Miguel Bosé: "La gente sabía lo que yo era sin necesidad de contarlo"

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Es un icono, un revolucionario estético de esos años en los que salíamos del franquismo. Y, guste o no, un referente que nunca ha tenido reparos en decir lo que piensa. Miguel Bosé sigue sin pelos en la lengua, aunque sus opiniones también sigan saliéndose de lo convencional.

Shangay cumple treinta años, y queremos que forme parte de nuestra bandera LGTBI+ anual, que en esta ocasión abarca tres décadas de referentes en nuestro país. Porque esos años nuestros, él los ha vivido muy intensamente y en primera persona. Quedamos con él en uno de sus recientes viajes a España, pues el polifacético artista vive ahora en México y, tal y como nos asegura, no tiene planes de regresar a nuestro país: «Por el momento estoy muy bien donde estoy, mis hijos se han adaptado a México y son los que mandan en mi vida. Es un país maravilloso, ahí están estudiando, tienen sus amigos, su vida. Cuando lleguen al final de sus estudios, ya veremos», nos dice.

SHANGAY ⇒ Nosotros cumplimos treinta años, tres décadas en las que, te guste o no te guste, tú has sido un referente. Y unos años que has vivido de forma muy intensa…
MIGUEL BOSÉ ⇒ Y muy bien entendidos, sobre todo muy disciplinados. Porque vivirlo, el tiempo lo vive todo el mundo; pero no todo el mundo entiende qué ha pasado en esos treinta años.

SHANGAY ⇒ Sobre todo en los primeros, que cambiaron un país… Fuiste abanderado de ese cambio, quizá sin querer serlo. Porque para ser abanderado, no hay que querer serlo, solo hay que serlo.
MIGUEL BOSÉ ⇒ Y sobre todo hay que hacer las cosas con mucha naturalidad, que es de lo que yo siempre presumo. Todos los cambios y todas las actitudes, las luchas, los apoyos que hice…, los hice de forma muy natural, jamás forcé absolutamente nada, y creo que eso fue muy bien recibido, dejó mucho pos

SHANGAY ⇒ De forma natural, pero también arriesgando: tú eras un ‘niño bien’, que lo tenía todo, que podía vivir una vida cómoda, y no debió de ser fácil, romper muchos tabúes y normas.
MIGUEL BOSÉ ⇒ En aquella época, de todos modos, cualquier cosa que fuese diferente a lo establecido era rompedora, porque era todo tan encorsetado, tan de color negro gris o marrón, que cuando te salías un poco esa gama automáticamente ya eras diferente, ya destacabas. Y a partir de ahí, por esa diferencia, no era muy difícil destacar; era simplemente ser, y ser un chico como era yo, de su tiempo y su generación.

«Cuando lo dices, se te critica también. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no antes? Hubieses ayudado… Cada uno que se masque su chicle, yo bastante tenía con el mío»

SHANGAY ⇒ Tú conoces la fama desde niño por tus padres. En este año hemos visto dos series sobre tu vida, un biopic y un documental. El famoso que conoce la fama desde niño, la ha vivido, sufrido, aprovechado, para bien o para mal, ahora ve su vida reflejada en dos series en las que sus padres, dos iconos de la España de entonces, tienen un papel secundario… ¿Cómo se come eso?
MIGUEL BOSÉ ⇒ A los 19 años yo me presento en un programa de televisión cantando. Nadie sabía ese día si tenía dones o no, qué iba a ser o lo que iba a hacer con mi vida. Solo que era “hijo de”. Y de repente, a partir de ese momento empieza una carrera que no tiene nada que ver ni con la de mi padre ni con la de mi madre. A partir de ese momento se construye una figura, una carrera, un contenido, que a lo largo de los años… pues aporta mucho, en música y en otros muchos aspectos. Por lo cual, dejo de ser el hijo de mis padres, para ellos pasar a ser los padres de…

SHANGAY ⇒ ¿Y eso, por ambos lados, cómo se gestiona?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Yo creo que son cosas que no te propones: suceden porque hay un talento, había un don que estaba escondido, que tenía que salir a la luz y, de repente, lo hace. Y lo hace con una autoría, con una autoridad, que va echando raíces y cada vez se va haciendo más importante. Eso por un lado. Por otro, pues la carrera de los padres que se acaba, que ellos deciden acabar, por lo tanto el foco se concentrará en la generación siguiente. Pero no se hizo nada aposta, todo sucedió…

