Por fin se levantó el telón Trato de favor. Esta zarzuela contemporánea [así está definida en el programa], que en esta función se representa en un acto, tiene todos los mimbres para convertirse en el cesto que el género necesita. Además, es la obra perfecta para el más que merecido renacer de Ainhoa Arteta tras todos los problemas (no solo de salud) que ha vivido.
Lucas Vidal y Boris Izaguirre han creado la música y el libreto perfecto para que la soprano donostiarra pase página a todo, para que marque un antes y un después en una triunfal carrera que la ha llevado por todo el mundo. El músico y el escritor le han hecho a medida a Ana Mía, un personaje que, si sabe aprovecharlo bien, puede catapultarla a ese nuevo estrellato. «Ir a la cárcel para encontrar la libertad», canta Ainhoa antes de ingresar en prisión de Las Albricias. Esta función puede ser el trampolín para esta nueva etapa. Y esta función es, sin duda, el broche perfecto a la brillante gestión que Daniel Bianco ha hecho al frente del Teatro de La Zarzuela, cuya dirección deja este otoño.
La zarzuela es nuestro género lírico. A lo largo de los siglos, desde la zarzuela barroca hasta comienza del XX, siempre ha conectado con el público. Ya a finales del XIX y comienzos del XX se convirtió en un género eminentemente popular. Las obras maestras siempre han ido adaptando las partituras a los años en los que fueron creadas. Lucas Vidal ha creado una obra extremadamente inteligente en ese sentido, pero, sobre todo, una partituras con melodías que conectan con la audiencia.
Desde la prisión conectan directamente con el… Festival de Eurovisión. [Fotos: Elena del Real]
Todas las grandes obras de repertorio, tanto las de género chico (normalmente de una hora de duración) como las de zarzuela grande combinan el folclor patrio con los ritmos, importados, de cada época. En base a eso, cambiaban su denominación: sainete lírico, revista cómico musical, revista lírico-cómica, etc. Y todas ellas ella son zarzuelas. En Trato de favor, hay romanzas, dúos, tercetos… Vidal usa melodías de chotis, pasodobles o marchas procesionales en las que mezcla las castañuelas con sonidos electrónicos o música disco. O con los del Festival de Eurovisión. Y un coro de mujeres que, ¿es un homenaje al coro de doctores de El rey que rabió?
Ainhoa Arteta ya fue portada de Shangay en el Teatro de la Zarzuela. [Foto: Salva Musté; Total look: Cocoa Spain ]
Por ello, esta obra es una zarzuela en toda regla, no un musical –como hay quien apunta– que adapta todos los códigos del lenguaje musical de la zarzuela a la realidad de 2023, con música de hoy. Eso es lo que han hecho todos los grandes compositores de este género a lo largo de los años. Y esto es lo que hace Lucas Vidal: reinventar, con su propio lenguaje actual, los códigos zarzuelísticos (o zarzueleros) tradicionales, pero de tal manera que no rompe la conexión con el público, que es otra de las claves del género. Por decirlo de una manera clara y directa: compone una obra pensando en los espectadores, no para hacer onanismo cultural, práctica a la que nos someten la mayor parte de los músicos cuando afrontan un proyecto de este tipo.
Luego está el brillante libreto de Boris Izaguirre. En este tema se puede extrapolar todo lo dicho anteriormente: crea un texto de hoy con las claves zarzueleras de toda la vida. Un divertimento que es un disparate, como lo son los argumentos de muchas de las grandes zarzuelas, que se mueven entre el surrealismo y el casticismo. Y, además, lo ‘borisizaguerriza’ todo y lo lleva al campo del mariconeo más tradicional para hacerlo LGTBIQ+, con escena lésbica y beso incluido.
El escritor venezolano logra la cuadratura del círculo. Dicho en plata: hacer un sainete frívolo (de eso se trata cuando uno va al teatro a ver una obra de este tipo), una mariconada para divertirnos con las claves de toda la vida, que va a gustar al público de zarzuela tradicional y divertir y captar a ese ansiado nuevo público que tanto necesita el género. Ágil, con ritmo frenético (dura poco más de una hora y media sin descanso) y con Festival de Eurovisión incluido. Además, es un homenaje a la zarzuela en sí, pues es –perdón por la redundancia– zarzuela dentro de zarzuela, con homenaje final a la zarzuela. Tanto que la mandamos a Eurovisión.
