Se han convertido en un ente indivisible. Hasta el punto de que Javier Ambrossi, de 34 años, y Javier Calvo, de 27, son ya ‘Los Javis’. Los dos se dedicaban a la actuación cuando se conocieron, hace ya siete años, y ambos compartían un cierto desencanto por la manera en que veían la industria del entretenimiento patria, y por cómo la vivían. No podían faltar en las celebraciones de nuestros primeros 25 años, porque entre otras cosas, afirman: «Necesitamos un medio como Shangay, que dé visibilidad a la cultura LGTB».
El amor que se profesan y el que sienten por lo que hacen les llevó a embarcarse en proyectos, primero teatrales –imposible no recordar sus incursiones en el microteatro– y después audiovisuales. La llamada es un fenómeno que saltó de las tablas a la gran pantalla, y la serie Paquita Salas es otro de los fenómenos que llevan su firma, y en el que vuelcan muchas de esas frustraciones y reproches hacia una industria que les ama. Ejercer de profesores de interpretación en Operación Triunfo 2017 supuso el espaldarazo definitivo de popularidad que les ha convertido en lo que son a día de hoy.
Es de alabar que en todos y cada uno de los proyectos en que se han embarcado hayan apostado por la visibilidad LGTB. Nunca han ocultado ese compromiso, que les nace de manera natural, y allá donde van comparten su discurso, sus sueños y su deseo por lograr una sociedad más inclusiva. Es, sin duda, el motivo de mayor peso por el que forman parte de la bandera LGTBI millennial que hemos creado para nuestro número especial de 25 aniversario, en donde mostramos a personas inspiradoras, que utilizan la espontaneidad y su trabajo para que todxs nos sintamos más unidos y nuestra realidad tenga cada vez más voz.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es tu primer recuerdo de Shangay?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Cuando a empecé a ir solo, en transporte público, al colegio, tendría unos 15 años, un día me encontré una revista en la parada del autobús. La cogí en plan supersecreto y me fui al final del autobús, ya ves tú con lo discreta que es con ese tamaño… [risas]. Supuso una llamada de atención muy importante para mí, me dio mucho que pensar. Porque empecé a ver, por ejemplo, temas relacionados con sexo. Y yo, que iba a un colegio del Opus Dei, no tenía ni la menor idea, nadie me había explicado nada. Además, vi que salían un montón de referentes que me gustaban y comprendí que más allá de lo sexual, había una cultura LGTB que estaba reflejada en la revista. A raíz de aquello, me paraba siempre una parada antes de llegar a casa (vivía por la Puerta de Alcalá), y me daba una vuelta, cruzaba Chueca, veía escaparates… Y ya, desde que me entrevistáis cuando cuando hice mi primera película, hemos tenido una relación muy especial. Shangay no es una revista más para mí, porque siendo adolescente vi en ella el futuro.
JAVIER CALVO ⇒ Con dieciséis años, empecé a interpretar a un adolescente gay, Fer, en la serie Física o química. Yo vivía en Las Rozas y no tenía ni puta idea de nada. Mi primera entrevista seria, que no tenía que ver con las que me hacían en la Súper Pop o en la Bravo, me la hiciste tú. En ese momento me daba miedo hablar de mí mismo. Igual que cuando me dijeron que mi personaje era gay me acojoné. Claramente, algo dentro de mí me decía que me pasaba algo parecido a lo de Fer, y no sabía cómo llevarlo. Cuando decidí tirar para adelante y dejarme descubrir quién era, igual que hacía mi personaje, fuimos hacia adelante juntos.
SHANGAY ⇒ ¿Sigues viendo necesario que existamos?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Sí, me parece fundamental. Y no solo para la gente más joven, porque es necesario que exista un medio así que de espacio a la cultura LGTB. Porque no es tan fácil que personas de nuestra comunidad puedan ser, por ejemplo, portada de un medio más mainstream. ¿Cuántas personas transexuales, lesbianas o gays son portada de revistas aquí? Además de ayudar a generar cultura de colectivo, apoyáis a figuras que puedan crecer en popularidad para que su mensaje tenga mayor alcance.
“Shangay no es una revista más para mí, siendo adolescente vi en ella el futuro”(Javier Ambrossi)
SHANGAY ⇒ ¿Cómo recuerdas tu salida del armario?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Hice un primer intento cuando vi un capítulo icónico de Farmacia de guardia en el que había un personaje gay, creo que era la primera vez que se trataba el tema en una ficción española. Cuando me iba a dormir le dije a mi madre “mama, creo que soy como ese chico”. Tenía 11 o 12 años. Tiempo después, cuando empecé a salir con amigos gays y ya me llamaban chicos a casa, empezó a hacerse muy evidente. Un día, mientras hacía una tortilla, le dije a mi madre “qué tortillera estás”, y ella me respondió “aquí la única tortillera eres tú”. Dicho y hecho. Es evidente que el que tenía el conflicto era yo, tenía que acabar de reafirmarme, y cuando lo hice ya me dio igual todo, no había otra. Y me ayudaron mucho series como Farmacia de guardia, personajes como Boris Izaguirre o Jesús Vázquez y Shangay. Mucha gente mira a Boris o Jesús como ejemplos del cliché de hombre gay blanco, pero para mí fue fundamental que existieran.
