Saioa Hernández rinde homenaje a La Callas en el Teatro Real: "Diva y público LGTBI van unidos; nos gusta mucho el mundo diva"

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Riccardo Chailly la eligió en 2018 para inaugurar la temporada de La Scala de Milán. En ese momento, Saioa Hernández se convirtió en la primera soprano española en levantar el telón de ese templo lírico mundial. Tenores como Plácido Domingo y José Carreras, o la mezzo Teresa Berganza ya lo habían hecho, pero Saioa fue la primera soprano.

Quedamos con ella en el Teatro Real, otro referente lírico internacional, cuando cerraba la temporada con Turandot. Volverá en septiembre para abrir la nueva, como en La Scala, con Medea, una función que está dedicada a Maria Callas. Será el pistoletazo de salida de una variadísima temporada que también cerrará ella, el próximo, mes de julio con Madama Butterfly.

“Estoy muy contenta porque se acercan muchos compromisos con el Teatro Real. Es un lujo poder cantar tanto en mi ciudad”, nos dice nuestra diva de portada, que protagonizará dos óperas radicalmente diferentes: “La temporada que viene es ecléctica, aúna todo y hay para todos los gustos. Eso es lo bueno, que se pueda llegar a todo tipo de públicos en una sola temporada, y con títulos tan jugosos como los que vienen. Yo estoy en la Medea de apertura y cierro con la Butterfly”.

Medea y Cio-Cio-San (protagonista de Madama Butterfly)son dos mujeres muy diferentes, “pero con una similitud, que es el destierro. Ambas se ven desterradas y desplazadas por su cultura y por su círculo. Para mí, lo importante de afrontar estos roles es siempre encontrar la empatía con ellos, intentar sentirte como se sentían ellas».

La nueva programación –que ella inaugura y cierra– incluye desde estrenos mundiales (La regenta) hasta óperas míticas de repertorio (Rigoletto, Carmen), pasando por joyas del Barroco (Il retorno d’Ulisse in patria, Orlando, Dido and Aeneas) y también ‘rarezas’ (Halka, Pierrot Lunaire), zarzuela (Luisa Fernanda), operetas (El murciélago) y títulos como Los maestros cantores de Nuremberg o La voz humana. Es muy variada, como ella misma nos dijo al comenzar. Como variada es la vida de una soprano que afronta diferentes roles a lo largo del año por todo el planeta.

«¿Divas de la ópera y del pop? Al final es una vida entregada a tu vocación, pero digamos que el pop está más difundido…»

Reclamada por los mejores escenarios del mundo, Saioa disfruta mucho en este teatro, en el que se siente como en casa: “Aquí me encuentro con equipo maravilloso de personas que son cariñosas, entregadas, que trabajan con una pasión increíble y un respeto enorme por lo que hacen”, nos dice en esta larga entrevista que mantuvimos con ella en el Teatro Real. Allí hablamos de todo, y sin límites.

SHANGAY ⇒ Después de cerrar temporada en julio con Turandot, abres temporada con Medea y vuelves a cerrar temporada con la Butterfly, eres la chica de las aperturas y los cierres del Real…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ [risas] La verdad es que en los últimos años estoy muy contenta porque se acercan muchos compromisos con el Teatro Real. Es verdad que ya el año pasado también cerré temporada con Nabucco, y ahora con Turandot. En septiembre abrimos con Medea y volveremos a cerrar con Butterfly. Es un lujo poder cantar tanto en mi ciudad y estoy muy feliz de hacerlo.

SHANGAY ⇒ Y encima, con una Medea que es un homenaje a La Callas, que fue quien recuperó esta opera de Luigi Cherubini del olvido, y quien fue Medea en la película de Pasolini…
SAIOA HERNÁNDEZ⇒ ¡Eso es un plus de emoción! Y de responsabilidad, porque aunque es la versión original francesa [La Callas la recuperó en 1953 en La Scala de Milán en una versión italiana tras un largo periplo en el que la ópera conoció varias versiones en diferentes idiomas], El de Medea es un rol que impone muchísimo, y le tengo muchísimas ganas

SHANGAY ⇒ De mito en mito: nada más y nada menos que La Caballé, dijo de ti: “la diva de nuestro siglo”. Esa corona debe de pesar lo suyo…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ La corona de Caballé pesa [risas] y mucho. Pero es un peso que es una gran alegría, y conlleva responsabilidad muy grande. Yo lo llevo con mucho cariño, porque las palabras que ella me dijo fueron también con mucho cariño por su parte, y así lo siento yo.

