Mary Poppins, ¿por qué has tardado tanto en regresar?

Ha tardado tanto en volver porque hacía falta tener a una Emily Blunt en estado de gracia para tomar el relevo de Julie Andrews.

Mary Poppins, ¿por qué has tardado tanto en regresar?
Nacho Fresno

Nacho Fresno

Plumilla poliédrico -escondido tras una copa de dry martini- que intenta contar lo que ocurre en un mundo más absurdo que random.

22 diciembre, 2018
Se lee en 7 minutos

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Vamos a comenzar fuerte. Con un spoiler: Mary Poppins ha tardado tanto en volver porque hacía falta tener a una Emily Blunt en estado de gracia para tomar el relevo de Julie Andrews.

Y, sí, seguimos spoileando: la espera ha merecido la pena. Mary Poppins viene a vernos cuando cambia el viento, y se va cuando vuelve a cambiar. Esto es algo de sobra conocido. Al menos por todo aquel que tenga un mínimo de sensibilidad, sensatez y sentido común. Ese es otro de los motivos por los que la niñera más codiciada del mundo ha vuelto a nuestras vidas. Todos necesitamos sensatez en este mundo de locos en el que vivimos.

En la factoría Disney pueden ser cualquier cosa menos tontos. Y saben que con las cosas importantes no se juega. Mary Poppins [Robert Stevenson, 1964] es una película importantísima para la productora. Julie Andrews –que era una grande del teatro musical tras estrenar The Boyfriend, My Fair Lady y Camelot en Londres y Broadway– quería debutar también a lo grande en el cine. Pero soñaba con ser la protagonista de My Fair Lady, papel que le ‘robó’ Audrey Hepburn. Por estas cosas de la vida, ese genio que se llamaba Walt Disney la había visto (y escuchado) silbar como Eliza Doolitle en esa adaptación musical del Pigmalión de Bernard Shaw. Y la quiso para Mary Poppins. Pensaba en el número Con un poco de azúcar [A Spoonful Of Sugar]. Y lo pensó muy bien: se llevó el Oscar.

Ella, generosa, agradeció al señor Warner no haberle dado el papel al recogerlo en la gala de entrega, y a Walt Disney que sí lo hiciera. La película la catapultó a lo más alto. Su personaje es, como se dice hoy, icónico.

Nadie imaginaba a Mary Poppins con otra voz y otro cuerpo que no fuera el de Andrews… hasta que llegó Emily Blunt. No es asunto baladí recoger este testigo. Los fans de Mary Poppins no soportaríamos el sacrilegio de ‘una cualquiera’ con los hijos de Michael Banks. ¡Y enfadar a los fans de Mary Poppins es un tema muy serio! Quizás este sea el principal motivo de que la secuela, que no remake, haya tardado tanto.

Emily Blunt, sin imitar a Julie, pero sin traicionar al personaje, está, sencillamente, de Oscar. No se puede (por ahora) decir más. Hay que insistir en que estamos ante una secuela, que no una nueva versión del clásico. Las historias de la que sin duda es la niñera más famosa del mundo están basadas en las novelas de la escritora australiana (que no británica) P.L. Travers. Son ocho libros en total que no están lo suficientemente exprimidos aún. La película –también de Disney– Al encuentro de Mr. Banks [Saving Mr. Banks. John Lee Hancock, 2012] lo refleja muy bien: todos los problemas que tuvo el mismísimo Walt Disney para convencer a la autora para poder llevar el personaje al celuloide. Una historia apasionante en una película que conviene revisar en este momento histórico en el que Mary Poppins vuelve, a lo grande, a los cines.

Como ya hemos dicho, Mary Poppins regresa solo a nuestras vidas cuando cambia el viento. Hace unos años lo hizo con el musical que Disney estrenó en el Prince Edwards Theatre de Londres en 2004, y que saltó a Broadway en 2006. Un show redondo que abrió un nuevo campo a nivel musical y estético. Ahora ha vuelto a cambiar el viento, y la tenemos de regreso a la gran pantalla.

Las cosas no van bien en el número 17 de la mítica calle del Cerezo de Londres. Todo parece igual, incluso con el viejo almirante dando cañonazos a las horas en punto. Pero va con cinco minutos de retraso. Y si el viejo almirante da los cañonazos más tarde que el Big Ben, es que el asunto es muy grave… Por lo que Mary Poppins, esta vez sin que nadie la llame, decide regresar.

No es este el lugar para seguir haciendo spoiler, pero sí que podemos avanzar –y esto se ve en los tráilers que llevamos meses subiendo a nuestra web– que el arranque de la película es, sencillamente, espectacular. Bert ya no está entre nosotros, pero tiene un digno sucesor: Jack. Este puede ser otro de los motivos de la espera de este regreso. Lin-Manuel Miranda –un grande de Broadway tras su multipremiado Hamilton– es el mejor amigo del recordado deshollinador Bert. Y su sucesor. También es el primero en descubrir que algo maravilloso va a suceder cuando ve cómo empieza a soplar el aire.

A partir de ese momento comienza una maravillosa historia, que dura dos horas y diez minutos, que no decae en momento alguno, y que transcurre –como no podía ser otra manera– bajo el cielo de Londres, al que alude la letra del primer tema que suena. Como es lógico, la banda sonora vuelve a ser fundamental en una cinta como esta. Los hermanos Robert y Richard Sherman fueron los autores de la maravillosa música y de todas las canciones de la película original. Además de ser los creadores de, entre otras joyas, las canciones de El Libro de la selva, Chitty Chitty Bang Bang o la increíblemente mágica It’s A Small World, que es la estrella de todos los parques Disney del mundo. Intentar copiar hubiera sido un suicidio. Como imitar a Julie Andrews. Por ello todo, el score de El regreso de Mary Poppins es un homenaje a los hermanos Sherman, pero sin plagiar.