JAVIER CALVO ⇒ En mi caso, no es tanto que me ayudase la ficción a hacerlo, es que yo era parte de la ficción. Salí del armario para mí mismo, mis amigos y mi entorno gracias a mi personaje. Empecé a conocer a gente que hablaba mi mismo idioma: Pepino Marino, La Crawford… Con mi familia no salí hasta que no estuve preparado y hasta que tuve un novio al que quería y con el que estaba seguro que iba a tener una relación. Cuando me enamoré de Javi decidí que era el momento de decírselo a mi familia.
SHANGAY ⇒ ¿Qué sentís al ver que la ficción que hacéis ayuda a otra mucha gente?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Me hace muy feliz. Es básico que reflejemos no solo el mundo como es, sino como nos gustaría que fuese… La llamada y Paquita Salas son ejemplos de universos que reflejan un mundo más ideal. Me encanta crear personajes que se han convertido en icónicos como Susana Romero, la hermana Milagros o la propia Paquita Salas, en los que a mí me habría encantado poderme mirar cuando era pequeño.
SHANGAY ⇒ ¿Sois conscientes de que os habéis convertido en referente para las nuevas generaciones LGTBI?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Soy consciente, pero nunca hemos querido hacer política más allá de transmitir que cada cual debe ser uno mismo, compartir que hemos encontrado nuestro sitio, que tenemos una pareja que nos quiere y que llevamos una vida normal. Aunque cuando te das cuenta de que te escriben padres o incluso niños para agradecerte lo que les has ayudado sientes una gran felicidad.
JAVIER CALVO ⇒ Cuando acaba de morir Stan Lee, es un buen momento para recordar algo que dijo “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Yo no me quiero considerar referente; soy una persona que tiene un compromiso para ayudar lo más posible a la gente LGTB que ha vivido situaciones parecidas a la mía. Porque yo hubiera necesitado lo que siento que hacemos con nuestras películas y nuestras series. Pero no soy perfecto y tengo mucho que aprender, por eso no quiero pensar en mí mismo como referente.
“Sentimos una responsabilidad por visibilizar y normalizar, y que se escuchen otras voces” (Javier Calvo)
SHANGAY ⇒ ¿Sentís responsabilidad hacia toda esa gente que os escribe, os agradece y os felicita?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Bastante. Pero tengo que tomármelo todo con tranquilidad, y vivir la vida dejándome fluir y siendo espontáneo. Sí, la gente me sigue, pero no por eso voy a ser políticamente correcto, por la presión. A veces, desde las redes te ataca más incluso gente del colectivo que la de fuera, que dicen “mira este, que va de referente…”. Se te exige demasiado desde redes. El activismo lo afronto desde la naturalidad, y mucha gente no se da cuenta de que no es fácil exponer al 100% tu vida. Igual que lo que ha sucedido con La llamada me parece una manera de hacer activismo: que una obra así, punki y de espíritu underground, esté llenando teatros por el mundo, y que van a verla desde monjas y seminaristas a público de despedidas de soltero hasta cuatro drag queens o adolescentes gays, es una muestra de activismo.
JAVIER CALVO ⇒ A mí esa responsabilidad me nació cuando, con 20 años, terminé de rodar Física o química. Dejaron de llamarme para castings, mi representante me decía que estaba encasillado, que tenía mucha pluma y que debía ir más masculino a los estrenos para que la gente pensara que era heterosexual… Eso me hizo mucho daño.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo veis el presente LGTBI?
JAVIER AMBROSSI ⇒ Veo que la gente más joven que se me acerca me da ochocientas vueltas. No solo en su uso del lenguaje, también en la manera de entenderlo todo: cómo utilizar las palabras, la flexibilidad de los géneros, cómo ver más allá de las etiquetas… Son un ejemplo de diversidad para mí. Y me encanta ver los pasos de gigantes que está la comunidad transexual y las personas bisexuales reivindicando su espacio. El compromiso en redes de esa nueva generación también me impresiona, no dejan pasar ni una, y eso está muy bien.
JAVIER CALVO ⇒ Es curioso, que en ocasiones esos jóvenes, que tanto me enseñan, me hacen sentir ya antigua… Me gusta ver que hay gente que lucha de todas las edades, y es importante que haya una unión entre todos, que cada vez veo más. Hay que respetar mucho a la gente mayor que ha luchado por nuestros derechos y que ha cambiado las cosas para nosotros.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo veis el futuro LGTBI, tanto a nivel personal como profesional?
JAVIER AMBROSSI ⇒ A nivel profesional, me sigue faltando la gran serie de televisión LGTB de España, que tenga un gran alcance mediático y en la que no haya solo uno o dos personajes episódicos. Es lo que me encantaría hacer. A nivel social, creo que el futuro pinta muy bien. Porque confío que toda esta juventud que tanto da la brasa en redes esté a la altura, y creo que será así, que van a construir un futuro mucho mejor y más abierto.
JAVIER CALVO ⇒ Veo una juventud muy luchadora y crítica, con muchas ganas de cambiar las cosas. El peligro está en señalar en exceso los errores de los que llegan antes, porque puede llegar a generar una gran separación entre generaciones. Lo importante es todos aprendamos de nuestros errores desde el cariño por mejorar, que no impere la agresividad aplicada solo a criticar lo que está mal.