SHANGAY ⇒ Pero cuando sucede, hay que gestionarlo…
MIGUEL BOSÉ ⇒ Sí, hay que gestionarlo; hay que saber qué es lo que quieres, pero como todo en la vida. Tienes que rodearte de un extraordinario equipo, al que debes saber escuchar. Tienes que saber qué es lo mejor para ti, y cómo llevarlo a cabo de la mejor manera. Y, luego, ser tremendamente coherente. O sea, si quieres conquistar tu nicho, no puedes, jamás, jugar al juego ni de la gente ni del mercado. Es decir, «yo quiero esto, yo soy así, necesito esto y esto; es lo que voy a hacer, y por esto voy a apostar».

SHANGAY ⇒ ¿Tú has sabido siempre qué es lo que querías?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Yo he sabido siempre qué es lo que no quería. Eso lo sabía inmediatamente. De cien posibilidades, ese ‘no’ excluía el noventa, solamente tenía que trabajar diez. Luego ver cuál de esas diez era la que más me gustaba.

SHANGAY ⇒ En este 2023 que ahora acaba nosotros hemos cumplido treinta años, en los que en España ha cambiado mucho, sobre todo en el mundo LGTBI. En parte, gracias a muchísimos referentes, muchos de los cuáles lo han sido sin querer serlo. Yo creo, sin la menor duda, que tú eres uno de ellos, y que lo has hecho de una forma natural.
MIGUEL BOSÉ ⇒ Es que la única manera de que sucedan las cosas, y de que estas trasciendan, es que sean naturales y coherentes. Mucha gente especulaba, pensaba, o ‘quería que’ [enfatiza estas palabras] fuese del colectivo, que hablase, que me expresase, que me declarase… Y, primero, yo no estaba a gusto, digamos, en un primer momento. Y luego tampoco pensé que fuese necesario, simplemente con una actitud… Esa actitud tenía un inmenso perfume. La gente olía, la gente sabía lo que yo era sin tener necesidad de contarlo. Pero ese misterio añadido fue lo que más potenció ese icono, y lo que más ayudó a la comunidad, porque el grado de vulgaridad que puede llegar a alcanzarse cuando la gente declara lo que es… En aquella época al principio todo era tremendo, y yo me decía “no hace falta”.

«Mis hijos se han adaptado a México y ellos son mi prioridad; cuando terminen sus estudios ya veremos dónde viviremos»

SHANGAY ⇒ Ese ‘no decir’ fue muy criticado por muchos activistas…
MIGUEL BOSÉ ⇒ Y cuando lo dices, se te critica también. Y te dicen ¿por qué lo hiciste o por qué no lo hiciste antes? Hubieses ayudado a mucha gente… Cada uno que se masque su chicle [risas], porque yo bastante tenía con el mío. Y no creo que esas cosas puedan guiar o ayudar a determinada gente. Uno se siente cómodo o no se siente cómodo, y tiene el derecho de decirlo o no. Ver cuándo lo dice, cómo lo dice. Muchas veces yo creo que mucha gente que hubiese estado predispuesta a declararse antes de lo que lo hizo, no lo hizo precisamente porque había una presión de la comunidad, del colectivo, muy mal llevadera. Uno se sentía a veces ahogado.

SHANGAY ⇒ Tengo la opinión de que, quizás, ese otro tipo de activismo, el mostrarse sin decirlo, puede ser no solo complementario, sino hasta más fuerte, porque es el que entra en las casas de todo el mundo.
MIGUEL BOSÉ ⇒ Es la actitud. Y la actitud que conlleva discreción es la que más respeta la gente que en principio no respeta a esta comunidad. El explayarse con descaro, con violencia o con imposición, yo creo que hubiera hecho mucho daño. La gente que lo ha hecho de forma discreta –y yo lo llevo de forma discreta– en paralelo a su vida normal, con naturalidad y con elegancia, creo que ha hecho muchísimo [insiste], muchísimo más que nadie.

SHANGAY ⇒ Además, en tu caso, también ha habido un compromiso, muy visible, por tu lucha contra el estigma del VIH y el sida, que fue un empeño personal tuyo.
MIGUEL BOSÉ ⇒ Sí. Lo hice porque vi la postura que tenía la sociedad ante la enfermedad, que en aquella época era mucho peor, porque no era un síntoma, no era un diagnóstico: se convirtió en una acusación. Se señalaba a la gente que tenía sida, porque, de paso, se le podía llamar libertino, maricón, drogadicto… En fin. La sociedad, los medios de comunicación y los Gobiernos hicieron mucho daño en ese sentido, porque no lo explicaron en el momento como una enfermedad que tocaba a cualquiera. No era una enfermedad exclusiva de un colectivo.

