Miley Cyrus y Dolly Parton (como las drag queens), censuradas en Estados Unidos

Un colegio de Wisconsin prohíbe la canción 'Rainbowland', de Miley Cyrus y Dolly Parton, para "proteger" a la infancia estadounidense.

Miley Cyrus y Dolly Parton (como las drag queens), censuradas en Estados Unidos
David Pallarés

David Pallarés

Con siete años vi a Madonna besarse con Britney Spears en la tele y desde entonces mi vida cambió.

3 abril, 2023
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Madurar es aprender dos cosas: que los derechos adquiridos se pueden perder y que Estados Unidos no es tan guay como parece. En los últimos días, Miley Cyrus ha estado en boca de todos por algo muy distinto a su rotundo éxito con Flowers.

Y es que un colegio de Wisconsin ha prohibido la canción Rainbowland que la artista tiene con su tía Dolly Parton en el álbum Younger Now por ser, según el centro, demasiado controvertida.

“¿No sería bueno vivir en el paraíso? Donde somos libres de ser exactamente quienes somos”. Es una de las frases de la canción Rainbowland, un dúo de Miley Cyrus y Dolly Parton que apoya abiertamente al colectivo LGTBIQ+, y que unos niños del centro querían cantar en el concierto de primavera.

Miley Cyrus Dolly Parton Shangay

Cuando la junta directiva se enteró de esta decisión, obligaron a su profesora a prohibir la actuación por ser «poco adecuada para los niños«.

La polémica llega justo en un momento en el que EE UU está en el punto de mira, especialmente después de que varios estados hayan aprobado políticas que atentan directamente contra la libertad del colectivo.

Desde hace unos meses, el Partido republicano ha entrado en guerra contra las drag queens, y quiere volver a meterlas en los locales de ambiente nocturnos. Se han presentado ya más de una treintena de propuestas de ley para prohibir sus espectáculos y, sobre todo, alejarlas de los niños.

En el estado de Ohio, un grupo neonazi se manifestó a las puertas de un colegio donde una drag estaba haciendo un cuentacuentos con unos escolares. También lo hicieron en Maryland al grito de “pervertidos”, acusaciones de adoctrinamiento infantil y armas de fuego amenazantes.

Florida y Tennessee han sido los primeros estados en llevar a cabo estas políticas. A partir de ahora, ninguna drag podrá actuar al aire libre, ni con niños delante. De hecho, se podrá enviar a los servicios sociales a investigar a los padres que lleven a sus hijos a ver estos espectáculos y multar a las artistas con sanciones de más de 2.000 dólares y hasta un año de cárcel.

Todo esto mientras los ataques contra el colectivo LGTBIQ+ siguen creciendo, con más de 140 agresiones y amenazas en 47 estados. Incluida la ocurrida el pasado año en Oklahoma, donde un hombre lanzó un cóctel molotov contra una tienda de donuts en la que estaba actuando una drag.

Prohibir Rainbowland no es tan solo un gesto, es toda una declaración de intenciones y un ejemplo de lo que está pasando. Mientras las drag queens comienzan a salir de los clubs para llenar las calles de glitter y fantasía, las asociaciones de padres las acusan de atacar a sus hijos en los colegios. Colegios que siguen sufriendo tiroteos como el ocurrido la semana pasada en Nashville, en el que murieron tres niños. Parece que, para muchos, los tacones y las pelucas siguen siendo más peligrosos que los rifles de asalto.

Madonna ha anunciado nuevas fechas de su próxima gira en Tennessee para reivindicar estos espectáculos y dar un golpe en la mesa. Lo hará con Bob the Drag Queen, una de las míticas ganadoras de RuPaul’s Drag Race, que la acompañará en el resto de shows. En palabras de la propia Madonna, “estas supuestas leyes para proteger a nuestros niños son infundadas y patéticas”.

Pocas son las protestas frente a la oleada de delitos de odio que siguen golpeando al colectivo. Masacres como la del pasado noviembre en el Club Q de Colorado, que dejó 5 muertos y 18 heridos, nos recuerdan por qué hay que seguir luchando por nuestros derechos. Por muy conseguidos que parezcan estar.

El drag es una forma de expresarse y también de reivindicar. Nadie es adoctrinado por ver a Supremme de Luxe hacer un playback, y mucho menos ningún niño está en peligro por querer bailar como RuPaul, pero sí corren el riesgo de sufrir en el patio de colegio las agresiones homófobas de sus compañeros, respaldados por los grupos extremistas y las propias instituciones.

Se empieza prohibiendo una canción de Miley Cyrus y los shows drags, y se termina volviendo a encerrar en los armarios a toda la gente queer que tanto ha luchado para vivir en libertad y sin miedo de expresarse tal y como son.

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