscientes de que en esta sociedad hay muchos mayores LGTB, y no debemos olvidarnos de ellos.
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