Torremolinos recibe a Pastora Soler como merece, con un sol radiante. Y con unos buenos espetos, nada mejor para comenzar el viaje. Una manera ideal de tomar contacto con Pilar Sánchez Luque: Pili para familiares y amigos, Pastora Soler para el público. Algunos fans se sorprenderán al verla posando en rincones emblemáticos de la ciudad malagueña, y ninguno –varios eurofans LGTBIQ+ incluidos– se irá sin una foto con la artista ni una gran sonrisa cuando la piropean.
Con la mejor de las actitudes, Pastora y Pilar aparecen según el momento lo requiere, y no es que resulte un caso de esquizofrenia, al revés. La cantante sevillana ha aprendido –en ocasiones, a base de alguna caída (desgraciadamente, literal) y también momentos oscuros (que no tendrá problema en rememorar)– a diferenciar muy bien quién es la mujer que vive su día a día alejada de las cámaras y los focos y quién es la artista que derrocha voz y presencia cuando se sube a un escenario. “Al principio no fue fácil aprender a gestionarlo, me costó mucho tiempo entrar y salir con facilidad de Pastora Soler. Una vez lo logré, tener un rol diferente para cada nombre me ayuda mucho a diferenciar lo que hago en cada momento”.
Es de sobra conocido que 2014 fue un año oscuro para la artista, cuando sufrió de pánico escénico y se vio obligada a retirarse un tiempo. Y es ella misma quien saca directamente el tema en la conversación, porque a raíz de aquella experiencia asegura que logró verlo todo más claro y aprendió a priorizar. “La verdad es que fue el punto de inflexión para establecer una nueva escala de valores. Porque desde muy jovencita, la artista se comía a la persona, porque era casi una niña cuando empecé”. Y recuerda al echar la vista atrás: “Si de algo me arrepiento al echar la vista atrás es de no haber sido más rebelde en mi adolescencia. Fui demasiado dócil, tenía que haber sido más mala”. Y ríe.
No hay mal que por bien no venga, porque una vez vio claro que necesitaba parar un tiempo, rompió con todo, se centró en sí misma y, además, se quedó embarazada. Así comenzó una etapa nueva para Pilar, que se tomó su tiempo para volver a dejarse ver como Pastora. Puso sobre la mesa el tema de la salud mental, del que ahora se habla con bastante normalidad, algo que hace diez años no era tan habitual. “El revuelo mediático fue increíble”, recuerda. “Y no tuve problema en compartir mi verdad. Y la reacción de compañeros artistas y de personas anónimas fue increíble, recuerdo recibir cartas y mensajes preciosos. Es cierto que era algo que no se hablaba con naturalidad, y me alegra haber aportado mi granito de arena para alimentar la tan necesaria conversación”.
«Fui demasiado dócil en mi adolescencia, tenía que haber sido más rebelde»
Dos días en Torremolinos dan para mucho, y pasarlos al lado de Pastora/Pilar dio pie a pasear –y en su caso, también posar– en rincones emblemáticos de una ciudad con un encanto especial, mucho más allá de su amplia oferta nocturna LGTBIQ+. De hecho, coincidir allí con parte del equipo a cargo de montar y defender la candidatura de este icónico epicentro de la diversidad en Andalucía le permitió recordar sus vínculos con Torremolinos. “Venía mucho de escapada familiar, tiempo antes de conocer a mi marido [el bailarín y coreógrafo –también director artístico de talent shows como La Voz– malagueño Francis Viñolo, con quien se casó en 2009]”. Fue su primer destino vacacional, y cuenta cómo ha seguido visitándolo “incluso ya con las niñas [tienen dos, Estrella y Vega]. Hace dos años fui madrina del Winter Fest, y oye, ojalá nombren a Torremolinos sede del EuroPride, porque estaría encantada de que contaran conmigo de nuevo”.
Recuerda que desde niña tuvo presente, con la mayor de las normalidades, la realidad del colectivo. “Empecé a dar clases en una academia, en plena Alameda de Sevilla, con solo 8 años. Y allí lo mismo veía prostitutas que travestis, y claro, éramos niñas, todo lo naturalizábamos”. Cuando comenzó su carrera y fue añadiendo cada vez más amantes de la copla a su fandom, empezaron las confesiones. “Recuerdo a gais copleros mayores que me contaban cómo escapaban a Torremolinos cuando podían para huir de la homofobia que sufrían en sus pueblos y ciudades pequeñas. La mayoría, desgraciadamente, personas muy solitarias y muchas veces reprimidas”.
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Entre otras cosas, Pastora Soler es una gran defensora de los Orgullos de pueblo. “No podemos olvidarnos de que la realidad para las personas del colectivo es muy distinta a la de quienes viven en las capitales”. Una vez más, habla con conocimiento. “A raíz de mi elección para representar a España en Eurovisión [quedó en una espléndida décima posición –que supo a rotundo triunfo– en 2012, en Bakú (Azerbaiyán), con Quédate conmigo], empezó a seguirme un público más joven, parte de mis adorados eurofans. Y muchos compartían conmigo también sus complicadas historias… Cómo, en ocasiones, aún no se habían atrevido a salir del armario con sus familias, o cómo la reacción no había sido la que ellos esperaban, y mi música les daba fuerzas”.
