Hace unos meses nos hacíamos eco de la llegada a Madrid del musical Kinky Boots, todo un canto a la diversidad y una celebración de la vida que es, además, una nueva demostración de que el actual fenómeno drag sigue imparable. La diversión, la música y el colorido están servidos.
Somos muchos los que hemos vivido desde las butacas del Espacio Ibercaja Delicias esta increíble historia de superación, de solidaridad, empatía y, sobre todo, de amor. Hemos celebrado, bailado y cantado junto a los protagonistas, y hemos pasado cerca de tres horas de pura diversión. Pero lo bueno también tiene un final, y Kinky Boots se despedirá de la capital el próximo 30 de enero.
Por suerte, nada borrará el recuerdo y, por supuesto, aún quedan días para disfrutar de este musical que nació de una película británica homónima dirigida por Julian Jarrold y estrenada en 2005, que en España fue bautizada como Pisando fuerte.
En ella –como en el musical–, Charlie Price (allí Joel Edgerton, aquí, Daniel Diges) se ve obligado a hacerse cargo de la fábrica de zapatos familiar tras la repentina muerte de su padre. El negocio no va nada bien y los empleados dudan de la capacidad de Charlie para reflotarla. Por casualidad, en un viaje que hace a Londres conoce en un cabaret a una drag llamada Lola (allí Chiwetel Ejiofor, aquí el brasileño Tiago Barbosa), y es ella quien le da la idea de que comience a fabricar calzado para drags, que es un auténtico filón por explotar.
El siempre inquieto creador Harvey Fierstein –al que nunca podremos agradecerle lo suficiente su clásica Trilogía de Nueva York– vio material de primera para crear una obra musical que pudiera estrenarse en Broadway. Y llamó a su amiga Cyndi Lauper para proponerle que escribiera las canciones originales para el show. De esa mágica combinación surgió Kinky Boots, y Fierstein asegura que tuvo claro desde el principio, cuando se estrenó en 2012, que sería un gran éxito. Probablemente se quedó incluso corto, porque ni en sus mejores sueños habría imaginado que este inspirador musical recogería Tonys (al mejor musical y mejor música original), Olivier Awards (como mejor nuevo musical) y hasta un Grammy (a mejor álbum de teatro musical).
«En Kinky Boots se tratan temas muy hondos con canciones maravillosas de Cyndi Lauper» (Ricky Pashkus)
La historia de la especial relación entre un hombre de poco mundo y miras cortas y una travesti que apuesta por ser auténtica y solo quiere que la quieran conecta con el público allá donde es estrena. El coreógrafo y director Ricky Pashkus dirigió en Argentina el montaje que hemos visto en Madrid. Estaba teniendo un enorme éxito, y llegó la pandemia, lo que obligó, obviamente, a cerrar los teatros.
El iniquieto Pashkus comenzó a barajar la posibilidad de exportar ese montaje a otros países, y contactó con la productora española LetsGo. El principal miedo del argentino era no encontrar sala donde poder estrenar en Madrid, pero sus socios españoles le tranquilizaron: iban a crear una nueva en pleno centro para acoger el musical, el Espacio Ibercaja Delicias. “Enviamos por barco toda la escenografía. Toda una odisea, pero había que capear el temporal de la pandemia de alguna manera”.
Recuerda Ricky que, cuando llegó a Madrid hace seis meses, el lugar donde ahora se representa diariamente Kinky Boots era literalmente un descampado. “No sabes la alegría que me da verlo ahora, porque hemos ido ensayando a la vez que el espacio donde se iba a representar se iba creando. Fue un acto de fe, como dice una de las canciones de la obra”. El día que vio por primera vez el musical (“hace muchos años”), Ricky Pashkus se enamoró de él. Pero le parecía imposible montarlo en Argentina por el momento social y político que se vivía. “Mucha gente ni sabía lo que era una drag queen”, afirma. Por suerte, las cosas fueron cambiando a mejor. “No es un dato menor que el hijo del presidente Fernández sea drag y no binario”, apunta. “Ese hecho generó una enorme conciencia”.
A España ha llegado en un momento dulce de visibilidad drag, aunque no dejan de ser también tiempos convulsos en los que no siempre se respeta la diferencia. Por eso Tiago Barbosa –que durante varios años estuvo en la Gran Vía protagonizando El Rey León, y que aquí es Lola– cree que es tan importante que Kinky Boots llegara a la cartelera madrileña. “Menudo cambio tan brutal para mí”, dice. “He pasado de león a reina… Y el público me acompaña y me jalea de una manera increíble”.
«He pasado de león a reina» (Tiago Barbosa)
Esa reina llamada Lola ha obligado a Barbosa –que es muy consciente de la responsabilidad que supone encarnar un personaje que proporcionó grandes elogios a Billy Porter (Pose) en Broadway– a un trabajo exhaustivo durante meses a todos los niveles. “Tuve que buscar una feminidad que yo no tenía. Además, no me había travestido ni una vez en mi vida”, confiesa. “Tuve muy claro desde el primer momento que me iba a acercar al mundo drag con el máximo respeto”.
