El violinista y director malagueño Daniel Pinteño ama la música del siglo XVIII y la lleva a las mejores salas del mundo. En esta entrevista deja muy claro que hoy, en 2024, el Barroco suena más actual que nunca. Es su pasión, y por ello la (súper prestigiosa) formación que lidera se llama Concerto 1700. Es una música que hoy sigue fascinando.
Quedamos con él para que nos cuente qué tiene este periodo que engancha. “Hay que tener en cuenta que la música barroca que hoy escuchamos era la música contemporánea de su tiempo… Funciona, y muy bien, con el público actual porque tiene mucho en común con la música popular, pues se fundamenta en un bajo continuo, sobre el que se desarrolla armónicamente todo, que eso es algo muy relacionado con las músicas populares actuales, no solo el jazz sino también la música latina, salvando las diferencias. Eso hace que sean fáciles de escuchar, y también juega a nuestro favor”, nos dice rompiendo con todos estereotipos que se suelen asociar a la música ‘culta’.
«A los que tienen ‘miedo’ a esta música: ‘Les reto a que vengan a un concierto mío; si no les gusta, ¡voy a su casa y les toco!'»
SHANGAY ⇒ ¿El periodo barroco español es la mejor época de nuestra historia musical?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Eso es mucho decir, porque en el siglo XIX, que todavía está por descubrir, hay compositores maravillosos. Y en el siglo XX hay compositores espectaculares… No, simplemente, es uno de los más olvidados, aunque desde hace décadas esto ha ido cambiando. Pero, evidentemente, sí, el siglo XVIII está olvidado; y el siglo XIX está olvidadísimo. Está en un baúl.
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SHANGAY ⇒ El nombre de tu grupo es Concerto 1700. ¿Te limita mucho a la hora de elegir el repertorio o puedes salirte de ese siglo?
DANIEL PINTEÑO ⇒ No, no… En absoluto. Porque aparte de que es la música que más me gusta, no tengo problema. Y cuando hagamos música del siglo XIX, ¡pues Concerto 1800! [risas] No hay ningún problema.
SHANGAY ⇒ Hay grandes formaciones, en principio barrocas, que hacen incluso música del XX…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Quizá el siglo XX se me va un poco de madre… Pero sí que alguna vez he pensado en la primera mitad del siglo XIX, y darle una pequeña revisión a algún repertorio que hay por ahí y que me interesa.
SHANGAY ⇒ ¿Harías una ‘revisión’ al nombre también?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Podría ser gracioso, y no sería el primer grupo que lo hace en función de en qué momento está trabajando. Pero bueno, en principio no lo cambiaría, aunque no lo descarto.
SHANGAY ⇒ Bromas aparte, debe de costar muchísimo trabajo sacar adelante un proyecto así…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Sí, sí; es tedioso. Bueno, es básicamente como cualquier persona que tiene un negocio propio. El que tiene un bar sabe lo que es: son 24 horas al día trabajando para ello, en diferentes aspectos. Al final, la parte más fácil, la más sencilla, es tocar. Pero hay una parte tremenda por detrás, soterrada, que no se ve: de producción, de contratación, de organización…
«Farinelli era la Madonna, la Shakira y la Rosalía de hoy; todo junto»
SHANGAY ⇒ Tu repertorio está centrado en unos años en que los reyes, la corte, no es que apoyaran esta música, es que además la disfrutaban de verdad, la gozaban. Para ellos, era beneficiosa, sanadora. ¿Nos hemos embrutecido?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Bueno, simplemente la música clásica ha pasado a otro nivel de preferencia dentro de nuestra sociedad. En aquel momento era un tipo de música que también te distinguía: tener al mejor castrado en tu corte, como era el caso de Farinelli, también te posicionaba como un rey potente en la esfera internacional. Hoy los reyes, creo, tienen otras preferencias, otros gustos. ¡También había reyes en aquella época a los que no les gustaba la música! A Carlos III no le gustaba tanto como a Carlos IV, por ejemplo, le gustaba más la caza. Cada uno tenía sus aficiones, pero sí que es verdad que en aquel momento los reyes disfrutaban teniendo música, rodeándose de músicos, que a veces hasta componían piezas para que ellos las tocaran.
