La vida en España de Boris Izaguirre y la de Shangay –que celebra su 25 aniversario– han corrido paralelas. Izaguirre llego hace 26 desde su Venezuela natal, comenzaba a vivir su gran historia de amor con el que hoy es su marido, Rubén Nogueira, y lo hacía en Santiago de Compostela.
Curioso que justo cuando hablamos con él acabe de estrenar un nuevo programa en nuestra televisión, ¡Sí, quiero ese vestido!, del que se siente muy orgulloso. “Hemos hecho una familia magnífica durante el rodaje. Es muy interesante mostrar que detrás de cada vestido hay una historia, las historias de amor de cada novia, lo que ha vivido cada una y cómo han encontrado el amor perfecto, la persona con la que quieren casarse”.
Define esta nueva aventura como “programa boutique”, y le parece una continuación perfecta para los dos grandes programas que le han marcado y más popularidad le han dado, Crónicas marcianas y MasterChef Celebrity. “Este ha supuesto un recorrido arriesgado y con sobresaltos”, afirma. “Tener en veinte años de carrera esos dos hitos es fantástico”. Asegura que para él ha sido más que un concurso, “una rehabilitación en todos los sentidos”.
De nuevo, habrá quienes no quieran ver más allá del concurso como un mero entretenimiento, pero para Boris Izaguirre, cualquier aventura en la que se embarca es siempre algo más. “En este caso, a través de algo tan tenso como es cocinar vas aprendiendo a verte a ti mismo como una receta”, asegura. “Te das cuenta de lo que falta, lo que sobra, lo que está conseguido y no hay que alterar…, es alucinante”.
No niega que el hecho de volver a presentarse ante una gran audiencia también le provocaba cierta inquietud. “Tenía que mostrarles que he cambiado, que soy otra persona, y así ha sido”. Una persona muy distinta a la que llegó a España hace un cuarto de siglo, el que cumple Shangay, más un año.
De nuevo, resalta el disfrute que supone para él estar al frente de un programa como ¡Sí, quiero ese vestido!, porque en él sus protagonistas buscan celebrar el hecho de haber encontrado el amor perfecto. “Es que yo vivo junto a Rubén, mi marido, desde hace 26 años, los más importantes de mi vida. Gracias a él descubrí un país que me ha adoptado y me dado prácticamente todo lo que tengo. Y Shangay nos ha acompañado durante todo este tiempo”.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con Shangay?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ En la mágica primavera de 1994, cuando me mudé a Madrid. Al principio solo, tomé la inicitativa y me fui a buscar trabajo, y Rubén vino después, una vez que estuve más establecido. Enseguida descubrí el Shangay Tea Dance de los domingos junto a Leopoldo Alas. Gracias a él entré en ese universo. Los estupendos recuerdos de aquella época los cuento en Tiempo de tormentas; es quizá uno de los episodios más interesantes de la novela. Madrid era una ciudad fascinante en aquella época, un momento muy importante para el movimiento LGTBI, que empezaba a coger fuerza. Al principio lo veía como observador, y poco a poco me convertí claramente en participante activo”.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo valoras los cambios que ha vivido España en estos 25 años?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Ha sido algo increíble. Sobre todo cuando lo ves desde fuera, como yo ahora [actualmente vive en Miami]. España es un referente indiscutible a nivel mundial en cuanto a derechos LGTBI, el de estos veinticinco años ha sido un viaje fantástico. Y eso me hace sentir muy orgulloso.
“La sociedad española ha ayudado a la comunidad LGTB a crecer de una manera muy rápida”
SHANGAY ⇒ ¿Te consideras activista?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Creo que no entro en esa categoría. Soy un muy buen compañero. Y en un momento determinado se necesita mi voz, la presto encantado. Me he sentido muy honrado todas las veces que me han nombrado pregonero del Orgullo. Pero no tengo el carácter de un activista. Prefiero volcar toda esa disciplina en mi trabajo y, sobre todo, en mis libros. Siempre he sido muy sincero a la hora de compartir mi forma de ser, no tengo otra. Si eso se convierte en ejemplo, bienvenido sea, pero nunca ha sido mi propósito. Si mi éxito sirve de apoyo a una persona que se sienta incómoda en su ciudad de origen, o que cree que no le dan las suficientes oportunidades, encantado”.
