Toda una generación a descubierto a Miqui Puig como profesor de cultura musical en la academia de Operación Triunfo 2018. Y tiene sentido que su nuevo álbum, el séptimo de su carrera en solitario –aunque en él le acompaña la banda ACP (Associazione Ciclistica Popolare)– tenga mucho de enciclopedia musical. Porque 15 canciones de amor, barro y motocicletas es un viaje por sus influencias, su imaginario, sus pasiones…
Le conocieras antes o no, es una especie de entrada de su diario musical que, una vez escuchado, te hace sentir que ya es un viejo amigo. Del que sabes de un modo bastante fidedigno la música que le gusta especialmente una vez lo terminas. Puig lanzó, tras años de silencio musical, Escuela de capataces en 2017, y ya no ha dejado pasar tanto tiempo para volver a apostar por un álbum.
Aunque era consciente de que sacarlo de quince canciones resultaban en cierto modo atrevido. “Mucha gente me dice que su canción favorita es la última, y me halaga por doble motivo: significa que lo han escuchado entero”. Tenía cierto temor cuando empezó a trabajar en él, porque como compositor se exige mucho. “Te preguntas: ‘¿esto ya lo he hecho?’. Es el disco número doce de toda mi carrera, he hecho muchas, muchas canciones… Algunas las rescaté de álbumes anteriores, que se quedaron en maquetas sin publicar”.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué recuperaste Raros, esa canción que empieza con “soy gay, soy nazi…”, para este álbum, cuando lleva años guardada?
MIQUI PUIG ⇒ Me parecía relevante hacerlo. En un concierto, precisamente en la pradera de San Isidro, hubo quien me insultó vía Instagram por haberla cantado, porque le parecía insultante. Hay gente que no pilla la gran metáfora que es la canción. Y eso que deberíamos estar todos curados de espanto gracias a gente como Putochinomaricón; debería haber una mayor normalidad. Por eso para mí es más importante la parte en que cito a pioneros como Alan Turing, Ocaña o Marsha P. Johnson que la que dedico a repasar todos los insultos que he recibido a lo largo de mi vida.
SHANGAY ⇒ ¿Realmente has recibido todos esos insultos que utilizas en la canción a lo largo de tu vida: gordo, marica, rojo, escoria…?
MIQUI PUIG ⇒ Todos. Todos hemos sido los raros de la clase, ¿no? Y lo más fácil era siempre insultarte. Como ese tiempo en que te decían “tú tienes sida”… Veo ahora una parte de la sociedad más joven que lo tiene todo muy claro y es supercombativa; un ejemplo es Amaia, con la que he trabajado. Pero otra parte es muy retrógrada y cateta; creo que es algo que está más acentuado que en los 90, y me preocupa mucho.
“Todos hemos sido los raros de la clase, ¿no?”
SHANGAY ⇒ Nunca habías sacado esta vena reivindicativa de manera tan explícita…
MIQUI PUIG ⇒ No ha sido deliberado, pero es así, aunque sigo hablando de lo siempre, y sigo utilizando el pop, como siempre. No querría ser un cantautor reivindicativo, me mojo de otra manera, pero sí hay ciertas cosas que sí quería compartir en este disco.
SHANGAY ⇒ Un disco que tiene un título extremadamente hetero…
MIQUI PUIG ⇒ [Explota a reír] ¿Sí, eh? Y mira que digo en una de las canciones “ese rollo de rock tan de hombres”, robado directamente a Pet Shop Boys. Es verdad, es un título que puede sonar muy hetero. Pero también habrá clubs de moteros gays, ¿no?
SHANGAY ⇒ Hablas de que siempre te han llamado maricón con malas maneras, pero nunca has sentido la necesidad de hablar de tu (hetero)sexualidad para hacer frente a esos insultos…
MIQUI PUIG ⇒ Me parece algo intrascendente. Qué más le da a alguien con quién me acueste. Es algo que en la canción [Raros] queda claro. Me pasó una cosa muy curiosa: un chico me preguntó una vez si seguía con mi pareja, porque como no veía nada en las redes de nosotros dos juntos pensaba que no. En las redes está lo que yo quiera compartir.
Recuerdo también cuando a una pareja de amigos míos gays les llegaban los rumores de que tal tío decía que se había enrollado conmigo, y ellos alucinaban. Por mí, muy bien. Porque si fuera real, ¿qué pasaría? Sí, he contado historias de hombres en algunas canciones con total normalidad. Y el ambiente lo conozco perfectamente, porque me he movido siempre en la escena de clubs y es algo que hemos vivido con la mayor naturalidad. También he visto a muchas personas trans que en ese mundo no lo han tenido tan fácil como tantos gays que conozco, y que han tenido que luchar mucho más.
