No sabe estar quieto. Secun de la Rosa, actor, dramaturgo y director, necesita actividad continuamente. “Si estoy dos semanas sin hacer nada se me va la pinza”, confiesa. No es el caso. Una obra suya, Los años rápidos, ha vuelto a los escenarios, y él debuta como actor en el Centro Dramático Nacional nada menos que con El jardín de los cerezos de Chéjov, dirigida por Ernesto Caballero, que se estrena el 8 de febrero en el teatro Valle-Inclán de Madrid.
SHANGAY ⇒ Siempre has citado a Chéjov como uno de tus dramaturgos preferidos, y mira por dónde…
SECUN DE LA ROSA ⇒ Ya. Fíjate que empecé a estudiar teatro porque sería ser actor. Pero como vengo de un barrio humilde, tampoco es que de chico leyera mucho teatro ni fuera mucho a ver obras. Una vez que entré en la escuela de Cristina Rota y empecé a montar piezas cortas por mi cuenta, enseguida descubrí a Chéjov, que junto a Tennessee Williams me parecieron maravillosos.
Chéjov entronca totalmente conmigo; no entendía cómo me podía sentir tan identificado con las cosas que contaba un señor que vivió en Rusia hace siglo y medio… Chéjov es tragedia, pero con mucha comedia.
SHANGAY ⇒ ¿Qué significa para ti El jardín de los cerezos?
SECUN DE LA ROSA ⇒ La tenía idealizada, igual que Muerte de un viajante, a Marlon Brando, Robert de Niro, Meryl Streep o Jessica Lange. Hasta que no te sumerges en la obra no la descubres realmente, cuando le quitas esa capa de densidad y de idealización.
Al final, es la historia de una familia burguesa sin herramientas para mantener su estatus, pero llegan las nuevas generaciones y amenazan con acabar con ese jardín. Muestra una amalgama de personajes con diferentes ideologías que, en realidad, quieren vivir todos allí. Resulta muy actual.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo es tu personaje?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Interpreto a Gayev. Que no viene de gay, aunque lo pensé… [risas]. Es el hermano de Liuba Andreievna [una terrateniente recién arruinada que vuelve a esa casa familiar que es el Jardín de los Cerezos], a la que interpreta Carmen Machi. Estar mano a mano con Carmen es un placer absoluto, al igual que con tantos compañeros con los que no había trabajado nunca.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo es volver a trabajar con la Machi?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Hemos trabajado juntos muchas veces después de Aída. De hecho, donde menos coincidimos fue en la serie por la que todo el mundo nos asocia…. Y cuando mi personaje cogió más protagonismo, ella ya se había ido y solo venía ocasionalmente, era como Farrah Fawcett en Los ángeles de Charlie [risas].
Coincidimos en El tiempo de los monstruos, la película de Félix Sabroso, en Pieles, de Eduardo Casanova, y en El bar, de Álex de la Iglesia. En ellas es donde más había disfrutado de una de las más grandes actrices de este país, de verla en esencia y en estado puro.
SHANGAY ⇒ ¿Se cree uno grande cuando ve que coincide repetidamente con las más grandes?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Yo no me lo creo. Mis amigos me tienen que dar continuamente bofetones virtuales, en forma de palabra o charla, y no es falsa humildad… Para poder avanzar e intentar hacerlo siempre mejor, convivo permanentemente con la duda. No quiero aposentarme.
SHANGAY ⇒ Es tu primera vez en el CDN…
SECUN DE LA ROSA ⇒ Sí. Había trabajado muy poco en los grandes teatros hasta ahora. He sido rebelde y transgresor, sin que se note. Por una parte me considero afortunado, porque trabajo continuamente como actor, y parece que muchas de las cosas que hago gustan. Escribo, dirijo, monto mis obras y también gustan.
He tenido que currar mucho siempre; no me han ayudado los teatros públicos con mis montajes, tampoco he centrado mi trayectoria en un grupo desde el que sentirme apoyado. Tras más de veinte años como actor, entro a lo grande en el CDN. Más tarde llegó María Galiana [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Cómo animas a quienes no están acostumbrados a clásicos como El jardín de los cerezos a verla sin miedo?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Pues yo, que he revisitado casi todos los montajes españoles que existen documentados, además del de Peter Brook y alguno más (y también las versiones que se han hecho en cine), te diría que, salvo alguna excepción, son todas nostálgicas, rigurosas y muy ancladas en el pasado.
Ernesto Caballero hace una propuesta muy inteligente: ha cogido la esencia tragicómica de la obra y se ha sentido libre para ofrecer su propia versión a partir de las acotaciones originales. Ha quedado superentretenida. Y la escenografía de Paco Azorín es brutal.
“Detesto la plumofobia que hay dentro del colectivo gay, el respeto tiene que imperar siempre”
SHANGAY ⇒ Sigue de gira tu función Los años rápidos, y pronto te veremos en la adaptación teatral de Mi querida señorita. Dos ópticas muy distintas de la transexualidad y el transgénero…
SECUN DE LA ROSA ⇒ En Los años rápidos me apetecía mucho hablar de lo que vive una familia en tres décadas distintas, mezclando pasado, presente y futuro. Uno de los personajes que más me interesaban es el de Martina, que es trans, y me encanta que el público vea la transexualidad y su transición desde un sitio distinto al habitual.
