¿Cuáles son tus razones para no hacerte las pruebas sobre el VIH? Esa es la pregunta que CESIDA y Gilead te hacen con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra el próximo domingo 1 de diciembre. Agoney es uno de los personajes conocidos que ponen rostro a esta campaña, cuyo objetivo es resaltar la importancia de hacerse las pruebas. Detectarlo a tiempo es la clave para poder seguir llevando una vida normal con el tratamiento adecuado.
Este proyecto trata temas como la indetectabilidad, la salud sexual y los diferentes grupos más vulnerables a la infección. La campaña consiste en una acción multimedia que pretende conseguir la concienciación de la sociedad. El objetivo principal es acabar con los miedos y el desconocimiento para así evitar un diagnóstico tardío de VIH.
Junto a Agoney participan personajes tan populares como la presentadora de televisión Emma García y la actriz Eva Isanta. En el vídeo los tres recitan tópicos sobre el VIH, frases cotidianas que utilizamos con (demasiada) frecuencia, del tipo “eso es de los 80” o “yo siempre uso condón”, cuando no es verdad. Todo ello para concienciar de los riesgos que existen, sobre todo entre las personas más jóvenes.
Recordemos que los estudios demuestran que son muchas las personas que han bajado la guardia: como el VIH es hoy una enfermedad crónica, consideran que ya no es necesario mantener protección.
Por ello, frases como “es una leyenda urbana”, “yo no tengo sexo” o “solo les pasa a los gays y a la gente ligerita” se repiten con más frecuencia de la deseada. También por ello es tan necesaria esta campaña.
Aunque en la actualidad podemos hablar del VIH como de una enfermedad tratable e incluso intransmisible para personas que sean indetectables, en la década de los 80-90 la epidemia del VIH arrasó con una generación, y muchos amigos y compañeros no lograron superar el trance.
Ramón Espacio, presidente de CESIDA, explica que los “superVIHvientes” de largo plazo al virus, además de envejecer de forma prematura, conviven con muchas realidades. También destaca que “el impacto del auto-estigma para los supervivientes es muy fuerte. Ansiedad, depresión, problemas de sueño, pero también, un importante sentimiento de abandono y de soledad, por no poder compartir con tu entorno qué enfermedad tienes”.