“No querría ser un cantautor reivindicativo, me mojo de otra manera”
SHANGAY ⇒ Tu disco me ha traído a la cabeza alguno de Saint Etienne, como Tales from Turnpike House, por esa variedad de estilos que has incluido en él. Te lleva a los 90, a los 60, con alguna parada en los 80…
MIQUI PUIG ⇒ Quería que resultara muy noventero, me alegra que se pille. Que me compares con el grupo de Bob Stanley es un halago. De hecho, con Stanley me han comparado más de una vez, y es un gran referente para mí. Quería que este álbum resultara como un viaje, era algo buscado. En el anterior me fijé demasiado en los 60, y en este están también, pero no tanto.
SHANGAY ⇒ Ese nuevo contacto con la popularidad masiva que has tenido recientemente a raíz de tu participación en OT 2018, ¿qué sensaciones te ha dejado?
MIQUI PUIG ⇒ La suerte es que ahora la he vivido con cierta distancia. Como soy mayor, sé que es lo que es. En OT fue genial coger el testigo de Guille [Milkyway], y éramos profesores con un perfil más bajo porque nuestras colaboraciones no eran diarias. Y yo tenía la suerte de ser el profe enrollao que daba clases bonitas.
Me surgió la duda de siempre: por qué no tenemos más cultura musical en los medios a diario. No lo hemos logrado con ningún gobierno, porque nuestra televisión pública no es como las del resto del mundo. No lo entiendo. Porque en la televisión tendría que caber todo, de Malú a Amaia pasando por Putochinomaricón. Claro, que tampoco la gente ve tanto la televisión…
SHANGAY ⇒ ¿Cómo viste a tus alumnos de OT?
MIQUI PUIG ⇒ Bien, tío, había de todo. Pero es que notaba que tienen una prisa muy importante por llegar, y las redes no les ayudaban, porque les empapan de una irrealidad peligrosa…
Es curioso, ahora he recuperado el contacto con una chica que conocí cuando trabajé en Factor X, y voy a hacerle su primer disco. Se llama Geraldina, y es abiertamente lesbiana. Cuando terminó en el programa desapareció y quiso borrar todo de aquella experiencia. Estuvo trabajando en musicales y otras cosas, y ahora que tiene una colección de canciones muy bonitas me ha llamado para que se lo produzca. Era una de mis favoritas desde que se presentó a los castings, y me parece emocionante que ahora nos reencontremos así.
SHANGAY ⇒ ¿Siempre has estado a favor de los talent shows?
MIQUI PUIG ⇒ Yo sí. Es un formato que ha estado ahí toda la vida. Ya cuando entré en Factor X me tocaba defenderlos. ¿Es que no nos acordamos de cuando en los sesenta los grupos ganaban concursos en base a un aplausómetro? Los concursos han existido siempre, y se presenta quien quiera.
Yo me presenté a uno con Los Sencillos, en el año ochenta y pico, cuando aún ni habíamos grabado disco, y lo ganamos. Fue en L’Hospitalet, y nos tocó una maqueta, un trofeo y una cena. Todavía nos deben la maqueta [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Qué sensación te produjo ver recuperado el hit Bonito es de Los Sencillos en OT?
MIQUI PUIG ⇒ Muy especial. Además, fue por Noemí, que por sus cojones dijo que se haría. Me contó que llevaba años intentando que se hiciera, y que era el momento de que pasara, dado que iba a estar como profe. Fue guay, uno de esos días en que pude ver la gala tirado en casa comiendo palomitas; así estaba más relajado que cuando me tocaba estar en plató, que se pasa mal. Lo curioso era ver la intensidad con que la gente vive OT en las redes, y las barbaridades que llegaba a leer… No sé cómo las personas que las soltaban podían dormir por la noche.
“Soy muy fan de Alba Reche”
SHANGAY ⇒ De la generación OT 2018, ¿tienes un ojito derecho?
MIQUI PUIG ⇒ Soy muy fan de Alba Reche. De hecho, intenté acercarme a ella para producirle, pero creo que ella tiene muy claro lo que quiere hacer. O no, que eso nunca se sabe… Lo que está claro es que los quince no harán carrera, eso ya se lo dije. El que tiene talento, seguirá, y el que no, no.
En general, en esta nueva generación veo que llega mucha gente con un nivel de la hostia, que tocan, producen, dominan la tecnología… pero se ha perdido el arte de hacer canciones, que es lo realmente importante. Por eso cada vez me dedico más a mi laboratorio de composición, porque además de producir me apetece cada vez más escribir para otros.
SHANGAY ⇒ ¿Procuras dar siempre tus opiniones sobre otros artistas de manera sincera?
MIQUI PUIG ⇒ Lo intento, aunque es verdad que ahora mismo no es siempre fácil hacerlo, sea por cuestiones de publicidad o por otras. Y ya no siempre podemos decir “esto es malo” cuando lo pensamos. Veo a la industria demasiado indulgente… A mí, cuando un disco mío les pareció malo en su momento, me lo dijeron… y no pasaba nada.
EL ÁLBUM 15 CANCIONES DE AMOR, BARRO Y MOTOCICLETAS ESTÁ EDITADO POR EL SEGELL/UNIVERSAL.