No puede estar disfrutando más Daniel Grao de este dulce momento profesional. Representa en Teatros del Canal de Madrid La máquina de Turing, en que da vida al genial matemático Alan Turing, cuya homosexualidad, condenada por el Gobierno de su país, le abocó a suicidio. Los lunes, La 1 de TVE emite HIT, que protagoniza, en un registro radicalmente opuesto al de la función teatral –la serie acaba de renovar por una segunda temporada–. Y ya está en Netflix, a nivel mundial, Perdida, cuyo título internacional es Stolen Away.
Grao reconoce que no sabía demasiado de la historia de Turing cuando aceptó el proyecto que le ha llevado a interpretar sobre las tablas a una figura LGTBI icónica. “Sabía que descifró Enigma, que fue el visionario de lo que hoy es el ordenador, pero desconocía que había sido condenado a castración química por ser homosexual y su final tan trágico”.
Está muy contento con la imagen que se da de él en La máquina de Turing, que ha dirigido Claudio Tolcachir, y en la que le acompaña Carlos Serrano. “Es una imagen muy tierna de esta gran persona, brillante en lo profesional y torpe en lo personal, que además tartamudeaba y tenía síndrome de Asperger. Un reto muy apetecible”.
SHANGAY ⇒ Nos dijiste hace tiempo en una entrevista: “Estoy abocado a los dramas”…
DANIEL GRAO ⇒ ¡Pues otra vez! Aunque cada drama es distinto. Y en La máquina de Turing, a pesar de que el final es el que es y que su historia es sobrecogedora, hay momentos delirantes. El hecho de que Turing fuese una mente privilegiada, pero que no sabía relacionarse socialmente, da pie a situaciones cómicas.
«Me encanta transitar La máquina de Turing, y es que vivo una especie de posesión cuando la hago»
SHANGAY ⇒ ¿Disfrutas encarnando a un personaje tan icónico?
DANIEL GRAO ⇒ Me encanta transitar la función, y es que vivo una especie de posesión cuando la hago. Uno aspira a que todos los personajes le tomen, y es cierto que ayuda cuando el que interpretas se aleja mucho de ti, así el viaje es mayor. Lo que vivo en esta es fantástico; en ocasiones, el cuerpo expresa lo contrario de lo que estoy diciendo, es una locura [risas].
SHANGAY ⇒ Su homosexualidad está tratada con enorme naturalidad tanto en la función como en tu interpretación…
DANIEL GRAO ⇒ Le va la vida en ello, por este secreto que tiene. Es muy pesado para él tener que guardar algo que es natural, pero sabe que no sería bien recibido. Qué triste saber que tu diferencia no es bien acogida en el contexto social. Y es que a día de hoy vemos cómo la homosexualidad no ha logrado ser todavía completamente naturalizada; imagínate en la época de Turing, cuando todavía era delito.
SHANGAY ⇒ ¿Has sentido en tu vida alguna diferencia que te llegara a hacer sentir amenazado?
DANIEL GRAO ⇒ Sí. Mi padre estuvo un tiempo preso, y durante mi adolescencia sentí lo que eso conllevaba de estigma social en algunas reuniones familiares. Aparecieron el tabú y la vergüenza, era eso que no se debía saber. Estábamos un poco señalados, se notaba que había una especie de misterio maligno, por el que incluso a algunos amigos no les dejaban juntarse conmigo… Creo que todos hemos vivido circunstancias así cuando otras personas no nos entienden y nos juzgan, por los motivos que sea.
SHANGAY ⇒ Al hilo de esto, imposible no recordarte en La piedra oscura, de Alberto Conejero, otro ejemplo de una intensa historia de conexión entre dos hombres, inspirada en la vida de Rafael Rodríguez Rapún, que debían mantener oculta…
DANIEL GRAO ⇒ Qué interesante personaje Rapún, que tuvo varias historias de amor con mujeres, no solo con Lorca. Al final, lo bonito es el amor que sientes hacia otra persona, sea o no de tu mismo sexo. No entiendo esa necesidad de la sociedad de identificarte y catalogarte. Porque siempre te preguntan “¿y tú?”. Y muchas veces respondo con la broma de “yo, Acuario” [risas]. Realmente, hasta que no estás en tu lecho de muerte y miras atrás, no puedes confirmar si tus experiencias han sido todas heterosexuales, u homosexuales, o hay tantos por ciento de ambas. ¿A quién le importa? Cada día, uno debe experimentar lo que le apetezca.
«Busco siempre el máximo contraste posible entre mis papeles. Y me hace muy feliz que me digan cosas como “no parecías tú»
SHANGAY ⇒ ¿Has notado el cambio de mentalidad de las nuevas generaciones a ese respecto rodando HIT?
DANIEL GRAO ⇒ Y tanto. Como la serie propone este tipo de temas, hablaba mucho con los chavales durante el rodaje sobre las cuestiones que iban surgiendo. Me encantó ver cómo lo hacían sin miedo ni pudor, compartiendo sus experiencias, o no, con personas de su mismo sexo o género. Era refrescante escucharles hablar así sin sentirle amenazados.
SHANGAY ⇒ ¿Has aprendido de ellos?
DANIEL GRAO ⇒ Sí, claro. Siempre me gusta ser positivo, y pensar que vamos en la buena dirección, que la sociedad va evolucionando, a pesar de las recaídas que se sufren. Los actores más jóvenes de la serie me han reforzado esa sensación, porque, en general, me han demostrado tener la cabeza bien amueblada, y un discurso muy interesante.
SHANGAY ⇒ Una vez has probado en la ficción, ¿te verías de profesor?