SHANGAY ⇒ Lo disfrutaban de verdad, no era el Instagram de la época…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Tenemos el caso, por ejemplo, de Bárbara de Braganza, que fue una reina increíble, hiperempoderada. Ella e Isabel de Farnesio son las dos reinas más importantes del siglo XVIII. Evidentemente, en el XIX tenemos otra reina también muy importante en España. Pero esas dos sí que fueron cruciales para el devenir musical de nuestro país.
DANIEL PINTEÑO ⇒ Algo muy especial, y es esa leyenda del castrado, de la estrella. Bueno, también la mística que tienen los castrados que, gracias a Dios, se acabaron. Pero yo creo que es una cuestión más de la mística de la superestrella, del jovencito mutilado que hace una carrera fulgurante por toda Europa pasando por Londres y acaba en los Madriles. Aunque, bueno, después se volvió a Italia con una buena colección de instrumentos.
SHANGAY ⇒ ¿Era la Madonna, la Rosalía o la Shakira de hoy?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Absolutamente, todo eso junto. Era la persona que no solamente cantaba como los ángeles sino que, además, era un empresario… ¿Las mujeres facturan hoy? Los castrados también facturaban. Farinelli dirigió el Teatro del Buen Retiro de Madrid, manejaba la vida musical del siglo XVIII.
«En el Barroco era normal el travestismo; en ‘Las amazonas de España’ todo son mujeres interpretando papeles masculinos’
SHANGAY ⇒ Con sus plumas, el mayor Drag Race del momento…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Farinelli y sus plumas son un tema recurrente. Podría ser, perfectamente, un RuPaul’s Drag Race barroco. También, para nosotros, porque la película [dirigida por Gérard Corbiau en 1994] ha creado una imagen, una perspectiva de él, que no sabemos si era así. Tenía amantes, muchas amantes, era un personaje muy deseado en la corte madrileña. De hecho, sabemos que con alguna soprano tuvo sus más y sus menos. Sabemos que con Teresa Castellini, que era una soprano que él se encargó de traer, posiblemente tuvo algo más que una buena relación…
SHANGAY ⇒ ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Es decir, ¿el auge de los contratenores o el auge del Barroco?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Primero, el auge del Barroco, sin duda, porque en las primeras grabaciones antiguas que hay de [Nikolaus] Harnoncourt, de [Gustav] Leonhardt…, no había tantos contratenores. De hecho, muchas de las cantatas de Bach, en esas grabaciones de mitad del siglo XX, las cantan niños, que era, por otro lado, algo que se hacía en su momento.
SHANGAY ⇒ El Barroco, esa música de hace más de 300 años que conecta con el público de ahora mucho más que la música actual, creada hoy y para el público de hoy…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Bueno, para empezar, tenemos que tener en cuenta que la música barroca que hoy escuchamos era la música contemporánea de su tiempo…
SHANGAY ⇒ Sí, pero en aquellos años gustaba al público de la época, y sigue gustando hoy, trescientos años más tarde…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Volviendo a nuestros días, la música barroca funciona, y muy bien, con el público actual porque tienen algo en común, o tienen fronteras compartidas con con la música popular. Porque todo se fundamenta muchas veces en un bajo continuo, sobre el que se desarrolla armónicamente todo, como pasa con el jazz: hay un bajo, y sobre eso se desarrolla la idea. Hay una parte de ornamentación, de improvisación, que es algo muy relacionado con las músicas populares actuales, no solo el jazz sino también la música latina, salvando la diferencias. Pero que tiene algo en común que la hace muy fácil, de escuchar, y eso es juega a nuestro favor.
