Cuando se estrenó en el desparecido Teatro Felipe en 1886 fue tal éxito que saltó a la cartelera del (también desaparecido) Teatro de Apolo, donde se convirtió en una obra clave del (nuevamente desparecido) ‘teatro por horas’. Todo lo que rodea al estreno de La Gran Vía ha desaparecido, menos esta obra maestra del género chico, y menos esa maravillosa calle de Madrid, cuya construcción sirvió como argumento de esta pequeña joya, que ahora se reenciende en el Teatro de La Zarzuela.
Esta ‘revista cómica-lírica, fantástico-callejera en un acto’, que así fue bautizada por sus creadores, nació con la idea que estuviese siempre viva, y de que fuera una sátira que fuese cambiando, actualizándose en el tiempo. Así ha sido hasta esta versión que el tenor Enrique Viana –no solo un enamorado de la zarzuela, sino un gran conocedor del género– nos ha regalado ahora en esta nueva edición del Proyecto Zarza, zarzuela por jóvenes y para jóvenes. Un proyecto que tantas alegrías nos ha dado desde que Daniel Bianco lo ideó hace nueve temporadas, y que Isamay Benavente, nueva directora del coliseo, ha querido mantener, pues es consciente de la importancia de rejuvenecer nuestro patrimonio lírico de manera tan inteligente.

‘La Gran Vía’ regresa al Teatro de La Zarzuela dentro del Proyecto Zarza. Foto: Elena del Real.
Aunque parezca increíble –visto lo visto, y leído lo leído, en determinados medios de comunicación– aún hay que aclarar que ‘género chico’ no es un término que sirva para englobar a determinadas obras de menor calidad, sino que es el que define a aquellas obras de aproximadamente una hora de duración (es decir, ‘chicas’) que los empresarios teatrales del finales del XIX y principios del XX querían en sus salas –en especial en el Teatro de Apolo, catedral de la zarzuela en esos años– para hacer hasta cuatro pases de lo que se llamaba ‘teatro por horas’ y conseguir así una buena taquilla; el ‘microteatro por dinero’ es un invento decimonónico, por mucho que ahora vayamos de modernas.
Casi todas las obras de género chico que han llegado a las carteleras de nuestros días son pequeñas obras maestras. La Gran Vía lo es; y Enrique Viana sabe lo que tiene entre manos con esta obra de Chueca y Valverde. Por ello ha creado un nuevo libreto para actualizar lo que, entonces, era una sátira contra Doña Municipalidad, que no es otra cosa que el Ayuntamiento de Madrid. El Caballero de Gracia, la Calles y Plazas de Madrid, la Calle del Reloj, La Menejilda, las Tres Ratas, Los Marineritos o Doña Virtudes, todos ellos personajes de la obra original, ahora suben a escena con nuevos protagonistas como son la Vivienda Turística, el Fondo Buitre, la Gentrificación, la Contaminación Acústica o el omnipresente Metro… La Gran Vía nació como crítica social de una época, con la construcción de La Gran Vía como pretexto, y ahora se reinventa con los códigos actuales.
Para ello se mantienen casi todos los números musicales, muchos de ellos auténticos himnos populares, más que vinculados a la historia de la zarzuela, y de Madrid. La polka/pasacalles somos las calles, somos las plazas; el vals Caballero de Gracia me llaman; el tango de Menejilda, Pobre, chica, la que tiene que servir; la jota de las ratas, soy el rata primero; el chotis yo soy del elíseo, o la mazurca somos los marineritos. Se echa de menos el tango de Doña Virtudes, pobres amas las que tienen que sufrir, en respuesta el de La Menejilda. Quizás es que hoy día no se pueda subir a escena a una ‘señora’ recriminando a su ‘criada’.
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Todo ello para que un estupendo elenco de jóvenes la ponga en escena estructurados en torno al nuevo libreto. Hay que nombrarlos a todos, porque, seguramente, muchos de ellos podrán estar muy pronto, en la Gran Vía, la calle, en cualquiera de los musicales de su más que rica cartelera: Rosa María Abella, Lucía Beltrán, Arantxa Cooper, Albert Díaz, Marina Fita, Yasmín Forastiero, Iago García Rojas, Rosa Gomáriz, Iría Goti, Luis Maesso, Alicia Moreno Royo, Álex Parra, Nacho Quiñonero, Adrián Quiñones, Andrea Rey, Miguel Ángel Roldán, Miriam Silva, Marcelo Solís, Rodrigo Turégano y Nacho Zorrilla. El el foso, una pequeña (y estupenda) orquesta dirigida por Néstor Bayona, responsable también de la reorquestación.

‘La Gran Vía’ regresa al Teatro de La Zarzuela dentro del Proyecto Zarza. Foto: Elena del Real.
Un escenario circular, una vistosa escenografía de Carmen Castañón y una brillante coreografía de Cristina Arias sirven para que ese fresco y compacto elenco –vestido como señoras y ‘señoros’ con look Chanel con unos coloridos y estupendos figurines de Gabriela Salaberri– reinventen y reenciendan La Gran Vía, calle, para que La Gran Vía, zarzuela, siga fascinando a todos aquellos que cada día abarrotan el Teatro de La Zarzuela.
En los últimos años, en ese escenario hemos vistos esta obra desde muchos puntos de vista: desde la impecable visión historicista de Aldolfo Marsillach, un ejemplo de gran teatro en mayúscula, a la irreverente apuesta de Miguel del Arco en ¡Cómo está Madriz!, o La Gran Vía… esquina Chueca que Paco Mir reinventó con Loles León como Doña Virtudes incorporando muchos números de otras obras . Todas ellas son el mejor ejemplo de que esta ‘revista cómica-lírica, fantástico-callejera en un acto’ nació para ser reinventada in saecula saeculorum.