«La nueva temporada del Real aúna todo; eso es lo bueno, que se pueda llegar a todo tipo de públicos con títulos tan jugosos»

SHANGAY ⇒ Vamos de divas, La Callas, La Caballé… Las divas y el mundo LGTBI son un matrimonio indisoluble a lo largo de los siglos.
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Son dos conceptos, el de diva y el de público LGTBI, que van sin duda unidos. Creo que es verdad que es algo indisoluble. Nos gusta mucho el mundo diva a las sopranos, el mundo glamour. Creo que una cantante de ópera lo tiene que llevar con estilo, y con naturalidad, traído al siglo XXI. Con alegría y siempre con los pies en el suelo.

SHANGAY ⇒ ¿Qué tiene la ópera que nos vuelve locos?
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Creo que la inmediatez, lo ‘real’ de estar ahí, en ese momento en el que se está creando algo que dura lo que dura esa ópera. No se puede repetir. Es un arte que se crea en ese momento, y que cuando lo volvamos a ver al día siguiente ya no es igual.

SHANGAY ⇒ ¿Y qué tiene el Teatro Real que vuelve locos a todos los cantantes del mundo desde hace unos años, pues todos me aseguran que les encanta cantar aquí y quieren volver sin parar?
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ No es solo por su ubicación, pues Madrid es una ciudad que apasiona a todo el mundo, con una luz increíble y a todo el mundo le gusta venir aquí. Sobre todo, lo que tiene el Teatro Real es un equipo maravilloso de personas que son cariñosas, entregadas, trabajan con una pasión increíble y un respeto enorme por lo que hacen. Y con una profesionalidad inmensa.

SHANGAY ⇒ Abres y cierras programación con dos títulos de estilo radicalmente diferentes. Tú, como artista, ¿cómo definirías la temporada que viene? En Shangay la hemos calificado como “una temporada gourmet”…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Ecléctica: aúna todo, y hay para todos los gustos y públicos. Eso es lo bueno, que se pueda llegar a todo tipo de públicos en una sola temporada, y con títulos tan jugosos como los que vienen.

SHANGAY ⇒ Butterfly y Medea no tienen nada que ver, ni por el tipo de música ni por el personaje. ¿Cómo afronta una soprano esos roles tan diferentes?
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Sí, son muy diferentes, pero con una similitud, que es el destierro. Medea se ve desterrada y desplazada por su cultura y por su círculo, Cio-Cio-San también. Por supuesto que son historias muy diferentes. Pero yo creo –y para mí es lo importante de afrontar estos roles– es siempre intentar encontrar algo de ti mismo en ellos; la empatía con ellos. Intentar sentirte como se sentían ellas. Cuando me preguntan qué rol me gusta más, siempre digo que el que estoy interpretando en ese momento. Suena tópico, pero es con el que te sientes súper identificado. En ese momento estás como en una burbuja. Si estás con Turandot, todo el mundo te está hablando de ella, el director de escena, el maestro… Al final, estás escarbando y escarbando en esos sentimientos, en ese personaje, y llegas identificarte con él. De algún modo te posee durante ese periodo.

«Hay mucho público joven que lleva muchos años viajando para ver ópera, y que sabe mucho. Esto es porque hay una gran pasión»

SHANGAY ⇒ Divas de la ópera y divas del pop: similitudes y diferencias…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ [risas] Creo que las similitudes son que, al final, es una vida entregada a lo que haces, a tu vocación. Y también que el concepto ‘diva’ te lo da el público, que es el que decide quién es una diva y quién no lo es. Luego ya, cómo lo lleves tú ya es decisión tuya. ¿Las diferencias? Digamos que el pop llega un poco a todo el mundo, está más difundido, y lo que nos falta un poco en la ópera es eso: una difusión más amplia.