SHANGAY ⇒ Por eso, que una persona reconocida, socialmente bien situada, diera la cara, fue algo muy importante…
MIGUEL BOSÉ ⇒ ¡Había que hacerlo! Y había que dar la cara, primero, para ser un foco de atención, para que la gente supiera lo que era la enfermedad, investigase, preguntase, la conociese… y se le quitase el miedo. Y luego, por otro lado, para captar fondos para una posible vacuna que tristemente –y esto lo descubrí tarde, doce años después– no había ninguna intención en encontrar. Como no la hay todavía hoy. Porque los retrovirales y el resto de las curas mantienen la cronicidad ,que es, digamos, el negocio interesante para las farmacéuticas. No lo es que estés sano, no lo es que estés muerto, pues son dos momentos que no son rentables. Te quieren enfermo y, si es posible, crónico. A partir de ese momento, abandoné el proyecto porque vi que no había ninguna intención en encontrar una vacuna. No la hay. Es triste, pero es así.

«Había que dar la cara en el tema del sida, se señalaba la gente que lo tenía porque, de paso, se le podía llamar libertino, maricón, drogadicto…»

SHANGAY ⇒ Fuiste un rompedor en muchas cosas. Ahora estamos en una época en la que se está visibilizando el no binarismo. Tú fuiste también precursor con tus looks, con las faldas…
MIGUEL BOSÉ ⇒ Pero no era género; eso era moda. Ahora es otra historia bien diferente. Lo mío era moda y era, de nuevo, coherencia. Estaba fascinado por el mundo del manga. Yo me vestía como se visten en ese mundo, esas faldas japonesas, esas chaquetillas cortas, medio torero, medio japonés.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo ves esta lucha por romper con los géneros?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Peligroso, muy peligroso [se toma un tiempo], muy peligroso. Falta mucha información, falta mucha educación y existe mucha manipulación. Entonces, biología en las escuelas, sí; ideología, no.

SHANGAY ⇒ La entrevista que diste en Shangay, que fue la portada, en la que desvelaste que tenías cuatro hijos, dio muchísimo que hablar. Y ha traído cola. ¿Te arrepientes de algo?
MIGUEL BOSÉ ⇒ De nada. Lo hice, además, porque lo quería hacer, y quería que fuera era una revista gratuita, una revista que no compraba exclusivas, que no podía pagarlas. Como corrían muchos rumores de que yo iba a dar una exclusiva millonaria por la información, pues la di a una revista que es amiga, con la que me apetecía anular todo rumor de que había dinero por detrás.

SHANGAY ⇒ ¿Te sientes, te has sentido, bien tratado aquí, en España, tu país?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Sí. Yo creo que ahora, además, estoy en un momento fantástico después de toda la penuria de la pandemia. Y de todas esas cosas que se levantaron de forma totalitaria, porque no se permitió decir a un ciudadano que no creía en la vacuna y que no se la iba a poner. Cuando, hasta el día anterior, todo se había hecho de forma libre. Fue un momento duro, pero la gente al final se dio cuenta de la gran farsa. La gente ya no cae.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo recuerdas este año 2023 que termina?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Para mí ha sido fantástico, porque ha sido una vuelta a la actividad, una vuelta al trabajo, una vuelta a España, con mucha presencia aquí. Ha sido una buena añada, y espero que el año que viene sea mejor.

SHANGAY ⇒ ¿Volverías a vivir en España, tienes ganas de regresar?
MIGUEL BOSÉ ⇒ Por el momento estoy muy bien donde estoy, mis hijos se han adaptado y son los que mandan en mi vida. México es un país maravilloso, allí están estudiando, tienen sus amigos, tienen su vida, y cuando lleguen al final de sus estudios, ya veremos…

SHANGAY ⇒ Y este año celebramos nuestro treinta aniversario…
MIGUEL BOSÉ ⇒ ¡Quién lo diría, treinta años de Shangay! Feliz cumpleaños. Nadie apostaba por este formato, esta fórmula de revista, de publicación, tan necesaria, tan limpia, tan honesta. Así que ¡enhorabuena!

Fotos: Salva Musté
Maquillaje y peluquería: José Belmonte y Manu Fernández