'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real

'Aida' regresa al Teatro Real con una función con tres repartos plagados de estrellas, entre las que destaca la diva rusa Anna Netrebko.

'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real
Nacho Fresno

Nacho Fresno

Plumilla poliédrico -escondido tras una copa de dry martini- que intenta contar lo que ocurre en un mundo más absurdo que random.

26 octubre, 2022
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A veces es necesario que todo cambie para que todo siga igual. Como en El gatopardo. Si hace unos años nos llegan a decir que Anna Netrebko, la diva entre las divas, no iba a estar en la primera función de la temporada, con los reyes Felipe y Letizia en el palco real, nadie se lo hubiera creído. Podrían ser los signos de los nuevos tiempos. Estos cambios en el divismo de la ópera contrastan, por otro lado, con el hecho de que una función ‘de otra época’ –como esta Aida que Hugo de Ana subió al Real en 1998, un año después de su reapertura– sea la que levante el telón del coliseo.

Vamos por partes. Esta puesta en escena –que ya se actualizó hace cuatro años en la temporada XX del nuevo Real– es una de las grandes producciones de la casa, que no siempre puede tirar de fondo de armario, al no tener una programación de repertorio –con funciones diferentes cada día– como tienen óperas como las de Londres, París o Nueva York. Estos teatros pueden tirar de sus clásicos mientras los alternan con la nuevas producciones, propias o alquiladas. En el caso de Madrid, se calcula cada reposición con lupa para evitar enfadar a los abonados. Por ello, hay que celebrar que algunas de ellas vuelvan con cierta frecuencia. En este caso, esta Aida ‘retorna vincitore’ al escenario en el que nació.

Hugo de Ana –director de escena, escenógrafo y figurinista– concibió entonces una Aida monumental, como las que se veían en el Met en los ochenta. Era perfecta, en ese momento, para enseñar las posibilidades que ofrecía el escenario del Teatro Real, en el que, recordemos, cabe el edificio de la Telefónica. La que nos ha llegado a nuestros días está, como decimos, ‘actualizada’ con técnicas de mapping que quizá ponen una especie de velo ante esos magníficos decorados de cartón piedra, que reproducen las pirámides del valle de los Reyes. Distancian con el espectador. El magnífico vestuario queda también oculto entre tanta proyección que, por otro lado, consigue en algunos momentos efectos realmente bonitos. Hay elementos que sobran, como los ballets, que chirrían por todos lados.

Comienza e impacta con un imponente telón, con pirámide incorporada, y sigue deslumbrando con sus decorados gigantescos. Esta ‘monumentalidad’ no es antagónica a una estupenda dirección de actores y de masas, algo que vuelve a poner de manifiesto que la espectacularidad no es contraria al mimo teatral; ni que la exquisitez y la sutileza están necesariamente reñidas con el cartón piedra, como vemos en este caso con el delicadísimo vestuario.

'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real

Plano general de la función con el reparto de estreno. De izquierda a derecha: Piotr Beczala (Radamès), Jamie Barton (Amneris), Krassimira Stoyanova (Aida). Elevado, frente al obelisco, Alexander Vinogradov (Ramfis). [Fotos: Javier del Real]

Pero fue a nivel musical donde esta Aida realmente deslumbró y conquistó. Primero desde el foso, con Nicola Luisotti, que debería tener la obligación de ponerse a la batuta de varios ‘Verdis’ al año con la Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Una vez que uno se acostumbra a lo bueno, ya no quiere segundos platos. Por otro lado, el Coro del Real volvió a enamorar a la sala. Nuevo gran éxito de los cuerpos estables de la casa.

Y pasamos a esta orgía de voces. De los tres repartos, analizamos los dos primeros. El de estreno –con los aficionados compartiendo butacas con el todo poder político, económico y social del país, y los reyes en el palco– fue de campanillas. La mezzo Jamie Barton y la soprano Krassimira Stoyanova como Amneris y Aida, bordaron sus papeles. La hija del rey de Egipto y la esclava etíope, mujeres enfrentadas por el amor de Radamès, tienen algunas de las páginas más conocidas de la historia de la ópera. Aquí nos hicieron disfrutar. Y mucho. Como Piotr Beczala, Radamès, que según fue transcurriendo la noche dio lo mejor de sí, que es mucho. Carlos Álvarez, Amonastro, volvió a dejar bien claro quién es y por qué ocupa el puesto que ocupa en la lírica mundial.