SHANGAY ⇒ ¿Y por qué no existe esa comunión entre la música clásica contemporánea y la audiencia masiva de hoy, como sí ocurría entonces?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Pues la verdad es que no lo sé, porque hay compositores que hacen cosas muy interesantes. En el siglo XX había una parte muy de experimentación, el que más experimentaba, el que iba más allá, era el más avanzado. Pero lo que escucho ahora en las salas me empieza a gustar más, quizá, que ese final del siglo XX. Aunque no soy la persona más indicada para hablar de música contemporánea, porque yo lo más contemporáneo que toco es de 1785…
SHANGAY ⇒ El Barroco es también un periodo que despierta pasiones en el mundo LGTBI, especialmente en el mundo gay… ¿Por qué crees que es así?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Sinceramente, no sé cuál es la razón. Sí sé que la sensibilidad que tiene el mundo LGTBI hacia la cultura, y no solo lo que conocemos como ‘alta cultura’ [pone voz engolada], es algo conocido. Y nosotros, encantados de que vengan a nuestros conciertos, que vean a nuestras divas, que disfruten con ellas… Les invitamos a que sigan viniendo.
SHANGAY ⇒ En esos años se rompieron con todas las etiquetas de género, todas las óperas barrocas están llenas de personajes travestidos… ¿Eran más modernos entonces de lo que lo somos ahora?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Era bastante habitual… De hecho, sin ir más lejos, hace poco en el Teatro Real vimos ese Aquiles en Esciros donde Aquiles está vestido de mujer durante toda la ópera. En muchos casos, como en Las amazonas de España, ópera que vamos a hacer en abril, todos los personajes estaban cantados por mujeres interpretando papeles masculinos. Nosotros también lo vamos a hacer así. Tengo a una mezzosoprano maravillosa, Natalie Pérez, que va a hacer de Aníbal, el general cartaginés. Tengo a un príncipe que va a ser Giulia Semenzato, una maravillosa soprano italiana. En aquella época no había tanto problema con el tema de travestir, aunque no iban por la calle travestidos.
«Me gusta muchísimo tocar en la sala de cámara del Auditorio Nacional, me parece perfecta para nuestra música»
SHANGAY ⇒ Muy pronto sacarás nuevo disco. El último, Amorosi Accenti, con obras de Scarlatti y con la magnífica soprano portuguesa Ana Vieira Leite, es una verdadera delicatessen musical. Son obras que el compositor creó para la corte española y siempre digo que es un disco para escuchar en bucle… Háblanos de él.
DANIEL PINTEÑO ⇒ Es un trabajo que nace tras un concierto, un proyecto con Ana Vieira Leite, una maravillosa soprano portuguesa, muy joven, que en su momento me recomendó un amigo, Eduardo Torrico, un periodista musical que ya falleció. Siempre me gusta ir conociendo nuevas voces, porque creo que enriquece, pues cada una tiene una personalidad diferente. Le propuse este repertorio porque estaba poco explorado. Ya se había hecho, no es estreno mundial, pero se toca poco, porque de Scarlatti se toca mucho su obra de tecla pero no tanto su obra vocal. Y, básicamente, nos juntamos, hicimos el programa… y a los pocos meses le propuse un pasito más: “¿Qué te parece si lo grabamos?”. Se animó, y lo hicimos en una iglesia fría y gélida en noviembre…
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es el escenario más fascinante en el que has tocado?
DANIEL PINTEÑO ⇒ ¿El que más me gusta o el más fascinante? A mí me gusta muchísimo la sala de cámara del Auditorio Nacional. Es de las salas en las que más me gusta tocar en Madrid. Me parece que es perfecta para lo que hacemos, suena todo ideal, y la verdad es que fantástica. Y uno de los sitios donde más me ha gustado tocar fue en Versalles, en la Capilla Real, porque tiene unas connotaciones… Allí se han forjado grandes músicos, grandes carreras. Versalles tiene mucho que decir.
SHANGAY ⇒ ¿Quizá los nuevos teatros pecan de fríos? ¿Se toca igual en ellos, suena igual la música allí que en estos otros templos?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Pues, mira, cuando uno va a la Ópera de Versalles, se da cuenta que hoy en día los teatros se han hecho más para la palabra que para la música. En los teatros actuales, los modernos, hay mucha tela y la acústica no suele ser agradable para tocar; suelen ser secos. En cambio Versalles, por ejemplo, es todo madera, es un teatro del siglo XVII. Hace unos años estuve tocando en Polonia, también en un teatro del XVIII, que es lo único quedó en pie en Varsovia tras la Segunda Guerra Mundial. Es un teatro histórico que se mantuvo intacto y es todo madera, no tiene nada de tela. Creo que lo que había antes producía otro tipo de acústica, y hoy los teatros se han pensado más para la palabra, para que se entienda el texto y no tanto para disfrutar la música.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es tu formato de concierto preferido?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Me gusta mucho la música de cámara: cuarteto, quinteto, trío… La música de cámara es donde se democratiza un poco toda la parte instrumental, donde hay un diálogo. Esto, sobre todo, tiene un auge a finales del siglo XVIII, que es cuando se intercambian opiniones entre instrumentos, cuando los compositores empiezan también a experimentar más con ellos y cuando no somos unos meros acompañantes, por ejemplo, de un cantante, sino que entre nosotros hablamos, dialogamos.
