El futuro ya está aquí. Manchester ha querido recordar en su Pride 2019 que para que ese futuro que se avecina sea lo más luminoso posible para la comunidad LGTB+, los retos hay que plantearlos, y luchar por ellos, en nuestro presente. Y así lo ha hecho en la edición más multitudinaria de su historia, de la que todos los participantes se pueden sentir más que orgullosos.
El Manchester Pride es uno de los más emblemáticos de Europa, y todo un ejemplo a la hora de combinar activismo y fiesta. Manchester es uno de los epicentros LGTB del Reino Unido, una ciudad emblemática cuya comunidad LGTB cuenta con un punto de encuentro mítico, Canal Street, que se dio a conocer definitivamente al mundo con la serie Queer as Folk de Russel T. Davies (1999).
En torno a Canal Street nació el Manchester Gay Village, también el corazón de su Pride. Durante cuatro días, del 23 al 26 de agosto, estuvo repleto mañana, tarde y noche, porque si en cualquier momento del año es visita obligada para cualquier turista LGTB –y para cualquier local, obviamente–, durante su Orgullo lo es aún más. Su programa de actividades, reivindicativas y festivas –en cualquier caso, ambas van de la mano en esos días– ha crecido de una manera espectacular desde que estuvimos por última vez en el Manchester Pride, en 2015. Y es que, ante todo, es una ONG cuya principal misión es luchar por la igualdad de la comunidad LGTB+ y celebrar su visibilidad.
Tres novedades importantes resaltaban en la propuesta de este año. En primer lugar, la celebración de un Youth Pride, con actividades especialmente pensadas para jóvenes adolescentes LGTB+. Entre los momentos más destacados de ese Youth Pride estuvo la actuación sorpresa de Years & Years, en una de los conciertos más íntimos de su carrera –horas después actuarían ante miles de personas en el Pride Festival, como unos de sus cabezas de cartel–.
También se organizó por primera vez un escenario dedicado a artistas trans en Sackville Park, uno de los epicentros del Pride mancuniano. Una plaza que acoge la popular estatua dedicada a Alan Turing, y que a lo largo del Orgullo acogió distintas actividades artísticas durante todo el día. También fue, como es tradicional, el lugar en que se celebró la vigilia que cierra el Pride, con todos los asistentes llevando velas para honrar la memoria de todos aquellos miembros de la comunidad LGTB+ que ya no están entre nosotros. Este año fue el acto que cerró las celebraciones, el pasado lunes 26 de agosto.
El director ejecutivo de Manchester Pride, Mark Fletcher, recordó en la presentación de los actos a la prensa internacional, celebrada en The Cotton Factory, que, ante todo, el Orgullo es una celebración reivindicativa. Es algo que se repitió en multitud de ocasiones a lo largo de los cuatro días de celebración. Es importante hacerlo, porque son muchos los miles de personas que acuden a Manchester el último fin de semana de agosto a disfrutar, y no se debe olvidar el porqué de la fiesta. El fiestón, deberíamos decir, más bien. Y es que la ciudad se contagia de una energía y una euforia sorprendentes.
Desde que aterrizamos allí, fueron numerosas las ocasiones en que desconocidos te deseaban un “Happy Pride!”, incluso por la calle, sin conocerte. Es un Orgullo que Manchester siente muy suyo y del que todos se sienten, valga la redundancia, muy orgullosos. Con un programa general de actividades prácticamente inabarcable, que incluía ciclos de cine, tanto comercial como documental –con estrenos tan interesantes como Deep In Vogue–. Y en el que la música, obviamente, juega un papel fundamental, como sucede en todos los Prides.
El pop es el rey en el Orgullo de Manchester, y siendo una ciudad con una cantera tan impresionante de grandes artistas, es lógico que juegue un papel fundamental en la fiesta reivindicativa. Este año ha contado con un cartel de primera, impulsado por la creación del Pride Festival, cuya primera edición ha contado con una cabeza de cartel impresionante, nada menos que Ariana Grande.