SHANGAY ⇒ ¿Al público joven, quizá?
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ El público joven está en la ópera. Para mí, sin duda. Yo lo incluyo siempre porque vivo la ópera entre los jóvenes. Sé que hay mucho público joven que no es tan nuevo ya, porque lleva muchos años viajando para ver ópera, y que sabe mucho. No sabes lo que me sorprende ver cuánto hay y tan cultivado. Esto es porque hay una gran pasión y es simplemente eso: igual que sigues a un cantante pop, pues seguir la ópera en el teatro de tu ciudad. ¡Pero a mí también me gusta Beyoncé! [gran carcajada]

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Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández en el Teatro Real [Foto: Salva Musté] Saioa Hernández como Turandot [Foto: Javier del Real] Saioa Hernández como Turandot [Foto: Javier del Real] Portada de Shangay de Agosto con Saioa Hernández en el Teatro Real

SHANGAY ⇒ El fenómeno diva debería, en cierta manera recuperarse, porque tiene una connotación peyorativa, pero en realidad está muy ligado a la ópera…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Yo también lo creo. No es sinónimo de tiranía, sino de profesionalidad. Insisto, de tener los pies en el suelo. Pero lo que hay que mantener, y lo bonito del concepto diva, creo que es el fomentar un poco ese misterio que conlleva, que es lo que genera el gusto por la diva: no se puede mostrar todo. Es verdad que hay que ser natural. Intentar hacerlo siempre muy bien, en el escenario y fuera, y seguir perfeccionándote para el público. Eso es lo principal. Pero el público no puede saber todo de ti. Hay que generar ese misterio para que quieran saber más. Esto es bonito. Y esto es lo que entraña un poco el fenómeno diva.

SHANGAY ⇒ Eres madrileña de pro y te encanta tu ciudad, pero al final una soprano, entre el mes de ensayo y las funciones, está mucho tiempo fuera de casa. La vida de la cantante de ópera es muy dura…
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Muy dura y muy sacrificada. Hay que sacrificar mucho, y esto hay que recalcarlo siempre, porque lo que se ve desde fuera es muy bonito. Es verdad que somos unos privilegiados por poder dedicarnos a algo como esto: a crear arte, a crear algo. Además, hacerlo en equipo, porque la ópera es eso, un equipo. El otro día lo hablaba con el maestro Luisotti [principal director musical invitado de la casa], “qué afortunados somos de poder hacer música juntos”. Además, es que él me encanta, estoy maravillada con él desde que nos conocimos en Un ballo in maschera, aquí en el Real. Me siento muy identificada con ese modo de vivir la ópera, de sentir este arte. Es un privilegio. Pero sí, es muy sacrificado y, además, estás siempre en el foco, en el punto de mira de cada representación que haces. Como ya te he dicho, cada función es efímera, entonces tienes ese momento para hacerlo de un determinado modo. Y puede salir así, como quieres que salga, pero también puede salir de otra forma. Es andar siempre en la cuerda floja. Es, al final, un trabajo como el de un atleta.

«Estudié Derecho, hice oposiciones para el Ejército del Aire, después estuve dos años en un convento. Estudie Magisterio y Educación Musical, luego Teología… Hasta que decidí dedicarme a la ópera»

SHANGAY ⇒ Siempre se dice que las carreras de hoy son más cortas que las de los grandes mitos porque, sometidos a las exigencias del mercado y las discográficas, se ‘queman’ antes. Es por ello por lo que no tienen unas carreras tan largas como las de una Caballé, un Plácido, un Pavarotti, una Schwarzkopf… que afrontaron, además, todo tipo de repertorio.
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒iega con la cabeza] No creo que sea así… Es verdad también que empezaban mucho antes, mucho más jóvenes. Antes tampoco se podía viajar como se viaja ahora, que es muy fácil que te llamen a un jump-in [sustitución de última hora] y tú estés cantando un título aquí, y te llamen para hacer un papel de un día en la otra punta de Europa, o del mundo. Ahora es mucho más fácil hacerlo. Los tiempos se han acortado mucho. También los de descanso. Antes los cantantes exigían, y se les permitían. Ahora, no. Creo que no se puede tener todo. Si queremos más igualdad, obviamente vamos a renunciar a ciertas cosas. Si queremos ser divos como antes, cuando el cantante decía «yo exijo tres días de descanso entre función y función». Hoy en día, un cantante se tira por el suelo, canta debajo del agua, metido dentro del agua, colgado de un arnés… Antes eso era impensable. No lo hacían, y es que no lo iban a hacer aunque se lo pidieran [risas]. Hoy en día se hacen unas cosas que exigen ciertas actitudes y compromisos por parte del artista. Además, las carreras empiezan más tarde. ¿Por qué? Pues porque uno está estudiando hasta entonces. Había gente que debutaba en Traviata con dieciocho años, y en grandes teatros. Duraban más, relativamente, porque empezaban antes. Pero hoy en día las carreras duran mucho también. Las hay cortas, ¡pero siempre las ha habido!