SHANGAY ⇒ ¿Proyectos?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Muy pronto, el 16 de febrero, en el FIAS, Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid, damos un concierto con Ana Vieira Leite, Deus est Omnia: Las arias alemanas de Händel. En marzo, vamos a ir a la Fundación Juan March a hacer un un programa relacionado con nuestro disco dedicado a Castel y su relación con Goya. Y lo que ya comenté: voy a dirigir la ópera Las amazonas de España en el Auditorio Nacional, en la sala sinfónica, el 21 de abril. Haremos esta ópera maravillosa, compuesta para la reina Isabel de Farnesio en 1720, con seis sopranos. Es un proyecto fascinante con el CNDM, y la primera vez que se interpreta completa la partitura que ha llegado nuestros días, que está un poco cercenada por avatares de la historia.
SHANGAY ⇒ Tienes dos frases para convencer a nuestros lectores para que vayan a un concierto tuyo…
DANIEL PINTEÑO ⇒ Les reto a que si vienen a un concierto mío y no les gusta… ¡voy a su casa y les toco!
SHANGAY ⇒ Este es un mundo de pasiones muy enfrentadas. ¿Qué es lo más surrealista que te ha pasado en un concierto?
DANIEL PINTEÑO ⇒ [Se lo piensa] Pasan tantas cosas…Que subiera una persona al escenario, entre movimiento y movimiento, para que le firmáramos un disco. Eso pasó en un sitio de España, no voy a decir dónde. Esa persona, por lo que parece, se tenía que ir, faltaba todavía una pieza para terminar el concierto, y él no podía esperar. Había quedado para cenar a las 9, o a las 10 [risas], y entre movimiento y movimiento, levantó la mano y dijo “quiero que me firméis el disco”. Subió y le firmamos el disco en aquel momento. El hombre se fue tranquilamente y no escuchó la última pieza del concierto.
«¿En momentos de tensión? Siempre mejor el silencio que una batería de semicorcheas…»
SHANGAY ⇒ ¿Un sueño?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Hacer más música escénica española. Es un sueño muy amplio, pero es que hay tanto por hacer. Hay tantas obras de Nebra, de Corselli, hay tantos compositores… Me apetece mucho hacer música escénica. Porque es muy divertida, también muy laboriosa, pero creo que tiene algo que la diferencia de la música escénica barroca de otros sitios europeos, la española está poco explotada.
SHANGAY ⇒ Volvamos al principio de la entrevista… ¿El mejor periodo de nuestra historia musical?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Yo ahí es que no lo puedo decir, porque entiendo que una persona que se dedica al siglo XIX me va a decir por supuesto que no. A mí es la que más me gusta, con lo que más disfruto. A partir de ahí, que cada uno saque sus propias conclusiones.
SHANGAY ⇒ En momentos de tensión, ¿qué es mejor, un silencio o una batería de semicorcheas?
DANIEL PINTEÑO ⇒ Para mí, lo mejor es el silencio, respirar, concentrarme y decirme cosas positivas, porque todos nos ponemos nerviosos alguna vez. Cuando subo un escenario me lo paso pipa, pero en proyectos complejos hay momentos de tensión, y es en esas situaciones cuando necesito parar unos segundos para enfocarme en lo que quiero hacer.
SHANGAY ⇒ ¿Y la batería semicorcheas para cuándo?
DANIEL PINTEÑO ⇒ La batería semicorcheas para cualquier momento: soy violinista, está dentro de mí de mi ADN. ¡Hay que tocar muchas semicorcheas siempre!