SHANGAY ⇒ Desde que vives en España, eres un ejemplo de visibilidad…
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Porque estaba en el sitio correcto en el momento adecuado. Si una persona como yo no hubiera tenido la oportunidad que em dio un programa de televisión tan masivamente seguido como Crónicas marcianas no hubiera sido lo mismo. Nunca podré estar lo suficientemente agradecido a Crónicas… por haber pensado que yo representaba algo que estaba sucediendo, y haberme dado esa oportunidad de compartir mi mensaje con una audiencia masiva.
SHANGAY ⇒ ¿Eras consciente de lo que estabas provocando y logrando con Crónicas… mientras lo hacías?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ No. Porque nosotros vivíamos por y para el programa durante prácticamente todo el día”. Fueron años en que todo funcionaba como un reloj, y nadie alteraba el orden de los acontecimientos diarios. Fue a raíz de la primera edición de Operación Triunfo cuando nos dimos cuenta. Como OT se grababa al lado de nuestro estudio, al ver las que formaban con sus firmas de discos, decidimos organizar quedadas también con el público en distintas ciudades, y al ver como se manifestaba la gente fue cuando me di cuenta de lo impresionante que era todo.
“La homosexualidad es una cultura”
SHANGAY ⇒ ¿Qué referentes LGTB tuviste tú creciendo?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que eran muchísimos. Hay por parte de mucha gente un gran deseo de marginalizar la homosexualidad, pero no, la homosexualidad es una cultura. Y yo he tenido referentes culturales todo el tiempo. Llámense Liberace, Michael Jackson, Tchaikovsky, Oscar Wilde, Freddie Mercury… Y es posible que ellos tuvieran grandes conflictos para reconocer su homosexualidad. Pero su arte y su espíritu contribuyen a esa gran cultura, y cuando yo los veía, los escuchaba o los leía de pequeño me daba cuenta de que eran personas gays que hacían cosas muy interesantes.
SHANGAY ⇒ Unas páginas más adelante, Javier Ambrossi te cita como un referente para él, asegura que verte en Crónicas marcianas le ayudó a reafirmarse. ¿Cómo llevabas que hubiera gente que te tachara de frívolo en aquel entonces y que a la vez inspiraras a otra?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ A mí nunca me importó que me tacharan de frívolo porque lo soy. Mi frivolidad ha sido siempre una herramienta de trabajo extraordinaria. Es una seña de identidad que me ha acompañado siempre como una especie de hada madrina que me escogió. El don de la frivolidad estaba paseando por el mundo, vio un bebé mariquita muy increíble en Caracas y dijo “este va a ser el gran frívolo para el mundo“. Supongo que pasar a ser un referente tiene que ver con mis veinte años de carrera en España, una trayectoria larga ante el público. Pero mira, al final, que Javier Ambrossi, con lo divino que es, me dé ese peso tan increíble y me agradezca lo que he podido hacer por él me parece fenomenal. Me encantaría que nos convirtiéramos en ‘Los Javis y Boris’.