«Con la polémica del Orgullo de Sevilla, me planteé ‘si no me quieren, no lo hago’. Pero no era algo que me diese igual»
A raíz de todas esas historias que ha ido descubriendo, tiene muy claro lo que no quiere que pase en su casa nunca. “Por eso en casa se habla de diversidad, de sexualidad y género con absoluta normalidad. Es importante que mis hijas sepan que las vamos a querer siempre como sean, y que deben respetar de la misma manera a todo el mundo”, explica. Incluso ya han estado en alguna boda de parejas LGTBIQ+, nos cuenta con una enorme, y orgullosa, sonrisa. También saben ya que mamá tiene una gran legión de eurofans que la admiran incondicionalmente –“aunque todavía no comprenden que un puesto 10 fuese tan celebrado”, explica riendo–.
Pastora recuerda cómo pasó del temor al amor hacia ese público tan especial. “Ahora que en mi gira hago un repaso completo de mi trayectoria hasta el momento, recuerdo cómo en la gala de preselección de temas para el festival también presenté mi primera canción dedicada al colectivo, Tu vida es tu vida…”. En ese momento, entraron los eurofans en su vida como un auténtico torbellino. Y dice que, de primeras, se asustó cuando le advirtieron que con sus comentarios pueden llegar a ser, de tan críticos, dañinos. “No puedo estar más agradecida por cómo me recibieron”. Y ahí siguen. “Porque me han ayudado a evolucionar, me han dado consejos muy buenos a la hora de montar shows, ¡incluso con estilismos! Es un público que me ha ayudado a crecer”.
«El público eurofán me ha ayudado a crecer, me ha dado muy buenos consejos, ¡incluso con estilismos!»
El pasado 27 de junio, la artista de Coria del Río cumplió un sueño al convertirse en pregonera del Orgullo LGTBIQ+ en Sevilla, en plena Alameda, esa que ella conoció siendo una niña y que supuso su primer contacto con la diversidad. Aceptó encantada la propuesta, y le sorprendió que, una vez se anunció, las redes ardieron con críticas por que fuese una persona que no es del colectivo la elegida como pregonera. No se hizo la sueca y salió rápidamente a dar la cara y explicar su verdad, como vuelve a hacer ahora cuando sacamos el tema. “Fue algo que no me esperaba, y menos en mi tierra”, dice. “He visto a compañeras como Mónica Naranjo y Chanel dar el pregón en Madrid… De primeras me planteé ‘si no me quieren, no lo hago’. Pero enseguida tuve claro que no, no era algo que me diese igual. He tenido mucho vínculo con la comunidad, sé que muchas personas LGTBIQ+ se han apoyado en mi música para que su camino fuese más llevadero”. Asegura que fue uno de los días más especiales de su vida, y que lo vivió como una gran responsabilidad, “sin olvidar en ningún momento que era un momento de reivindicación”.
A sus 46 años, se encuentra inmersa en una gira nacional con la que celebra sus primeros 30 sobre los escenarios, y que ha titulado Rosas y espinas. 30 años. Ha rebuscado en su memoria y en sus archivos para vivir junto al público un auténtico viaje por su trayectoria, repasando sus canciones más icónicas. Muchas, con una evidente exigencia vocal. De momento, vive tranquila en ese sentido, porque su voz responde. “Siempre he sido muy disciplinada, cada vez más. El entrenamiento vocal es muy importante. Cuando me fui a Las Vegas expresamente a ver a Céline Dion (de hecho, allí encargamos a nuestra hija Vega), me dije: ‘Sí se puede tener esa plenitud vocal a esa edad”.
Pastora Soler confiesa que, al echar la vista atrás para su actual gira, ha recordado cómo se sintió en cada momento de su carrera. “Incluso me he dado cuenta de errores y cosas que habría cambiado”, dice tranquila. “No tengo ningún problema en reconocerlo ante mi público”, asegura. “He comprobado a lo largo de los años que a la gente le encanta que te muestres sin filtros y natural”.
«Sé que muchas personas LGTBIQ+ se han apoyado en mi música para que su camino fuese más llevadero»
Lo comprobamos en un paseo por la renovada plaza Costa del Sol; la gente que la reconocía la trataba con esa cordialidad que ella siempre ha desprendido. “A mí también me gusta la gente de verdad”, apunta. Y al preguntarle por algunos de los viajes inolvidables que ha hecho, responde: “Por ejemplo, los dos que hice a El Cairo, uno de ellos a cantar. A una estudiante de Historia del Arte como yo, fascinada por los países árabes, me hizo muy feliz. Como visitar Estambul”. Y nos confiesa que le gustaría “volver a Nueva York. Estuvimos de viaje de novios, yo malísima. Volver con las niñas es una asignatura pendiente”.
Lo que no piensa hacer Soler, con respecto a su carrera, es estresarse de más: “Es algo que aprendí cuando aquel parón. Soy humana, y un día puedes estar mala, quizá tengas que cancelar por un resfriado, y no pasa nada. No todo va a ser trabajar y trabajar, tengo una vida más allá”. Ambiciones profesionales, las justas y necesarias: “Lo que quiero es seguir cantando, seguir caminando. No te voy a decir ahora que me gustaría hacer una gira internacional por Estados Unidos… Ahora estoy centrada en esta gira de celebración”. Y, por suerte para sus fans, con muchas ganas de seguir: “Siempre he sido muy inquieta, y quiero seguir sacando música y compartiendo historias a partir de las experiencias que te ofrece la vida”.
FOTOS: SALVA MUSTÉ
ESTILISMO: FRAN MARTO
MAQUILLAJE Y PELO: ÁLVARO SANPER PARA NARS/I.C.O.N. SPAIN
MAKING OF: PABLO CARRASCO DE JUANAS
PASTORA SOLER ACTÚA EN EL TEATRO CIRCO PRICE (MADRID) EL 25 DE OCTUBRE. MÁS INFORMACIÓN EN PASTORA-SOLEROFICIAL.ES