UMEN, en 'Generación selfi': "Es triste que en el mundo gay haya un sector racista importante"

UMEN es un artista LGTBIQ+ emergente que acaba de publicar su EP 'Daddy Issues'. Aquí nos cuenta en primera persona su historia de compromiso con su música y de superación.

UMEN es un artista pop LGTBIQ+ emergente que nos cuenta su historia en primera persona.
UMEN es un artista pop LGTBIQ+ emergente que nos cuenta su historia en primera persona.
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

18 marzo, 2025
Se lee en 7 minutos

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UMEN acaba de publicar su primer EP, VolUMEN 1: Daddy Issues, una personal aproximación al pop electrónico y al r’n’b, en una era teñida de rosa, en donde el artista madrileño LGTBIQ+ deja bien claras sus intenciones.

El miércoles 19 de marzo, UMEN lo presenta en directo en el madrileño Café de la Palma; una buena oportunidad de conocer su propuesta, en la que lleva trabajando años. De padre nigeriano y madre madrileña, se crió en Valdebernardo, donde vivió hasta los 17 años. Curiosamente, apostó por la ingeniería antes que enfocarse en la música –consejo paterno–, y este ingeniero de teleco ha pasado por castings de programas como Operación Triunfo –donde forjó amistad con artistas como Rakky Ripper o Shani la Santa– y La Voz. Con el tiempo, ha tenido clara su identidad artística, y apuesta al cien por cien por ella con su EP –donde deja muy claro quien es con títulos como Barbie Boy y Grindr–. Esta es su historia en primera persona, como parte de nuestra Generación selfi.


Barbie boy desde pequeño

UMEN

Me sentí muy incomprendido en la infancia. Era un niño negro que no era consciente de que lo era, porque mi padre no nos inculcó el sentimiento de tener raíces africanas. Encima, con TDAH y gay. Fue duro, porque iba a un colegio privado muy elitista. Pero tengo la suerte de que mi madre siempre me ha querido muchísimo; mi padre me tiraba las Barbies y ella me las volvía a comprar (de eso hablo en la canción Barbie Boy).

Siempre supe que soy gay, y a los 13 años empecé a tontear con otros chicos. De hecho, salí del armario porque una profesora poco menos que me obligó, y se lo contó a mi madre. Mi padre falleció cuando yo tenía 17, y nunca pude decirle directamente que soy homosexual. Fue lo más traumático que había vivido hasta entonces, me devastó».


Ciencias, no letras. Pero sí música

UMEN

«Lo último que me dijo mi padre fue que estudiara más, y me hizo prometérselo. Quería hacer Filología, pero mi padre, como buen señor africano, me dijo que eligiera entre Medicina, Ingeniería o Arquitectura. Elegí Telecomunicaciones, como mi hermano. Pensé «cuando él termine y se coloque, que me enchufe» [risas]. Mis ocho años me costó la carrera… Ya estaba cantando, a los 19 empiezo con un novio a distancia en Salamanca, con el que tuve una relación de seis años muy bonita, aunque terminó en drama cuando lo dejamos».


Buscando el triunfo

UMEN entrevistado en Shangay

«En 2018, con 24 años, me presenté al casting de Operación Triunfo, pasé varias fases, y en la última cogieron a Famous [que ganaría la edición] en vez de a mí. No sé por qué no nos cogieron a Rakky, a Shani la Santa, a Sofia Coll o a mí… ¡si somos circos andantes! Me porté como un niñato cuando no entré, pero es que me dio mucha rabia. Porque en la fase final pensaba que por ser negro me iban a coger. Es triste, pero lo pensaba de verdad, y el casting me abrió las puertas a la ansiedad.

También fue entonces cuando retomé mi formación, con Dani Reus [director del coro Gospel Factory] y Verónica Ferreiro, mi auténtica mentora. Dani me dio la oportunidad de entrar en su coro y empecé a conocer a muchos artistas y gente muy guay. Vi que se me daba bien y se empieza a forjar esa imagen del Michael [Umendu, su verdadero nombre] pop star. Me volví a presentar a OT en 2020, pero solo pasé dos castings».


