Echando la vista atrás, hace treinta años sucedieron dos cosas aparentemente inconexas: Marta Sánchez lanzaba su primer disco en solitario y la revista Shangay (por aquel entonces, un fanzine llamado Shangay Express) empezó su andadura. Esta bonita coincidencia no sería más que el principio de una relación que se ha mantenido durante las últimas tres décadas. Todo un viaje en el que la cantante nos ha acompañado de la mano y que ahora celebramos con ella.
Desde las múltiples portadas que ha protagonizado a los numerosos Orgullos en los que “la reina del pop español” –como la coronó su amiguísima Alaska– nos ha hecho disfrutar con temas como Desesperada, Soy yo o Superstar.
“No es fácil mantenerse tantos años en esta industria. Ha sido una carrera de fondo, de mucho esfuerzo y sacrificio, y en la que he tenido siempre el apoyo del colectivo. Ha habido siempre una sinergia muy bonita entre el colectivo LGTBIQ+ y mi música, y espero que esa unión siga siempre así hasta el final de mi carrera”. Marta Sánchez ha sido la protagonista de un fenómeno pop sin precedentes en nuestro país. Durante décadas, la rubia del pop sonaba en radios, llenaba conciertos y vendía discos a montones. Algunos la envidiaban, otros directamente la odiaban, mientras que otros tantos la amaban y querían ponerse una peluca para ser como ella. Su etapa con Olé Olé la catapultó a la fama, pero su despegue fue con su carrera en solitario y Mujer, su primer álbum, cosechó ventas millonarias en todo el mundo.
“Si echo la vista atrás, veo que han sido treinta años muy fructíferos. No siento que haya parado en ningún momento, cuando no he sacado disco, he trabajado en televisión o hecho conciertos en España y América. La verdad es que no he parado, y me siento muy afortunada por ello”. En todo este tiempo ha habido momentos de lo más icónicos que forman parte del imaginario colectivo de todo un país, como aquella interpretación de Soldados del amor en una base militar en plena Guerra del Golfo, donde actuó para las tropas españolas: “Es que siempre he sido muy patriota”, dice entre risas.
«Siempre se me ha juzgado sin conocerme»
“No sabría con qué momento quedarme de toda mi carrera. La verdad es que ha habido muchos eventos muy espaciales. Como aquella actuación que hice con Alaska en el concierto de Los 40 principales, o con Mónica Naranjo en México. También he hecho canciones tan bonitas como Vivo por ella con Andrea Bocelli, y he colaborado con Slash, Carlos Baute…”. Y si algo ha sido Marta Sánchez es una pionera: provocativa, escandalosa y seductora, así como empoderada y líder. Cuestionada tantas veces por su imagen, Sánchez ha abierto puertas a otras cantantes como Ana Mena, Aitana y Lola Índigo. “El tiempo me dará mi sitio. Siempre se me ha juzgado sin conocerme, y es una de las cosas que más me ha costado aprender, no juzgar sin conocer. Creo que mi sello es reconocible, mi voz, mi música, mi estilo, y eso supera cualquier prejuicio. Además, siempre me he sentido muy afortunada. He podido trabajar con los mejores productores del mundo. He sido la niña mimada del pop”.
«He sido número uno durante muchas décadas»
La realidad es que Sánchez no es la misma que hace treinta años, al menos en cuanto a madurez se refiere. “Tampoco he cambiado tanto, mi esencia sigue estando ahí, pero sí que he aprendido mucho. Ahora me echo menos carga a las espaldas, sobre todo psicológicamente. No dejo que las cosas me afecten tanto y le doy prioridad solo a lo importante. También me intento valorar más porque siempre he sido muy exigente conmigo misma, demasiado perfeccionista y crítica. Me permito valorarme…, que, oye, echando la vista atrás y viendo mi trayectoria, he sido número uno durante muchas décadas, y algunas veces eso no lo he visto. Así que, sí, soy una número uno. También me gusta ver de vez en cuando mis actuaciones en vídeo… y no me reconozco. Era más valiente. Lo que sí reconozco es que he sido una trabajadora nata y he sudado mucho la toalla. Era más atrevida y lanzada, lo di todo para conseguir estar donde estoy. Me encantaría que la Marta de Mujer me diera los consejos a mí”, cuenta entre risas.
Ahora, con su madurez y su carrera asentada, tiene la vista puesta en otros objetivos: “Me quedan muchos sueños por cumplir. Por ejemplo, me apetece mucho tener una casa con huerto, no sé dónde, pero pronto me dedicaré a buscarla. Una casa pequeñita y cuca donde haga buen tiempo y poder descansar y desconectar. También me gustaría ver a mi hija casada con un buen hombre. Y, por supuesto, seguir sana y feliz, sobre todo junto a mi pareja”.
Martísima, Miss Sánchez o la reina del pop son algunos de los títulos que ostenta la rubia más exitosa del pop patrio. Este último, en concreto, es uno de los más especiales para ella por la estrecha relación que mantiene con quien la llamó así: Alaska. “Es mi prima y la quiero con locura. Para mí todo lo que dice ella va a misa, porque me parece que es una de las mujeres con la cabeza mejor amueblada de este país y parte del mundo. O sea, que recibir un halago así de su parte es una bendición y un regalo. A lo mejor se pasó un poquito, porque creo que hay dos o tres reinas más (no voy a decir quiénes son…), pero ellas lo saben y la gente también si les preguntas. Y desde luego, Alaska es una de esas con las que comparto el trono”. Entre esos cargos de ‘realeza’, también está el de diva gay, por supuesto: “Creo que todo lo que he hecho ha gustado mucho al público LGTBIQ+, ya sea por mi feminidad, mi estética o por ese punto rebelde. También mi música bailable y animada, con letras valientes que hablaban de defender como uno es sin que importe lo que los demás piensen, ha gustado mucho y se han sentido muy identificados”.
Es inevitable preguntarle por su estrecha relación con Shangay, con la que comparte aniversario y multitud de recuerdos y anécdotas. Una amistad y unión que ha perdurado en el tiempo. “Para mí Shangay es sinónimo de amistad. Cuando nació hace treinta años me pareció una revista muy valiente, por la que muchos pusieron el grito en el cielo. A mí me encantaba verla por todos los rincones, en los locales, las tiendas, las peluquerías, ahí estaba, haciendo ruido. Además, no era una revista tímida, era enorme, gigante para que se viera y todo el mundo supiera que existía, que el colectivo existía. Yo la veía y decía ‘olé sus huevos’ porque, cuando haces algo con convencimiento y valentía, las cosas salen bien. He sido portada un montón de veces y me encantaba hacerme esas fotos tan bonitas y que me hacían sentir tan orgullosa de formar parte de algo así.
«El Orgullo ha sido mi hábitat natural»
«Es una publicación muy, muy necesaria con la que además he ido de la mano a cantar en los escenarios del Orgullo tantas veces, y por la que me han hecho sentir una más dentro de la comunidad. El Orgullo ha sido mi hábitat natural, me he sentido como pez en el agua, rodeada de tantísimos amigos gais, lesbianas, bisexuales… Es una fiesta muy necesaria, y aunque alguna vez nos hayan puesto obstáculos para hacerla, se va a seguir haciendo porque es importantísimo reivindicar la luz, el color y la libertad que transmite”.
FOTOS: SALVA MUSTÉ
VÍDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS