A pesar del creciente espacio de homosexuales en altos cargos y ámbitos sociales y culturales como el cine, la música y la televisión, ahora donde se aprecia cada vez más la discriminación es dentro de nuestras propias filas. Sí, entre nosotros. Y especialmente hacia aquellos que no cumplen con los cánones normativos.
Probablemente, aunque llevemos todo el rato hablando de discriminación, nadie haya caído en los gais que tienen una discapacidad, aun sabiendo que este colectivo está totalmente excluido por la sociedad. Esto se debe a que a la gente, por lo general, se le olvida que existen. ¿Se debe a que son una minoría muy reducida o influyen otros factores?
Enrique Bernabéu es un joven alicantino de 28 años, homosexual y con discapacidad, específicamente una parálisis cerebral. Esta le afectó a nivel motor a las extremidades inferiores, en concreto a su pierna, provocándole una distinta forma de caminar en su día a día. Actualmente, trabaja como auxiliar de enfermería, y en 2017 se proclamó Mr Gay Pride Alicante y rompió todo tipo de barreras y estereotipos. No está nada mal, ¿no?
A pesar de que para él, tener una discapacidad nunca ha supuesto ningún impedimento, nos confiesa que sí ha vivido algunos episodios de discriminación por parte del colectivo gay: «Antes utilizaba los chats para conocer gente porque no había tantas discotecas. Yo tenía la necesidad de contarles que tenía una discapacidad. En las redes sociales o lo dices o no lo saben, porque a través de una foto no lo van a percibir. Tendrías que verme caminar para saber que algo pasa. Y sí es cierto que me encontraba de todo. Personas que no me contestaban, me dejaban de hablar, me eliminaban o me bloqueaban y no se molestaban en conocer mucho más allá, simplemente por tener una discapacidad. No se molestaban ni en saber qué discapacidad. Automáticamente te cerraban la puerta, tanto para una posible amistad como para una posible relación. No querían conocer a una persona con esas características».
«Cuando contaba que tenía una discapacidad, me dejaban de hablar, me bloqueaban y no se molestaban ni en saber cuál»
Bernabéu aclara que no todas sus experiencias han sido negativas y que, evidentemente, cada persona es un mundo, pero asegura que la discriminación dentro del colectivo se sigue sufriendo a día de hoy: «Sigue pasando, incluso más ahora que nos hemos vuelto más fríos. Hoy en día, las redes sociales muestran algo físico; entonces, si lo que te están mostrando no te gusta, automáticamente no le das like o no le hablas. Ahora nos hemos vuelto más cínicos como sociedad y como colectivo«.
Uno de los estigmas sobre las personas con discapacidad es que son asexuales, no tienen sexualidad o, si la tienen, no pueden disfrutar de ella porque su discapacidad no se lo permite. Se les infantiliza. Esto hace que las vidas de los homosexuales sea todavía más complicada, sobre todo, a la hora de salir del armario con sus padres y su entorno. «En mi caso, a lo mejor no lo piensan tanto, pero por ejemplo con una persona en silla de ruedas enseguida piensan ‘Como no siente, ya no tiene deseo de placer’. A mí me han llegado a preguntar: ‘¿Se te pone dura?’. Ese tipo de comentarios es una discriminación en toda regla y se deben a los prejuicios que existen en nuestra sociedad fuera del colectivo…, llevados dentro del colectivo», señala Enrique.
El ex Mr Gay Pride Alicante incide en que la visibilidad de personas con discapacidad es prácticamente nula para el gran número de personas que son: «¿Cuántas personas con discapacidad vemos a lo largo del día en televisión? Hay muy poquita gente porque no se nos da la oportunidad. No encajamos en los papeles normativos. Y si a esto le sumas ser una persona del colectivo gay, pues quizás sea incluso más complicado. Si en los medios de comunicación actuales no tenemos cabida es porque somos una comunidad completamente invisible«. Y recalca que es una cuestión de causa-efecto el que a los homosexuales no les gusten las personas con discapacidad, ya que las ven como personas ‘atípicas’, ‘fuera de la normalidad’: «Si en la publicidad, la televisión, etc. nos muestran siempre lo mismo, al final te crees que eso es lo correcto, lo bueno, y es normal que nos guste solo eso». Y finaliza diciendo: «Ya bastante se nos discrimina fuera para que también lo suframos por parte de nuestro propio colectivo».
La delgada línea entre los gustos personales y la discriminación
Tras analizar algunas de las discriminaciones más destacadas o comunes dentro del colectivo gay, podemos extraer varias conclusiones.
Debido a que en las últimas décadas los homosexuales se han ido incluyendo y aceptando en la sociedad española, todos aquellos que no se han visto asociados y estigmatizados por estereotipos gais han podido gozar de los mismos privilegios normativos que los heterosexuales, sin verse afectados por su condición sexual.
Esta falta de conciencia social de los homosexuales heteronormativos por no haber sufrido los prejuicios y la opresión propia del colectivo gay ha generado ese rechazo (homofobia interiorizada) a toda conducta, actitud o cliché asociado a la comunidad homosexual –por haber crecido en un entorno que también lo rechazaba–. Lo que ha provocado que estos homosexuales se desvinculen del colectivo.
Dicha situación ha provocado un empoderamiento de los homosexuales normativos dentro del colectivo, estableciendo una desigualdad y colocando por debajo de estos a todos aquellos que se salen de la normatividad, desencadenando así la discriminación hacia ellos.
Por lo tanto, esta discriminación y este ‘rechazo’ en nuestros gustos personales hacia esas personas, comportamientos, actitudes, etc. que se salen de la norma, muchas veces están condicionadas por el contexto histórico, social y cultural en el que hemos crecido y vivido. Juan Macías, psicólogo especializado en terapia conductual, considera que «podemos elegir educarnos en esos referentes normativos y perpetuarlos o desarrollar una erótica más sana y real».
«Es necesario potenciar referentes, visibilizar más y normalizar. Es imprescindible que se explique en los colegios cómo nació el movimiento, cómo se han luchado cada uno de los derechos, que sepamos qué es la pluma…, y al final, eso hará que seamos más respetuosos con la diversidad en su conjunto», asegura Fran Ferri (Compromís), que hace hincapié en que la educación es la clave para producir este cambio.
A modo de conclusión, citamos una frase que formularon varios de los entrevistados denunciando la hipocresía –o más bien la incoherencia– existente dentro del colectivo: ¿Cómo vamos nosotros a exigirle a la sociedad que nos respete, que nos den derechos de igualdad, que nos traten bien, etcétera, si nosotros no lo hacemos entre nosotros mismos? A lo que Walter Adrián añadió: «Coño, vamos a querernos un poquito entre nosotros. Somos una comunidad unida, no nuestros propios enemigos».