Referencias crecientes

UMEN en Shangay

«No empecé a escuchar música de verdad hasta los 9 años. Hasta entonces, de fondo, la banda sonora la ponían mi padre, que escuchaba afrobeat y r’n’b, y mi hermano, que escuchaba rap, hip-hop español y también r’n’b: Ne-Yo, Craig David, Chris Brown… A Beyoncé, no, fíjate. Dice: ¡No me gustan las cantantes femeninas porque tienen un timbre muy agudo¡. Y yo le respondo «¿Entonces yo, qué?’. Porque de niño cantaba partes de La flauta mágica con esa voz de castrato que tenía… Pero, realmente, lo que fui mamando fueron esos referentes de r’n’b.

Son clave para mí Beyoncé, Demi Lovato y La Oreja de Van Gogh, de ellos me sé todas y cada una de sus canciones. Y si ahora miraras mi playlist de artistas más escuchados están ellos o Ariana Grande, pero también Arde Bogotá y Vetusta Morla. Ese soy yo».


Homofobia y racismo sistemáticos

UMEN

«Claro que he vivido episodios de homofobia, y los sigo sufriendo; también de racismo, ocurre sistemáticamente, pero ya no tomo nota. En el instituto, lo sufrí de personas como ese chico que va de superhetero y acaba chupándola en su moto, o ese otro que se liaba con todas y fue el primer chico con el que estuve, y me dejaba de mentiroso, hasta que le recordaba el tatuaje que no se le ve o hacia donde se le curva… O recordando OT, ¿por qué no podíamos entrar dos chicos negros? O las veces que me he presentado a La Voz, y me han dicho ‘lo sentimos, pero hay un perfil muy parecido a ti’. Solo porque es otro chico negro, porque ni nuestras voces ni nuestros estilos tenían nada que ver. Es algo que va a seguir ocurriendo, desgraciadamente. Pero ya paso, porque no quiero envenenarme.

Tuve una época woke en que era muy activiste, pero ya no. ¿Sabes lo más triste? Que en el mundo gay hay un sector racista importante, lo veo incluso en conocidos. Yo no tengo un cuerpo de gay normativo, y encima soy negro, y veo cómo eso influye en el apoyo a mi música. Hay amigos que irán antes a ver a Troye Sivan, a Sen Senra o a un artista emergente blanco que a un concierto mío. Hay incluso quien me lo ha reconocido…, y no mola».


Vía libre

UMEN

«Con 26 años, justo con pandemia, terminó la relación con el chico que te he contado. Ahí fue cuando di rienda suelta a mi creatividad. Poco a poco me hice un disco entero, que por fin ha visto la luz, con mis Daddy Issues, todo autobiográfico. Porque, ¿quién no ha sido un sugar baby al menos una vez en la vida? [risas] Soy extremadamente perfeccionista, y me tuve que enfrentar a gestionar mucha presión, nunca había me había enfrentado a ese nivel de ansiedad. Y si no tienes mecenas o alguien detrás que te ayude, todo es muy complicado, te frustras. Pones todo tu amor por la música, todo tu talento, todo tu dinero… y ves que los tiempos se van alargando.

Estuvimos un año y medio trabajando en la producción, y me di cuenta de que no daba abasto, y menos siendo neurodivergente diagnosticado desde los 16 años. Me desregulé de una manera insostenible, pero aguantaba, entre otras cosas, por mi trabajo como agente vendiendo gas…, aunque sé que no me pega [risas]. Me cogí una baja por depresión, y me rompí, lo dejé todo, incluida la música«.


Volver a empezar

UMEN

«Tuve que aprender a vivir de otra manera, porque mi psicólogo me dijo que debía dejarlo todo y volver a construirme. Empecé a escribir el que será mi segundo disco, que he titulado con el nombre de perfil de mi ex en Instagram. Así que adelanto que varios temas son para él… Para mí es fundamental que mi imaginario esté anclado en lo personal, soy muy Taylor Swift. Las canciones las hago siempre para mí, y luego algunas ven la luz.

Apareció un sello interesado en llevarme hace menos de un año, y como ahora ya tengo un mánager que confía en mi proyecto para que se ocupe de mis cosas, pues vamos para adelante. Ya no llevo la carga de todo y, claro, mejor. Si todo el imaginario del proyecto es en rosa es porque a Umen lo proyecto como un caramelito. Yo, que nunca había vestido de rosa, hasta me teñí el pelo. El rosa seguirá siempre ahí, solo que cuando pase de twinka a twonka cambiaré de tonalidad [risas]».

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