Mi querida señorita supone una vuelta de tuerca muy interesante. Porque Adela, a la que voy a interpretar, es Juan. No es una mujer transexual que naciera en un cuerpo equivocado, sino un hombre que de niño fue educado en la España profunda como mujer. Y ya de adulta, cuando siente una gran atracción por su criada y va al médico descubre que no es mujer. Es muy fuerte, y una gran historia de amor.
SHANGAY ⇒ Tienes ya en tu currículum un buen número de personajes LGTB…
SECUN DE LA ROSA ⇒ Sí, uno de mis primeros papeles en cine fue una marica gitana en Me da igual, de David Gordon. También interpreté a otro gay en la serie El grupo. De ahí, entronqué con Aida. Protagonicé el primer Copi que se montó en España, El homosexual y la dificultad de expresarse, en el teatro Alfil, una obra tremenda. Hice de trans en Ansiedad, uno de los primeros cortos de Eduardo Casanova.
Como anécdota, te diré que cuando estuve haciendo la dirección de actores en [el musical] Hoy no me puedo levantar, me empeñé en que el personaje gay no podía morir, su final tenía que ser feliz. Me costó que Nacho Cano y David Serrano lo aceptaran, pero lo hicieron. La verdad es que estoy encantado de haber hecho todos esos papeles, porque los prejuicios en torno a las distintas orientaciones sexuales vienen de todas partes.
SHANGAY ⇒ ¿Te muestras optimista con la situación LGTBI actual?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Me preocupan cosas como esa oleada de insultos en las redes a personas gays a partir de una cierta edad. Imagínate, a gente que sufrido por su homosexualidad en la época de Franco o el posfranquismo… Machacar incluso dentro del propio colectivo a las personas que más han luchado por nuestros derechos es horrible y absurdo. También detesto la plumofobia que hay dentro del colectivo; el respeto y el apoyo tienen que imperar siempre.
SHANGAY ⇒ ¿Has sentido tú algún tipo de discriminación por haber interpretado tanto personaje LGTB?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Cuando empecé a hacer Aída sí notaba que no tenía el respeto de ciertos compañeros por hacer un personaje gay, una cosa superabsurda. Nunca me tenían en cuenta para premios, por ejemplo, porque Toni tenía mucha pluma. Yo me inspiraba para hacerlo en los clowns, era un personaje blanco…, y mis propios compañeros pensaban que un personaje así no podía ser feliz, debía ser superdramático. ¡Pues no!
Ahora veo otra cosa superabsurda, que se diga que solo personas LGTB pueden interpretar personajes LGTB. Por ejemplo, Darren Cris, un actor maravilloso, dice que ya no va a hacer más personajes homosexuales porque él no es gay. ¡Qué absurdo! He vivido tiempos en los que no se veían personajes gays; después llegó en ese momento de titulares como “Fulanito (que siempre era hetero) va a hacer de gay”, y le daban un Goya, un Oscar, todo. ¿Hacer de gay qué es? Si hay de todo: malos buenos, regulares, abogados, yonquis, estudiosos, amorosos… Interpretas a un personaje y esa será una de sus características, sin más.
«Me parece superabundo que se diga que solo personas LGTB pueden interpretar personajes LGTB»
SHANGAY ⇒ ¿Te consideras activista LGTB?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Practico y vivo el activismo desde mi trabajo. Pertenezco a esa generación que descubrió su sexualidad follando. Un chico gay no podía entonces vivir su primer amor como un hetero, ir de la mano de su pareja, pedirle salir, presentarle a los padres… El gay descubría normalmente el sexo antes que el amor, o la frustración y la negación antes que la relación amorosa. Éramos todos como Winona Ryder en Inocencia interrumpida [risas].
Ahora veo un retraso cultural y emocional, que se mezcla con la apertura que vivimos, muy extraño. Me pareció absurda la polémica de la ‘mariconez’ en OT, y cuando lo dije casi me comen. Somos muy tolerantes para lo que nos da la gana… Hay que entender el pasado, para que la intolerancia no se repita; pero para avanzar en las libertades no se puede pretender borrar lo anterior. José María Cano utilizó la palabra ‘mariconez’ en una canción de Mecano, pues peor –o mejor– para él, y ahí está. ¿No es peor que los Hombres G utilizaran ‘marica’ como sinónimo de cobarde? ¿O, peor aún, que cuando un señor hetero ha matado a su pareja la gente le grite ‘maricón’ cuando es un heterosexual asesino y nadie diga nada? Pues todas esas reflexiones las pongo en mi teatro, o cuando escribía para los Max o para The Hole, o cuando hacía de Toni en Aída para todas las familias a las diez de la noche…
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has sido tan discreto hasta ahora a la hora de hablar de tu homosexualidad?
SECUN DE LA ROSA ⇒ Porque nunca me han preguntado. Creo que al verme de Aída todo el mundo lo dio por hecho [risas]. Nunca hablo mucho de mí, en general. Soy bastante discretón en todo. Amo mucho mi profesión, y prefiero hablar de lo que tiene que ver con ella, hacerlo de mí me aburre. Y me parecería la absurdez del siglo que por ser gay todo lo que me ofrecieran fueran papeles gays. A mí me apetece hacer de policía, de héroe, de padre de familia, enamorarme hasta las trancas de Maribel Verdú o de Macarena García… Soy actor, ¿por qué me quieren limitar?
LA OBRA EL JARDÍN DE LOS CEREZOS SE REPRESENTA DEL 8 DE FEBRERO AL 31 DE MARZO EN EL TEATRO MARÍA GUERRERO (C/TAMAYO Y BAUS, 4. MADRID) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL.