Sin duda, el cambio climático es uno de los grandes males de nuestro tiempo, y Joan Groizard está decidido a luchar contra él. Nacido en Palma de Mallorca en 1989, es el actual director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, una entidad pública adscrita al Ministerio de Transición Ecológica del Gobierno de España. Su labor consiste en impulsar medidas y políticas desde el ámbito institucional que promuevan la creación de una sociedad más sostenible y ecológica.
Su compromiso con el medio ambiente es incuestionable. Desde que se licenciara como ingeniero de Energía y Medio Ambiente por la Universidad de Cambridge, ha trabajado en el sector de las energías renovables en varios países europeos, y ha colaborado con distintos organismos gubernamentales. La lucha contra el cambio climático es para él una forma más de apostar por los derechos humanos, como lo es también el activismo LGTBI.
Groizard combina su labor ecologista con el apoyo al movimiento por los derechos del colectivo LGTBI, del que él mismo forma parte de manera activa. El director de IDAE considera que ambos activismos están «en el mismo barco» y trabajan de la mano para construir una sociedad más justa y respetuosa con el conjunto de la sociedad.
Joan Groizard ha querido hablar con Shangay en el mes del Orgullo para dar visibilidad a dos causas en las que está volcado: el cambio climático y los derechos LGTBI.
SHANGAY ⇒ ¿Estamos aún a tiempo de parar o, al menos, frenar el más que anunciado desastre?
JOAN GROIZARD ⇒ Vamos con retraso, pero estamos a tiempo. Acaba de decirnos la ciencia que hemos rebasado 7 de los 9 límites ambientales que permiten la vida humana en la Tierra. ¿Podemos revertirlo? Claro, y ya lo hicimos con otros retos ambientales como la capa de ozono.
Solo hay que querer hacerlo: tenemos las soluciones y tenemos las tecnologías. Y además, ya no es que sea más barato actuar contra el cambio climático que sufrir sus consecuencias… ¡Es que luchar contra el cambio climático genera beneficios y empleo! Mas aún en España: en cinco años hemos pasado de estar en el puesto 28 al puesto 8 de países más atractivos para la inversión en energías limpias, se han creado, literalmente, miles de puestos de trabajo en este sector, y hay nuevas industrias que están viniendo a España porque la luz será más barata aquí que en otros países, precisamente, por las renovables. El negacionismo climático, aparte de ir contra la ciencia, es un mal negocio porque no da ningún beneficio: ni social, ni ambiental, ni económico.
«El negacionismo climático, aparte de ir contra la ciencia, es un mal negocio porque no da ningún beneficio»
SHANGAY ⇒ Cuéntanos qué es el IDAE…
JOAN GORIZARD ⇒ Es un organismo público que ha estado impulsando la transición energética en España desde hace años, y ha estado detrás de muchas de las cosas que ahora nos parecen naturales. Por ejemplo, que cuando tienes que comprarte una nevera, una lavadora o un secador sepas la energía que consume el aparato; o los primeros proyectos de parques eólicos o industrias eficientes en España. Su misión es que España, que si algo tenemos son recursos naturales, como sol y viento, se pueda aprovechar ese potencial y se desperdicie la mínima energía posible.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué es un organismo tan poco conocido?
JOAN GORIZARD ⇒ Bueno, es verdad que en el sector energético siempre ha sido una referencia, pero en el día a día no se le ha conocido tanto. Pero también que a medida que la transición energética nos afecta cada vez más en lo particular, esa transformación también está llegando al IDAE, y cada vez se conoce más. Pero más importante que si el IDAE es conocido, es que el trabajo que hacemos, las ideas y las ayudas que impulsamos, lleguen a la gente. ¿Eso qué significa? Cuando la gente pone paneles solares en su casa, el instalador probablemente habrá estado siguiendo la guía del IDAE. Nuestro trabajo tiene impacto en muchos ámbitos, y puede llegar en forma de transporte público sostenible, de carriles bici, de ayudas para cambiar las ventanas y las calderas, para que los centros de salud se calienten con energías verdes y tantas otras cosas que están en nuestra vida cotidiana. Ese es el valor de IDAE.
«Es importante que las administraciones y las empresas impulsemos cambios ‘macro’, para que la población haga los ‘micro’ en su vida diaria»
SHANGAY ⇒ ¿Qué podemos hacer en nuestro día a día para intentar aportar nuestro granito de arena? Danos las claves para intentarlo…
JOAN GROIZARD ⇒ Con esto tengo cierto dilema. Por una parte, podemos hacer bastante, y ya hacemos mucho más de lo que pensamos. De hecho, cada vez que vamos andando o en transporte público en vez de coger el coche, o compartimos un taxi con varios amigos, estamos reduciendo nuestra contribución al cambio climático. También fijándonos en el origen de lo que compramos: no es lo mismo algo que se ha cultivado en España que en la otra punta del mundo. O cuando elegimos a quién le pagamos la factura de la luz, donde ya existen un montón de empresas 100% renovables. El ciudadano de a pie, gracias a años de educación y concienciación ambiental, tiene muchos gestos integrados.
Pero, aunque hay que ser responsable, el cambio climático no lo solucionamos solo a base de gestos individuales ni, por cierto, con una maceta en cada balcón. Lo más importante es que las administraciones y las empresas impulsemos los cambios ‘macro’, y lo pongamos aún más fácil para que cada uno podamos hacer los cambios ‘micro’ en nuestra vida. Y, como ciudadanos, tenemos la oportunidad de exigirlo cada vez que votamos o cada vez que compramos. No queremos greenwashing, igual que no queremos pinkwashing. Queremos políticas y productos responsables, serios y comprometidos.
«No queremos greenwashing, igual que no queremos pinkwashing; creo que cada vez hay menos. Engañar a la gente sale caro»
SHANGAY ⇒ ¿Ahorrar energía, o utilizarla bien, es siempre sinónimo de conciencia ecológica?
JOAN GROIZARD ⇒ Es sentido común y sale a cuenta. En casa nos enseñaron a apagar la luz al salir de una habitación por algo. Las empresas invierten miles de millones en ser más eficientes porque acaban ahorrando más. Si se hace por conciencia ecológica, bienvenido sea. Pero incluso sin esa conciencia, tiene sentido económico (y social) hacerlo.
SHANGAY ⇒ ‘Cambio climático’, ‘eco’, ‘bio’, ‘sostenibilidad’… Expresiones que, por manidas, ya son hasta una herramienta publicitaria. ¿Eso no puede ser un problema? ¿Sería necesario cambiar el discurso?
JOAN GROIZARD ⇒ Lo vivimos en muchos ámbitos. Es lo mismo que las llamadas sobre productos saludables, pero cada vez más vemos que tenemos que distinguir entre el eslogan y lo que realmente lo es. O, ahora que se acerca el Orgullo, y las empresas pintan sus logos o sus sedes con la bandera arcoíris, cuando en algunos casos no han hecho nada para el colectivo, o consienten la discriminación de clientes o empleados LGTBI. Creo que, como ciudadanía, tenemos que estar alerta y elegir la verdad frente una simple fachada. Afortunadamente, esta señal ya está calando. Creo que hay cada vez menos greenwashing, como creo que hay cada vez menos pinkwashing. O al menos, hay un público cada vez más capaz de no dejarse confundir. Este tipo de prácticas te vienen de vuelta. Engañar a la gente sale caro.
SHANGAY ⇒ ¿La concienciación por el medio ambiente y la lucha por los derechos LGTBI son, en cierta forma, dos caminos paralelos? ¿Son dos causas que van de la mano?
JOAN GROIZARD ⇒ Sí. Tenemos interiorizado que los derechos LGTBI son derechos humanos. Pues un medio ambiente protegido es también un derecho humano. Y como todos los activismos en defensa de los derechos humanos, estamos en el mismo barco. Colectivos como el LGTBI tenemos la suficiente memoria histórica como para saber que todas las causas en defensa de los derechos humanos, de la justicia social, al final, están unidas de un modo u otro. Y que, juntos, somos más.
SHANGAY ⇒ Llega el mes del Orgullo, en el que se reivindica la visibilidad. ¿Crees que sigue siendo necesaria?
JOAN GROIZARD ⇒ Es verdad que hemos recorrido ya mucho camino, y yo a nivel personal agradeceré siempre a quienes, por su visibilidad, abrieron el camino. De hecho, un estudio reciente dice que España es el segundo país en el mundo con mayor proporción de población LGTBI+. Que al final, realmente, es una medida de visibilidad, y en el caso de España puede estar muy ligado a la percepción de apoyo por parte del conjunto de la sociedad. Pero todavía queda mucho por hacer, y vemos que en determinados sectores (determinados deportes, algunos ámbitos de la política o sectores empresariales) no encontramos la misma proporción de personas LGTBI que lo que nos dicen las encuestas que hay en nuestra sociedad. En todo caso, espero poder estar aportando mi granito de arena a que se siga haciendo ese camino.
SHANGAY ⇒ ¿Consideras que el colectivo LGTBI tiene una sensibilidad especial con respecto al cambio climático?
JOAN GROIZARD ⇒ Obviamente, ser o no parte del colectivo no predetermina automáticamente el posicionamiento frente a causas concretas… Pero sí que creo que hay elementos que pueden contribuir a una determinada sensibilidad o empatía. Creo que entendemos bien cuáles son los riesgos de una amenaza. Sabemos el impacto de la LGTBIfobia sobre la vida y el futuro de la gente. Hemos visto (de hecho, vivido) causas que sabíamos que eran importantes, pero no siempre han contado con el apoyo de todo el mundo. El cambio climático impacta en la vida de la gente y su futuro. Un poco en línea con lo que decía antes, una vez asumimos que es cuestión de derechos humanos, creo que tenemos claro que es tan importante luchar contra el cambio climático como contra la LGTBIfobia.
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