'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real

Krassimira Stoyanova (Aida) y Jamie Barton (Amneris) en un momento de esta función de Aida, con puesta en escena de Hugo de Ana.

Y llegó el segundo día, con Ana Netrebko en el rol titular. Y aquí entramos ya en otra dimensión. Todo con esta mujer es otra dimensión. Polémicas vacías aparte, Netrebko es una de las grandes por derecho propio. Su Aida fue, sencillamente, perfecta. Yusif Euvazov –su enamorado en la trama, y marido en la vida real– le dio muy buena réplica como Radamès. Se notaba la química, propia de las estrellas de épocas pasadas. A veces, es necesario que todo cambie para que todo siga igual.

Esta Aida ha tenido varios cambios de reparto desde que María Agresta (prevista en el segundo de los repartos) canceló por enfermedad. El día de este segundo estreno, Amnneris fue una magnífica Ketevan Kemoklidze, prevista para el tercero de los casts, en vez de Sonia Ganassi. El Amonasro de Artur Rucinki redondeó un cuarteto perfecto para una gran noche en el campo canoro.

'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real

Anna Netrebko, como Aida, en el segundo de los repartos de esta ópera de Verdi.

Tras la Tosca de las estrellas con la que el Real cerró la temporada 20/21 no habíamos vuelto a ver a Netrebko en Madrid en una ópera completa. Los conciertos son siempre brillantes, pero no dejan de ser fuegos de artificio con estas grandes divas. Es en las funciones de ópera donde de verdad demuestran lo que son. El el plan previsto originalmente solo tenía anunciadas dos noches, pero los mencionados cambios de elencos nos han traído el primer regalo de Navidad: cinco veladas con la diva, que ningún aficionado debería perderse.

'Aida', orgía de voces (y de divas) para las bodas de plata del Teatro Real

Yusuf Eyvazov, como Radamès, y Anna Netrebko, como Aida: pareja de enamorados en la vida real (y en Instagram) y en la ficción de la ópera de Verdi.

Los saludos la noche del estreno de Anna Netrebko.

La temporada comenzó oficialmente el pasado septiembre con Orphée, de Philip Glass, en los Teatros del Canal, porque el Real estaba poniendo a punto su escenario tras un cuarto de siglo de ajetreo sobre sus tablas. Pero el comienzo real ha sido esta Aida, con una reina Letizia presidiendo con un modelazo que ha copado titulares en todo el mundo.

Y esto –los titulares en todo el mundo– es literal. Por fin, el Real de Madrid está en la primera fila de las óperas mundiales (recordemos que hace dos años fue premiado como Mejor Teatro de Ópera del Mundo en los International Opera Awards), y ahora ha dado el salto a las cabeceras más chic del planeta como epicentro del glamour. Esto es como lo de compaginar espectacularidad con calidad. No solo es posible, sino que suele ser hasta recomendable. Porque, por otro lado, la sala está también llena de un público joven que garantiza la continuidad de la casa. A veces es necesario que todo cambie, para que todo siga igual.

El presente –y esperamos que el futuro– es mucho más transversal de lo que muchos piensan. El pasado mes de julio, Verdi bajó el telón con un Nabucco –también con Luisotti en el foso– que consagró definitivamente al coro. Ahora el Real celebra sus bodas de plata tras su reapertura con otro Verdi, que recuerda lo mucho que ha cambiado el coliseo en este cuarto de siglo, en el que nuestro teatro se ha consolidado en la primera división mundial de la lírica.

A veces, al contrario que en El gatopardo, es necesario que todo cambie para que no todo siga igual y lleguemos a la cima. Ahora, hay que mantenerse.

 

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