El pasado sábado 25 de enero tuvimos el privilegio de asistir al backstage de la 34ª edición de los Goya, gracias a B the travel brand. Un plan infinitamente mejor que tragarse las casi cuatro horas de gala desde las incómodas 4.000 sillas del Palacio de los Deportes Martín Carpena de Málaga. Una oportunidad de vivir la gala rodeado de todos los que entregaban y recibían premios, actrices, actores, directores de cine, periodistas, influencers, etctéra, en un maravilloso espacio que B the travel brand había preparado para la ocasión.
Ellas no podían estar más guapas. La que se llevó todos los “aaaaahs” y “ooooohs” fue, sin duda, Bárbara Lennie. Vestida de Carolina Herrera, parecía flotar por encima de nuestras cabezas con esa mezcla de elegancia y sencillez que la caracteriza. También estaban bellísimas Marta Nieto, la divina Nieves Álvarez, Paz Vega, Anna Castillo, Andrea Duro, Ruth Gabriel, Ana Álvarez, Amaia, Belén Cuesta, la mánager Ruth Franco… Y por supuesto, Penélope Cruz. La alfombra roja no tenía nada que envidiar ni a la de los mismísimos Oscars. Y eso que a nuestra querida Massiel no le dejaron posar en ella.
Y ellos… ¡madre mía! Iván Sánchez y Marc Clotet son tan guapos y encantadores que te querrías casar varias veces con ellos. Estuvimos recordando todas las veces en las que les habíamos hecho reportajes en Shangay. Antonio Velázquez, con look bandolero por exigencias del rodaje en el que está envuelto, nos tentaba a repetir esa portada que tanto éxito tuvo hace años. Por allí andaban Félix Gómez, guapísimo con su esmoquin de terciopelo azul, Rubén Ochandiano, Paco León, Juan Avellaneda, Asier Etxeandia… Eduardo Casanova, de blanco divino, nos presentó a su novio, Jordi. Con Jon Kortajarena no podíamos dejarnos de hacer una foto. Pero los triunfadores de la noche fueron Los Javis, bellísimos con sus maquillajes y sus trajes de Lanvin, que hicieron una pausa en el rodaje de la serie sobre La Veneno para no perderse la fiesta del cine español.
Todos comentábamos cómo se parecía a Jamie Cullum un chico bajito y con cara de niño que resultó ser… el mismísimo Jamie Cullum. Le vimos cantando y tocando el piano en la gala, en ese emotivo momento en el que se recuerda a los miembros de la academia que nos dejaron el pasado año. Yo ahí siempre me acuerdo de nuestra Elisabet Cabrero, mánager de actores como Eduard Fernández o Ariadna Gil (cómo nos lo habríamos pasado, Eli…). Bernardo Bonezzi, compositor de las bandas sonoras de las primeras pelis de Almodóvar –y ganador de un Goya por la de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto–, nos dejó hace casi ocho años, pero el que fuera su pareja, Juan Sánchez, le tenía presente con un pin de una mariposa azul…
Muchas gracias a B the travel brand, porque desde su backstage la gala de los Goya fue mágica. La fiesta continuó en el propio pabellón, y los más selectos se fueron a las que organizaban Alejandro Amenábar en el Gran Hotel Miramar, y Paz Vega y Orson Salazar en el Palacio del Limonar. Servidor tomó la sabia decisión de irse a la cama, porque si no, esta crónica no habría existido…