SHANGAY ⇒ En la historia de la ópera hemos pasado de la tiranía del maestro, los directores musicales, a la de los cantantes. Luego llegó la de los directores de escena.. ¿Llegaremos al equilibrio algún día?

SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ [risas] Yo creo que todo es cíclico, como en la vida, y seguiremos dando vueltas. Esperemos que sigamos dando vueltas, ¡y llegue del nuevo la del cantante! [carcajada]. No, en serio, creo que se tiende a buscar el equilibrio, lo que pasa es que esto depende mucho de la demanda del público, de lo que quieran los directores de los teatros, según cómo quieran enfocar sus temporadas. Hoy en día, un director de un teatro decide si piensa una temporada con una visión más de conjunto. Yo creo que eso antes (no lo sé, no estoy segura de esto que voy a decir) no era así y se programaba más por títulos. Ahora, un director de un teatro tiene que presentar una temporada que tenga un sentido. Y esto les obliga a tener que incluir cierto tipo de títulos que sean más desconocidos para el público. Y se necesita de otro tipo de puestas en escena, artistas. Y esto es así, pero tiene que haber cabida un poco para todo.

SHANGAY ⇒ Decías que ahora las carreras comienzan más tarde, y en tu caso es que la ópera no fue tu primera opción de vida. Ha habido varias vidas de Saioa. ¿Cómo fueron las anteriores?
SAIOA HERNÁNDEZ ⇒ Sí, ha sido un camino hasta encontrar cuál era mi vocación. Entre ese camino hubo muchas elecciones, no solo profesionales, sino de vida, personales. Y ha sido un camino de autodescubrimiento por el cual decidí pasar, porque lo decidí yo. Y eso es lo bueno y lo bonito. Además, en mi familia me han ayudado y apoyado siempre en todos estos cambios, tanto personales como profesionales. Desde que entré a estudiar Derecho, decidí presentarme a las oposiciones para el Ejército del Aire, después estuve en un convento un par de años. Luego salí y estudie Magisterio y Educación Musical, luego Teología… Hasta que decidí dedicarme a esto, que fue cuando pisé por primera vez un escenario e interpreté un personaje, de coro, pero fue allí cuando dije: “guau, ¡esto es lo que quiero hacer! Es lo que estaba buscando y es realmente lo que me llena”. Porque mi objetivo era ese, el de encontrar cuál sería mi trabajo que no resultara trabajoso [risas]. Pero no por vaguería, sino por encontrar eso que me llenara tanto, que fuera mi vocación, y que iba a convertirse en mi vida. Porque yo quiero que mi trabajo sea parte de mi vida. Poder hacerlo con todo el gusto del mundo. Mi objetivo era ese, encontrar mi vocación. Siempre me atrajo mucho la filosofía, la teología, todo lo espiritual. Y la ópera es muy espiritual. El arte lo es. El arte es una esa parte espiritual de la humanidad en la que creo que hay que seguir explorando. La humanidad no la puede perder, es algo en lo que habría que seguir indagando y experimentando. Tanto como público como quien tenga el talento y la vocación de artista. No hay que cerrarse al arte, sino tienes una vocación artística, explórala, desarróllala y dala al mundo. En la medida en la que pueda. Igual no tienes que dedicarte a eso, pero si tienes talento para dibujar, hazlo. Explora. Porque además te va a regalar algo que te va a hacer crecer.