En los escenarios del Village se pudo ver a artistas de lo más variados, de M.O a Liberty X (una banda que en los dosmiles cosechó grandes éxitos, como Just a Little o Being Nobody, y de la que han desaparecido sus componentes masculinos), pasando por artistas eurovisivas como Saara Aalto, leyendas como Lulu, referentes queer como Le1f o cantautoras como Emily Burns.
Un alto en lo musical para hablar del multitudinario desfile que tuvo lugar el pasado sábado a mediodía. Y no hago este alto por casualidad. Porque en su desfile, como en este reportaje, lo festivo y lo reivindicativo se unían de un modo muy especial. Porque en el Parade de Manchester no hay un bloque reivindicativo y uno más comercial marcados y separados; instituciones, organizaciones benéficas y grupos de activistas se alternaban con carrozas patrocinadas por grandes marcas, cadenas de radio, clubs o programas de televisión. Y de esa manera se hacía especialmente ameno su paso por las abarrotadas calles del centro de la ciudad.
Los momentos más emotivos y potentes, protagonizados por grupos de personas trans, adolescentes LGTB o personas queer racializadas, se unían en la celebración a aquellos absolutamente delirantes protagonizados por drags, leatherones y osos. Para deleite de, por ejemplo, la infinidad de niños que veían el desfile donde estuvimos nosotros cubriéndolo. La sensación de unidad que desprendían las decenas de miles de participantes en la marcha resultó especialmente inspiradora.
Si en el Orgullo de Madrid de este año se honraba a nuestros mayores LGTB, que tanto han hecho para que hoy día celebremos nuestros derechos como lo hacemos, para el desfile de Manchester se escogió el lema Deep Space Pride: A Future World of Equality, para celebrar nuestro presente a la que vez que miramos hacia un futuro en que la realidad de nuestra igualdad sea palpable al 100%.
De manera que hubo no poco travestismo homenajeando películas como Mars Attacks! y sagas como Star Wars y Star Trek. “Make space for diversity”, se leía en una llamativa pancarta. Sí, hay que hacer espacio para la diversidad, a la que vez que jugaba en su versión original con el espacio como sinónimo de futuro. El pasado 24 de agosto, Manchester apostó a lo grande por que ese sueño no esté tan lejos como en ocasiones podemos temer.
Una vez terminó el desfile, el foco se puso en la primera edición del Manchester Pride Festival, la gran novedad de este año en su programación. Efectivamente, era un festival –de pago– en toda regla, con dos cabezas de cartel –para sus dos jornadas– tan apetecibles como Ariana Grande y Years & Years.
A nivel organizativo hay mucho por mejorar –accesos complicados, falta de facilidades para que la prensa pudiera hacer su trabajo como nos habría gustado (de ahí que solo podamos ofrecer fotos de móvil de algunos de los artistas, dado que no se nos permitió introducir cámaras profesionales)–, pero desde luego se va a convertir en un reclamo muy importante para que no sean pocos quienes se planteen visitar Manchester en los últimos días de agosto a partir de ahora.
Con un escenario principal al aire libre dedicado al pop más diverso y otro cubierto, en un sugerente hangar, dedicado a la electrónica, Manchester Pride Festival resultó todo un sueño. En el escenario principal disfrutamos con la energía de Lady Leshurr, la nostalgia festiva de Banararama, la presentación de las reinas que van a protagonizar RuPaul’s Drag Race UK –con videomensaje de RuPaul incluido– o la expectación que generó el retorno de Cheryl (ex Cole, que provocó un desmayo colectivo al comenzar su actuación envuelta en la bandera arcoíris para cantar Fight For Your Love). Y la posibilidad de disfrutar de un DJ set de los veteranos Basement Jaxx o del imponente nuevo show de Hercules & Love Affair –ajeno a los géneros predeterminados, como los bailarines que acompañaban a Andy Butler– resultó un puntazo.
¿Qué se puede decir de los cabezas de cartel? Pues, por ejemplo, que el show de Years & Years resultó en exceso genérico, a pesar del carisma inagotable y siempre reivindicativo de su líder, Olly Alexander. Porque la propuesta de directo que llevan Y&Y no resulta especialmente estimulante. Eso sí, Alexander provocó uno de los momentos más emocionantes del festival cuando quiso recordar especialmente a sus hermanes trans, no binaries y de genéro fluido. “No olvidemos que la transfobia es hermana de la homofobia”, declaró. “Y debemos luchar juntos contra ambas”. Desgraciadamente, en nuestro presente consignas así siguen resultando muy relevantes y necesarias, y Olly Alexander sabe que su visibilidad es de gran utilidad para que estos mensajes lleguen.
La expectación por ver a Ariana Grande no podía ser mayor. Su vida estará de por siempre ligada a Manchester, tras el dramático atentado que se vivió en la ciudad en uno de sus conciertos en mayo de 2017. No cabía un alfiler más de una hora antes de su actuación, que fue una versión comprimida del show que está presentando ahora mismo en gira. Treinta y cinco minutos triunfales que arrancó con No Tears Left To Cry (la primera canción que publicó tras el atentado), y en donde encadenó hit tras hit.
Recordó, una vez más, lo unida que se siente a la comunidad LGTB, y confesó sentirse abrumada ante esta especial actuación. “Tenía mucho más que decir y ya no recuerdo qué era”, llegó a confesar. Piel de gallina en más de un momento para una gran mayoría de los asistentes, que aplaudieron a rabiar cuando contó que fue en bares gays de Nueva York donde empezó a cantar siendo adolescente. “Los gays estaréis siempre en mi corazón”, afirmó. Chillido generalizado. Y un silencio casi reverencial cuando cerró el show con una versión acústica de One Last Time, la canción que se convirtió en el himno post-atentado que siempre acompañará a Ariana, y que reforzó su vínculo con esta orgullosa ciudad.
Hay que destacar, eso sí, a una triunfadora del Manchester Pride Live que quizá pocos esperaban. Porque Kim Petras llegó y arrasó en su actuación. Poderosa y enérgica, Petras dejó bien claro que tiene ante sí un futuro inmediato más que brillante. “Soy una artista trans orgullosa”, afirmó. “Y si estoy sobre este escenario es porque otras muchas personas, muy valientes, apostaron por su visibilidad, aunque la vida les fuera a dar muchos palos. Nunca debemos olvidarlas”. Por un momento, Petras miró hacia el pasado, para enseguida recuperar su pop futurista.
Fue la consigna más destacada del Pride de Manchester, en donde pasado, presente y futuro convivieron en paz y armonía, a base de visibilidad, festividad y reivindicación, como mostraron también todos los artistas participantes. Es evidente que el pop actual no solo invita a la frivolidad, porque aquí vimos muchos ejemplos de artistas que tienen claro que además de cantar hay que reivindicar.
Y si una vez terminado el festival te ibas –nuestro caso– a un club como Bollox, delirante, rabiosamente combativo y absolutamente desprejuiciado a nivel musical, cerrabas el círculo con otra visión de cómo vivir el Orgullo de Manchester. “Nosotros no necesitamos que nos organicen un festival”, declaraba una de sus organizadoras/gogós sobre el escenario, empapada en sudor tras darlo todo al ritmo de temazos de Hot Chip, Gossip o M.I.A. “Nosotros tenemos que luchar por la visibilidad y los derechos queer recordando lo sucedido en Stonewall y honrando a Marsha P. Johnson y tantas otras hermanas y hermanos. Y ahora sí, a bailar”. Y así terminamos nuestro periplo, haciéndole caso.
AGRADECIMIENTOS: VISIT BRITAIN, VISIT MANCHESTER Y MANCHESTER PRIDE