DANIEL GRAO ⇒ Si fuera como el que interpreto, con un punto macarra y con ganas de hacer las cosas a su manera, sí [risas]. Porque acaba siendo casi más un terapeuta que un profesor. He disfrutado mucho interpretando a Hugo, porque le he podido poner mucho de mí. Y estoy disfrutando viendo la serie, la verdad.
«Me encantó ver cómo los chavales de HIT compartían sus experiencias, o no, con personas de su mismo sexo o género»
SHANGAY ⇒ Como padre, ¿te planteas cómo vas a tratar cuestiones relacionadas con sexualidad y género?
DANIEL GRAO ⇒ Es algo que vivo con naturalidad, porque con ellos hablo de todo. Sí procuro cargar las tintas en la idea de libertad, por ejemplo. Y si les pregunto si les gusta alguien, añado “¿algún chico? ¿alguna chica?”. Cuando mi hijo mayor tenía ocho años, recuerdo un día en que estábamos en casa de unos amigos que viven en Chueca, durante el Orgullo. Surgió ese debate sobre si es necesario o no celebrarlo. Yo dije que, obviamente, mientras haya homofobia, tiene que haber Orgullo.
Pensé que mi hijo no se estaba enterando, porque andaba jugando, pero al llegar a casa me preguntó: “¿qué es ser “hofofóbico”? [risas]. Ni sabía pronunciarlo. Se lo expliqué, y al cabo de un rato me dice: “¿Sabes que he pensado? Que no tiene sentido ser “hofofóbico”. Ahí vi que ya lo habíamos naturalizado, porque además por casa vienen todo tipo de parejas y familias, y desde que eran de lo más inocentes nunca juzgaron a nadie.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo podrá ver el público el corto El destello, de Xavier Miralles, en donde Jon Kortajarena y tú interpretáis a una pareja en crisis? Porque el morbo está servido…
DANIEL GRAO ⇒ Se ha visto más fuera que aquí, porque se sigue presentando en festivales. La experiencia de tener a Jon como novio en el corto fue maravillosa. Lo mejor es que Xavi nos propuso el proyecto a los dos sin saber que somos colegas, y lo aceptamos sin dudarlo, porque sabíamos que química iba a haber. Nos conocimos rodando Acantilado, y desde entonces hemos tenido muy buen rollo.
SHANGAY ⇒ Últimamente te ha dado por compartir en tus redes más fotos semidesnudo de lo habitual. Que si enseñando el culo en el camerino del Kamikaze, que si en toalla en Sitges (y se montó)… ¿Lo haces por diversión, por presumir o por provocar?
DANIEL GRAO ⇒ [Risas] Por presumir no. Y si la foto en Sitges sugería tanto era por una cuestión de luces y sombras. Cuando me fijé, a raíz de todo lo que se comentó, pensé: “¡Ya me gustaría!”. En la foto que subí enseñando el culo en el camerino sí que había cierto deseo de provocar. Cuando me surge el impulso de hacer una gamberrada así, enseguida aparece también el pudor, y entonces me esfuerzo por vencerlo. Es que se me ve como una persona muy seria y formal, como los personajes que hago, y soy un poco todo, no solo eso.
SHANGAY ⇒ ¿Pasas vergüenza si la foto viraliza, como sucedió con la de Sitges?
DANIEL GRAO ⇒ Eso se me fue un poco de las manos. Quizá porque no me fijé tanto antes de subirla. Acababa de volver de Colombia, y me había tenido que poner fuerte para la etapa valenciana de mi personaje en Perdida. Al adelgazar después, estaba muy marcadito, y de repente, salí de la ducha en el hotel, me vi reflejado, me gustó cómo se me veía el torso con la luz que había, e hice la foto. Luego, al analizarla fríamente… [risas].
SHANGAY ⇒ Pudores, pocos, entonces…
DANIEL GRAO ⇒ Soy pudoroso, no lo voy a negar, pero ya he hecho varios desnudos. De culete, muchos [risas], y el primer frontal, con Enrique Urbizu en Gigantes. Es un esfuerzo, pero uno se sobrepone, porque una vez que estás desnudo en el set, lo estás, y lo mejor es naturalizarlo.
«Si mi foto semidesnudo en Sitges sugería tanto era por una cuestión de luces y sombras. Cuando me fijé, a raíz de todo lo que se comentó, pensé: “¡ya me gustaría!»
SHANGAY ⇒ ¿Te hace gracia que coincidan en el tiempo dos personajes tan diferentes como los que haces en La máquina de Turing y en HIT?
DANIEL GRAO ⇒ Me encanta. Porque busco siempre el máximo contraste posible entre los papeles que hago. Y me hace muy feliz que me digan cosas como “no parecías tú”. No me puedo quejar, porque, aunque la mayoría sean dramáticos, me ofrecen personajes muy diferentes unos de otros: buenos, malos, fríos, calculadores, emocionales, más o menos galanes, más o menos raros… Y parte de la gracia es conseguir que de uno a otro no se te reconozca. Borrarme yo y que aparezca otro es maravilloso.
FOTOS: RUBÉN VALLEJO
ESTILISMO: JORGE GONZÁLEZ
MAQUILLAJE Y PELO: Carmen de juan para CHANEL BEAUTY
LA OBRA LA MÁQUINA DE TURING SE REPRESENTA EN TEATROS DEL CANAL (C/CEA BERMÚDEZ, 1 · MADRID) HASTA EL 15 DE NOVIEMBRE.
LA SERIE HIT SE EMITE LOS LUNES A LAS 22,10H EN LA 1 DE TVE