SHANGAY ⇒ En un momento en que la plumofobia ha cobrado, desgraciadamente, un gran peso en nuestra sociedad –incluso dentro de la comunidad gay–, hay que recordar el impacto que tuvo en Crónicas… el hecho de que te mostraras tan mariquita y con tanta pluma. Es algo de lo que siempre has estado orgulloso aunque sabes que hay quien le acusa de perpetuar un determinado cliché que se asocia de manera perezosa a los homosexuales…
BORIS IZAGUIRRE ⇒ ¡No hay nada más fantástico que tener pluma! Siempre he tenido una curiosa relación con los clichés. No hay que tenerles miedo, al contrario: hay que investigar todas las posibilidades que te ofrece el cliché para ser distinto, para darle la vuelta a todo. Se llama supervivencia, y yo soy un gran superviviente.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué crees que dentro de las apps gay existe esa fiebre del ‘masc x masc’?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Creo que es porque quienes utilizan esa expresión están esperando que ese masculino que buscan le muestre la pluma, dé el primer grito y mariconee… [risas]. Es algo ridículo, porque no hay nada más saludable en la vida que mariconear un poquito cada día. Yo lo hago según termino de ducharme, llevo mejor el día así.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo viviste la polémica en torno al término ‘mariconez’ desatada en OT?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Maricón lo considero un insulto, indiscutiblemente, pero ciertos usos de la palabra desengrasan. Ya para rígido, mi marido en la tele… El hecho de que una nueva generación plantee que su uso resulta incluso homófobo sí me parece bien. Se ha creado un debate muy interesante, y todos debemos agradecer a María que lo viera así, aunque después se demostrara que no era para nada un contenido homófobo [el de la canción Quédate en Madrid de Mecano]. Lo que se generó es muy sano, aunque siempre se puede matizar, no hay que ser radical. Lo importante es generar una conversación; hemos luchado por la tolerancia hacia nuestra condición sexual, y la sociedad española nos ha demostrado que tiene la capacidad para hacer ese ejercicio. Y ha ayudado a la comunidad LGTB a crecer de una manera más rápida y madura que en otras sociedades del mundo.
SHANGAY ⇒ Cuándo ves la transfobia de Trump o la homofobia de Bolsonaro, ¿sientes preocupación por nuestro futuro?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Claro. Siento que la lucha continúa, es lo que debemos pensar todos. Tenemos que poner nuestra energía, nuestro discurso y nuestro deseo de unidad para hacer llegar el mensaje a los lugares en los que más falta. Somos ciudadanos de un mismo planeta y todos debemos defender la diversidad, como durante décadas hemos hecho en España con tanto esfuerzo, y también diversión.
“No hay nada más fantástico que tener pluma”
SHANGAY ⇒ ¿Cómo valoras los 25 años que lleva Shangay lleva apostando por la visibilidad y la normalización a través de la información cultural y de entretenimiento?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Es muy necesario que siga existiendo. Porque lo mismo publicáis una entrevista conmigo que un reportaje de chicos monísimos que da gusto verlos posar. Shangay ha tenido muchos momentos muy divinos; cierro los ojos y me vienen a la mente portadas como la de Gonzalo Miró con un helado derritiéndosele en el pecho, o todas las que han tenido nuestras grandes divas, Alaska, Marta [Sánchez], Mónica [Naranjo]… Con cada nueva revista nos habéis abierto los ojos a lo que pasa en nuestra en nuestra comunidad, lo que interesa musicalmente, intelectualmente… Siempre he sido pro Shangay, y me siento parte de la familia.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ves el futuro de la familia LGTB?
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Con optimismo. Quienes formamos parte de la comunidad LGTB hemos contribuido a ampliar la visión de lo que es una familia. Antes de que existiera Shangay, por ejemplo, tú pensabas que solo existían dos modelos de familia, en la que nacías y la que escogías, que parecía que tenía menos peso en la sociedad. A través de nuestra lucha hemos demostrado que no, que ninguna familia es inferior a otra.
SHANGAY ⇒ Escritor, presentador, showman, guionista… Siempre has hecho gala de una gran versatilidad profesional, que vives con naturalidad…
BORIS IZAGUIRRE ⇒ Al final, la televisión y la literatura no son tan distintas. Lo más complicado para mí ha sido compartimentar el tiempo para las dos. Pero se logra. No estoy dispuesto a renunciar a ninguna de las dos. Había quien me decía que igual no debía cultivar este histrionismo que me caracteriza porque podía ensombrecer mi faceta como escritor, y que lo suyo era decidirme solo por una de las dos opciones. Yo tuve claro que no, y también he sobrevivido a eso.