Trato de favor es una zarzuela compuesta en 2023 pero con todos los ingredientes para convertirse en una obra de repertorio, pues utiliza todos los códigos clásicos del género, adaptados al público de hoy. [Fotos: Elena del Real]
Trato de favor es la historia de Ana Mía (Ainhoa Arteta), una diva de la copla, el cine y la zarzuela que termina en la cárcel por los chanchullos de su marido [Boris confiesa haberse inspirado en Sophia Loren, que estuvo en la cárcel por culpa de Carlo Ponti]. Allí se reencuentra con Maika (Nancy Fabiola Herrera), una mujer que forma parte de su pasado (y con la que podría plantearse un futuro) que se niega a darle trato de favor por ser famosa. También con Juan Miguel (Enrique Ferrer), un antiguo amante, y con Chelo (Amparo Navarro) que, al contrario que Maika, quiere aprovechar su estatus de estrella para convertir la prisión de Las Albricias en un set del Festival de Eurovisión.
Ana Mía (Ainhoa Arteta) entra en la cárcel, donde se reencuentra con Maika (Nancy Fabiola Herrera). Los fantasmas del pasado se convierten en algo más en el presente. [Fotos: Elena del Real]
El resto de personajes no pueden ser más ‘de zarzuela’: La colombiana (Amelia Font); La venenosa (María José Suárez); El presentador (el propio Boris Izaguirre); Mercedes (Gurutze Beitia) y Cuca (Lara Chaves). Con ellas, el Coro de Mujeres. El sainete está escrito y preparado para subir a escena.
Con él, Emilio Sagi crea un espectáculo redondo en una imponente escenografía carcelaria-discotequera de Daniel Bianco. Un telón plateado sirve a su vez de reja y deja entrever que comienza un Festival de Zarzuela en la prisión de Las Albricias como una actividad de las reclusas. El festival real comienza en escena –y en toda la sala– con una obra que es un autohomenaje al género, y que tiene todos los ingredientes para dar ese tan necesario paso para sobrevivir en el siglo XXI: la veteranía y el buen hacer de unos grandes que conocen el género (Ainhoa Arteta, Nancy Fabiola Herrera, María José Moreno, Emilio Sagi, Daniel Bianco o las coreografías de Nuria Castejón) con las ganas de hacer algo nuevo (y bueno) pensando en el patio de butacas de Lucas Vidal y Boris Izaguirre.
A nivel musical, Andrés Salado al frente de la Orquesta Titular del Teatro de La Zarzuela (Orquesta de la Comunidad de Madrid) hace una lectura castiza de la espléndida partitura de Vidal. Desde el chotis a la música disco suenan a ritmo de castañuelas en el coliseo de la Plazuela de Teresa Berganza, hasta hace unas semanas, calle Jovellanos. Sonidos nuevos para un género de siempre.
Arteta borda el papel de diva disco de la copla, y seguramente se sentirá mucho más cómoda en las próximas funciones, en las que se divertirá mucho más. Es lo que tiene que hacer: usar este trampolín hecho a medida para reinventarse, pues le llega la obra perfecta en el momento indicado. La mezzo canaria Nancy Fabiola Herrera crea una directora de prisiones de altos vuelos. Dos personajes de zarzuela en toda regla. Un segundo reparto con María Rey-Jolie (Ana Mía), Cristina Faus (Maika) y Javier Tomé (Juan Miguel) promete nuevas y diferentes alegrías.
Pese a ser una obra tan personal, compuesta a medida, Trato de favor puede tener vida con cualquier elenco que quiera subirlo a escena. Eso es lo que hay que hacer, programarla e incorporarla al repertorio. Como habría que hacer con El orgullo de quererte de Javier Carmena (precisamente, el pianista habitual de Ainhoa Arteta).
Estas zarzuelas actuales compuestas por encargo, pero con códigos de toda la vida, no deberían terminar en el cajón de las pajas mentales de los intelectuales que componen para ellos. No se lo merecen.