2020 ha sido el gran año de Pol Granch en cuanto a objetivos artísticos logrados. También se ha tenido que enfrentar a situaciones incómodas que le han recordado que en el camino no va a ser todo fácil, y que, en ocasiones, las redes sociales resultan traicioneras. A ello llegaremos.
Cierto es que Pol Granch, ante todo, comparte la felicidad por haber publicado su primer álbum, Tengo que calmarme. Y termina el año en pleno rodaje de la cuarta temporada de la serie Élite, que supone su debut como actor. Publicó su álbum en plena explosión de la pandemia, y asegura que no le agobió esa complicada coincidencia. “El confinamiento me dio para pensar mucho y situarme mejor”. Como es hiperactivo, sorprende lo que dice, aunque claro, tiene sentido que diga que fue sacar el disco y ponerse a pensar en el siguiente. “Eso es a lo que más vueltas he dado: ¿Qué será lo siguiente que saco y cómo?”.
En plena cuarentena recibió la oferta de incorporarse a Élite. “Mi mánager, de broma, llevaba tiempo diciéndome que pegaría en Élite. Ahora le llamo ‘la videnta”. Solo había visto algún capítulo de la primera temporada, porque en ella sale su amigo Itzan Escamilla –se conocieron estudiando interpretación con Cristina Rota–, y ahora comparten rodaje. ¿Se siente un intruso cuando llega al plató? “Los primeros días, totalmente”, confiesa. “Ahora, poco a poco, me voy considerando de la familia. Pero fue como llegar a un colegio nuevo”. Aunque en su momento solo estudió interpretación un año, con este máster acelerado que está siendo el rodaje le ha cogido el gustillo. “Engancha mucho. Porque, a la vez que me da miedo, me obligo a hacerlo lo mejor posible, y esa sensación me flipa”.
Viendo que es puro nervio, tiene todo el sentido que haya titulado su álbum de debut Tengo que calmarme, en el cual ha volcado muchísimas influencias, aunque nos dice que sería incapaz de enunciarlas porque fueron surgiendo de manera inconsciente. “Mi principal premisa era hacer un disco lo más variado posible, huyo de cualquier posibilidad de encasillamiento”, asegura. “Con los productores fui haciendo lo que me pedía el cuerpo cada día, y ese mash-up final es mi disco”.
Le obsesiona, por la manera en que habla del tema, huir de los estereotipos, y no solo musicales. “Desde luego, si un día quiero hacer algo de reguetón, techno o house, lo haré”. Y esas ganas de mostrarse camaleónico las aplica también a su imagen. “Me encanta exagerarme y disfrazarme; enseguida me aburro de verme de una determinada manera”.
Por eso le atrajo tanto la idea de coquetear, en el reportaje fotográfico que acompaña esta entrevista, con una ambigüedad que hasta ahora solo había explorado esporádicamente. “Cuanta más atrevida sea una propuesta, más me atrae”, afirma. Y cuando prueba nuevas cosas que (le) pueden descolocar, no busca de primeras provocar, sino divertirse. “Busco cambiar constantemente, simplemente porque me lo pide el cuerpo. Pero me he dado cuenta de que hay gente a la que eso le molesta, y me lo hace saber. Ahora sí noto que me sale la vena de provocar; que no te gusto, pues dímelo a la cara”.
Vaya si se lo dicen, porque su relación con las redes sociales en ocasiones se tensa, como cuando se plantó unas medias de rejilla en el vídeo de Chocolatito y descolocó a más de un retrógrado. “Estoy harto de los típicos machorros que solo saben de fútbol y coches, y que creen que así deben ser los hombres. No todo es blanco y negro, hay muchos colores intermedios”.
También hay muchas sombras de ojo posibles, y Pol se ha enamorado del maquillaje gracias a esta experiencia. Porque ha descubierto un nuevo camino para seguir la ambigüedad que tanto le atrae. “No hay ninguna premisa en mi cuerpo que me evite jugar con ella. Tengo muy claro quién soy, pero a la vez me gusta romper, e incluso que la gente se pregunte cosas. Creo que así puedo ayudar a que se normalicen ciertas maneras de actuar que, por increíble que parezca, aún no lo están”.
Y si le critican, que le critiquen. “Cuando me metí en la música deseaba pasar desapercibido; no quería hacer nada para tener haters… Pues tengo un montonazo, y me estoy acostumbrando. Incluso me dan fuerza, a pesar de que no lees cosas agradables viniendo de ellos, flipo con el odio que vuelcan”.
Uno de los momentos más complicados para Pol Granch en este 2020 llegó cuando se recuperaron tuits suyos, siendo adolescente, con mensajes fascistas, machistas y homófobos. “Era un niño, con poca personalidad”, dice. “Decía cosas que no sabía ni lo que significaban. ¡Es que ni me acordaba!”. ¿Pero era homófobo realmente? “Ni de coña. Otro día hablamos largo y tendido sobre lo que pienso. Pero a los trece años no tenía ni un dedo de frente; idolatraba a mi hermano y ya. Decía cosas sin sentido”.
Sí quiso, una vez se hicieron públicos esos tuits y se desató la polémica, disculparse. “Es que me escribió incluso un profesor para decirme que hasta ese día le gustaba mi música, pero que iba a decirle a sus alumnos lo que era, un facha de mierda. Sin ser yo eso para nada. Odio Twitter, pero abrí mi cuenta, que en realidad la lleva mi equipo, y escribí mi disculpa, necesitaba quedarme a gusto. Acto seguido, me la desinstalé”.
Quiere dejar claro algo: “No soy homófobo, todo lo contrario. Quien me conoce, lo sabe. Y me dolió que me lo llamaran”. Desde luego, habría resultado extraño que una persona abiertamente homófoba hubiese apostado por lucir medias de rejilla en un vídeo y sacar a la luz su lado femenino; en su caso, el de Chocolatito. “Vivo rodeado de mujeres, las amo y me encanta vestirme así”, afirma. “Tengo una madre decoradora y pintora que es una estilista de puta madre, toda una artista. Toda la vida me he ido con ella a mercadillos y me he comprado ropa de chica, y también me pongo ropa suya. Ella ha sido siempre la primera en animarme a vestir así, y me metió desde pequeño en la cabeza esa idea de libertad”.
Curiosamente, lo que valora poco es su ‘factor X’. Porque recordemos que fue el ganador de la edición 2018 del talent show. “Gracias a esa oportunidad estoy aquí”, explica. “Pero no me gusta hablar de si tienes o no el ‘factor X’. Es algo que me ha llegado a rayar”. Disfrutó la experiencia, ganó el concurso y pasó página. Por eso está ya ilusionado con el single que se viene. “Estoy como un niño abriendo los regalos de Reyes”. Pues ni así se calma. “Pensaba que pasaría al sacar mi primer disco pero ¡qué va! Me calmaré cuando mi cuerpo lo decida…”.
FOTOS: CARLOS VILLAREJO
REALIZACIÓN: ROBERTO S. MIGUEL
ESTILISMO: JUAN ANTONIO FRÍAS
MAQUILLAJE Y PELO: CARMEN DE JUAN PARA CHANEL
ayte. de foto: MARÍA MEDINA