Decidió además que iba a buscar herramientas en la comunidad trans. “Porque siento que mi Lola es una mujer trans”, afirma. “Sin buscar nunca la gracia por la gracia, porque el personaje es mucho más”. De modo que Barbosa comenzó a perder masa muscular (“cuatro kilos”), a dar clases de baile y a subirse a tacones para ir dando forma, en todos los sentidos, al que denomina su mayor reto profesional hasta la fecha. “Le perdí el miedo y busqué todos los recursos a mi alcance para darle esa luz que tiene el personaje”.
Pashkus afirma rotundo: “A mí el tema de la obra me llega y me llena”. Y continúa: “Más allá de los problemas de la fábrica en la que transcurre o de que se hable de la identidad de género, los dos muy importantes, tiene un mensaje celebratorio que me impactó desde la primera vez que la vi. Porque en Kinky Boots se tratan temas muy hondos que se celebran con unas canciones maravillosas de Cyndi Lauper que llevan a todo el mundo a terminar bailando”. Como hombre abiertamente gay, siente que una obra como esta puede hacer mucho bien, más allá de la diversión que ofrece. “Porque no podemos dar por sentado que los avances en cuestión de leyes son entendidos de primeras por toda la población”.
«Kinky Boots es un canto sencillo, pero muy elocuente, a la diversidad» (Ricky Pashkus)
Se lamenta del aumento de ataques LGTBIfóbicos tanto en su país de origen como en España, y piensa que hay que contribuir a cambiar la mentalidad de la gente intolerante con todos los medios nuestro alcance. “La cultura, la educación y los medios de comunicación son esenciales”. Pronto se cumplirán diez años del estreno de Kinky Boots, y su mensaje sigue siendo absolutamente relevante. “Esta obra es un canto sencillo, pero muy elocuente, a la diversidad”, dice Pashkus. Que se muestra orgullosísimo de la compañía que ha creado, capitaneada por Daniel Diges, Tiago Barbosa y Angy. “Daniel y Tiago se respetan enormemente y se quieren”. Y de Angy afirma: Es directamente luz”.
No se olvida de los actores que dan vida a las Angels, esas drag queens que acompañan a Lola durante todo el espectáculo. “Me obnubilan a a diario con su energía y su teatralidad”. Además, revela un dato curioso. “Dani Diges se presentó al casting convencido de que iba a conseguir el papel de Lola, se vino con tacones”, recuerda entre risas. Pero Lola tiene que estar protagonizada por una persona racializada. “Cuando apareció Tiago me deslumbró profundamente. Y los dos han sabido desarrollar de maravilla dos personajes muy exigentes”.
«Lola, mi personaje, no tiene ningún miedo de ser quien es ni de su diferencia» (Tiago Barbosa)
Los dos protagonistas se van descubriendo y respetando más según avanza la trama y se conocen de verdad el uno al otro. “No es la historia de amor que cabría imaginar cuando empieza”, explica su director. “Es una amor más elevado que el de una relación sexual. Y es que Lola termina revelando los prejuicios homófobos que tiene Charlie, frente a los que responde con un amor gigante. Algo que en la vida real sería muy complicado que sucediera, porque ciertos insultos que se escuchan en la fábrica, a día de hoy, en la vida real, estarían castigados”. Una relación que en un momento dado de la función resulta reñida, y a la que los dos protagonistas se enfrentaron en los ensayos con preocupación, sobre todo por parte de Daniel Diges, como revela Tiago Barbosa. “Es que somos grandes amigos, nuestra relación fuera del escenario es maravillosa desde hace tiempo”.
Esa química les ha ayudado mucho cuando ha llegado la hora de subirse juntos a las tablas. “Nuestra mirada es de gran complicidad, es muy bonito trabajar con él”. Y Tiago tuvo que tranquilizarle cuando llegó el momento de trabajar las escenas en donde el conflicto entre sus personajes explota. “Le dije que no tuviera miedo de escupir las palabras tan feas que dice a Lola en un momento dado, aunque me asegurara que le dolía hacerlo. Son un reflejo de situaciones que, desgraciadamente, mucha gente vive en su día a día”.
Barbosa se enorgullece de cómo las encaja Lola. “Con gran dignidad, porque ella ya ha pasado por mucho y no piensa aceptar ni un insulto más. Me encanta que tenga un carácter tan fuerte, porque no tiene ningún miedo de ser quien es ni de su diferencia”. Respeto y empatía son dos términos que tanto director como actor repiten constantemente como básicos en el universo de Kinky Boots. “Es una montaña rusa de emociones”, concluye Barbosa. Y Ricky Pashkus añade: “Las drags son en sí mismas una celebración constante de la vida, y eso encaja perfectamente con mi visión del mundo y de este espectáculo”.
FOTOS: MIGUEL ÁNGEL FERNández
vídeo: pablo carrasco de juanas
AYTE. FOTOGRAFÍA: JAVIER MONSALVE
EL MUSICAL KINKY BOOTS SE REPRESENTA hasta el 30 de enero EN EL ESPACIO IBERCAJA DELICIAS (PASEO DE LAS DELICIAS, 61) DE MADRID.