Alejandro Marín (Maricón perdido) firma Te estoy amando locamente, una película con muchas capas en la que brilla un reparto coral encabezado por Ana Wagener y Omar Banana, acompañados, entre otros, por Alba Flores, Álex de la Croix, Jesús Carroza, La Dani y Lola Buzón –protagonistas del pregón del Orgullo de Madrid–.
Omar Banana, al que has podido ver en series como Paquita Salas, Veneno y Express, está muy feliz de haber formado parte de esta aventura, en la que dice haber encontrado una familia.
En Te estoy amando locamente, Ana Wagener y Omar Banana interpretan a madre e hijo. Él, listo para salir del armario y emprender una carrera como cantante; ella, asustada por lo que le pueda pasar y preocupada por el qué dirán.
En la Sevilla de 1977, Miguel (Banana) encuentra una familia elegida en la clandestinidad obligada, porque tanto los activistas como los artistas LGTBI seguían siendo a ojos de la ley “vagos y maleantes”…«Es muy importante que la gente sepa de dónde venimos y hacia dónde vamos», afirma rotundo Omar.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál fue tu principal motivación al embarcarte en este proyecto?
OMAR BANANA ⇒ Conocer mejor nuestra historia. Me culpo de mi desconocimiento antes de hacer la película; no tenía conciencia de dónde venimos como colectivo. Esta es una historia muy bonita sobre el nacimiento del movimiento LGTB aquí, y durante la preparación del proyecto escuché muchos testimonios de personas que estuvieron allí, que vivieron lo que se cuenta en la película, que sufrieron el acoso y las palizas, que fueron encarceladas… Representar a esas personas y darles voz desde la ficción ha sido realmente bonito.
SHANGAY ⇒ Cierra la película un rótulo que nos recuerda que, a pesar de los logros, hay que seguir luchando.
OMAR BANANA ⇒ Es que ojalá las nuevas generaciones no tuvieran que vivir situaciones parecidas, pero vemos que sigue habiendo bullying, jóvenes LGTBI que se suicidan, que sufren acoso…
SHANGAY ⇒ ¿Sufriste mucho bullying de adolescente?
OMAR BANANA ⇒ Gracias a Dios, no. Tuve suerte de que mi entorno era seguro. Solo en los primeros años de instituto, los típicos de llamarme mariquita… Al final, siempre pensé que se hace desde la ignorancia.
SHANGAY ⇒ Miguel, tu personaje, está bien orgulloso de su pluma y de su pasión…
OMAR BANANA ⇒ Lo hablé con Alejandro cuando empecé a construirlo, y le expliqué cómo lo veía. Miguel no es la típica persona que tiene una vocecilla en la cabeza, como nos pasa a casi todos, que le dice que no haga esto o lo otro. Él tira p’alante, es como es, y no se plantea nada más. Me inspiró mucho el protagonista de la serie We Are Who We Are, interpretado por Jack Dylan, que también sentía que hacía las cosas por impulso. No como yo, que le doy cien mil vueltas a las cosas [risas]. Miguel no se deja frenar por el miedo.
«Antes de la película no tenía idea de cómo nació el movimiento LGTBI aquí»
SHANGAY ⇒ ¿Cómo fue trabajar con Ana Wagener?
OMAR BANANA ⇒ Es increíble. Y no hablo solo de su faceta como actriz, porque está en otro nivel. Durante los ensayos hablamos mucho sobre esa madre que interpreta. Lo fácil habría sido componerla como homófoba, pero no, lo que mueve a ese personaje es ese miedo que suelen tener todos los padres a que hagan daño a su hijo. Fue muy bonito crear la relación entre madre e hijo que se enfrentan a los prejuicios de la sociedad.
SHANGAY ⇒ ¿Es este tu primer protagonista en cine?
OMAR BANANA ⇒ Es el primero que se ve. El año pasado ya hice otro en la película Marco Polo, pero no se ha estrenado todavía. También tengo pendientes de estreno dos películas que hice en Inglaterra, pero siguen en el limbo. Así que me lo tomo como mi primer prota, y uno muy importante por los retos que ha llevado el personaje.
SHANGAY ⇒ Como buen «chico Paquita Salas», aquí demuestras ser 360 cantando y bailando también…
OMAR BANANA ⇒ Sin ser yo para nada así, que canto en la ducha (mal, mal) y ya [risas]. Cuando se confirmó la película, le dije a Ale [Marín] que me iba a poner a tope con clases de canto. Trabajé con tres profesoras increíbles. Soy superdisciplinado, y le di mucha caña.
SHANGAY ⇒ Es enternecedora la manera en que tu personaje se muestra tan fascinado por el arte travesti de Dani, al que da vida La Dani…
OMAR BANANA ⇒ La primera vez que Miguel ve cantar a Dani fue una de las escenas más complicadas de rodar para mí. A día de hoy, cuando veo la película es uno de los momentos en que más lloro, te lo prometo. De hecho, no podía hacerla sin llorar, y Alejandro tenía que venir a decirme que ya. Pero es que se me saltaban las lágrimas en cada toma, no podía controlarlo. Veía que la atracción que el personaje siente por todo lo que vive en esos momentos es porque se siente liberado. Dar voz a alguien que está rompiendo con todas las ataduras de la sociedad y por fin puede ser como es significaba muchísimo.
«Me entristecen los actores LGTBI que no dicen que lo son»
SHANGAY ⇒ Miguel encuentra su familia elegida, que le acoge y le apoya como es…
OMAR BANANA ⇒ Mucha gente de nuestra comunidad vive situaciones parecidas. A veces, esa familia es elegida por imposición de la familia de sangre, que no es lo inclusiva que debería. Es algo muy bonito encontrar ese apoyo por parte de otras personas, pero a la vez es una pena que los más cercanos no actúen como deberían.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo se siente uno cuando forma parte de dos proyectos tan importantes para la visibilidad del colectivo como Veneno y esta película?
OMAR BANANA ⇒ ¿Qué puedo decir? Que para mí es muy guay. Obviamente, en Veneno tuve poco tiempo de rodaje, pero mi personaje es precioso. Yo era de los que en cuanto supieron del proyecto tuvieron claro que iba a trascender más allá de cualquier expectativa. Hay trabajos que los haces y ya, y otros que te hacen alegrarte mucho personalmente por dar voz y representar a personas de tu comunidad, como en estos dos casos.
SHANGAY ⇒ ¿Tuviste claro desde que comenzaste a trabajar que te ibas a mostrar abiertamente como persona LGTBI?
OMAR BANANA ⇒ Por supuesto. Una reflexión que hice a raíz de rodar esta película es que hay actores LGTBI que pueden esconderse, ocultarlo, y otros que no. Tú y yo conocemos a muchos actores y actrices que en su vida privada son una cosa y en su vida pública, otra. Hay personas que no podemos elegir, y no nos escondemos. Y somos los que tenemos que dar la cara. También hay actores LGTBI que se centran en hacer personajes heteronormativos y deciden no hablar de cómo son; no lo esconden, pero no dicen nada, y por ello sus carreras se ven beneficiadas. Eso me parece muy triste, pero bueno… Las cosas están cambiando, pero no tanto como deberían. Seguiremos luchando, no nos queda otra.
FOTOS: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
VÍDEO: SEBASTIÁN MOLAS
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