Los compositores Marc Shaiman y Scott Wittman –autores de shows tan redondos del West End y Broadway como Charlie y la fábrica de chocolate o Hairspray– han creado una partitura trepidante que convierte la película en un grandísimo musical desde el primer fotograma hasta el último. Y Rob Marshall, el director de la cinta, le saca todo el partido posible. Tablas no le faltan para ello: fue el coreógrafo de ¿Víctor o Victoria?, en Broadway; ha dirigido las películas Chicago, Nine o Into the Woods, la fascinante adaptación de la obra de Stephen Sondheim que la Disney llevó al cine. Si en ¿Víctor o Victoria? marcó los pasos de Julie Andrews, y en Into the Woods los de Emily Blunt, no hay duda: era el candidato perfecto para dirigir El regreso de Mary Poppins. Todos los ingredientes son buenos. Ahora solo falta lo más importante: cocinarlos. Una mala receta puede echar a perder los mejores alimentos, y la cocción aquí sale muy bien.

Disney no se puede arriesgar a hacer una mala versión de un personaje como Mary Poppins. Viendo el resultado, todos aquellos que hemos nacido y crecido con esta película agradecemos el regreso. Aquellos millennials que no sepan quién es, conocerán su mejor lado y se enamorarán de ella. Y nos niños que la descubran en los primeros años de su vida, quedarán marcados para siempre. Cada segundo de la cinta está calculado al milímetro.

Desde el minuto uno, todo son guiños, homenajes, al original. Nuevas historias que nos llevan –mediante notas de la partitura, recursos estéticos o secuencias que podrían parecer calcadas, pero que son completamente diferentes– al clásico de Robert Stevenson, pero con la estética de Rob Marshall de un musical de hoy día.

Conseguir ese equilibrio entre lo clásico y lo actual sin caer en el plagio es una maravilla. Innovar sin traicionar lo icónico, bailar sobre los tejados sin saltar en las chimeneas, y entrar en un mundo mágico de animación sin cantar supercalifragilisticoespialidoso… es muy difícil. Por eso ha tardado tanto en regresar Mary Poppins. Ahora solo nos queda pedirle que vuelva. Y que sea pronto. Quedan muchos libros de su autora por adaptar.

Emily Blunt sería la candidata ideal. Es como la película y su personaje: “prácticamente perfecta en todo”. ¿Se puede pedir más? No. Solo nos queda disfrutarla en bucle. No parar de verla, una y otra vez.

EL REGRESO DE MARY POPPINS SE ESTRENA EN CINES EL 21 DE DICIEMBRE

Hay problemas en la Calle del Cerezo número 17...

Hay problemas en la Calle del Cerezo número 17...

Los habitantes de el número 17 de la calle del Cerezo tienen serios problemas, por lo que Mary Poppins vuelve para ayudar a la familia Banks.

Michael Banks no pasa por su mejor momento, y su hermana Jane está con él para animarle. Pero se levanta un vendaval. Y ya se sabe que cuando cambia el viento… viene Mary Poppins.

Meryl Streep, Angela Lansbury, Collin Firth... Dick Van Dyke. ¡Cameos de lujo!

Meryl Streep, Angela Lansbury, Collin Firth... Dick Van Dyke. ¡Cameos de lujo!

Dick Van Dyke [que dio vida a Bert] tiene un papel estelar en esta secuela, como vemos en la foto de arriba. Curiosamente –y esto es algo que muy pocos saben– interpretó, muy caracterizado, ese mismo papel en la cinta original. Hoy no necesita ese maquillaje. Un regalazo.

Mary Poppins, ¿por qué has tardado tanto en regresar?

Meryl Streep tiene otro papel destacado. Al igual que Collin Firth o Angela Lansbury, que interpreta el papel que no quiso hacer Julie Andrews.

Cameos de lujo para una película mágica, digna heredera del clásico.

Grandes (y maravillosas) coreografías

Grandes (y maravillosas) coreografías

El director Rob Marshall, uno de los grandes del musical, además de coreógrafo de clásicos el teatro y cine como Annie, Chicago o ¿Víctor o Victoria? pone todo su talento, que es mucho, al servicio de los bailes en esta nueva versión de Disney.

Un gran musical

Un gran musical

El regreso de Mary Poppins es un gran musical en más puro sentido del término.

Desde el minuto uno la película arranca como un trepidante show que pasa de las calles y los tejados de Londres al mágico mundo de delicada porcelana Royal Doulton. ¿Puede haber algo más británico que un gran espectáculo del West End o una sopera Royal Doulton? Sí: una niñera llamada Mary Poppins.

En vez de dos niños Banks... esta vez son tres

En vez de dos niños Banks... esta vez son tres

Esta vez no son dos los niños… ¡son tres! Pero para Mary Poppins no hay “nada imposible”. Por algo es “prácticamente perfecta en todo”. Los tiempos han cambiado pero, al final, las cosas importantes siguen siendo las mismas.

La familia Banks no lo está pasando bien, y la niñera más famosa de mundo vuelve para ayudarles. No hay nada que no pueda solucionar.

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