Comienza un nuevo año y aterriza en la parrilla de TVE la nueva edición de Operación Triunfo. Tanto la cadena como su productora decidieron retrasar el estreno de la misma a 2020 para darle un respiro al formato tras su evidente desgaste. Pero, fanáticxs del talent show, esta misma noche llega a nuestras vidas una nueva generación de triunfitos…
Y la pregunta que a más de unx le viene a la cabeza es: ¿qué pasará con OT 2020? Como hemos dicho, OT 2018 supuso un notable deterioro del programa que se evidenció en sus audiencias, una mayor frialdad de los concursantes –que ya conocían de antemano la magnitud de su exposición tras el éxito de OT 2017–, los momentos de mal rollo entre academia y alumnos, polémicas varias –quién no recuerda la mariconez o la visita del novio de María Villar Escarmiento–, y un largo etcétera de baches en el camino que enturbiaron la magia del fenómeno que se había vivido con la anterior edición.
Pasaron los meses, La venda de Miki Núñez fracasó en Eurovisión 2019 y llegó el momento de recibir las propuestas musicales de cada uno de los aspirantes a artistas. Todos los concursantes han lanzado ya sus singles –la última en hacerlo ha sido Marta Sango con su decente y ochentero Por ti–, pero entre estos proyectos podemos decir que no abundan las gratas sorpresas.
Alfonso La Cruz y el ganador de la edición, Famous, optaron por ritmos latinos y urbanos muy en la estela de Lola Índigo. En el caso del primero, era una apuesta esperada por lo poco que vimos en su paso por el programa, ¿pero qué pinta Famous cantando un reguetón si sus mejores actuaciones en el talent fueron Problem de Ariana Grande y Uptown Funk de Bruno Mars?
Dejando a un lado los sinsentidos, Sabela ha apostado por su lengua materna y sonidos más experimentales; Julia Medina se unió a amigas como Marta Soto o Carmen Boza para publicar sus primeros dúos y su álbum. Marilia lanzó hace unos días Algarabía, una canción demasiado sencilla que recuerda más a los singles surgidos de la primera edición de OT que a los de sus compañeros de 2017.
En el caso de María Escarmiento, su camino hacia el trap era algo que podíamos intuir, pero a pesar de la producción de Merca Bae, Amargo amor se quedó a medio gas. Si hablamos del guapito de la edición, Carlos Right –el primero en publicar un álbum completo–, su single Se te nota ha tenido algo de recorrido –es la canción con la que optó a representar a España en Eurovisión–, pero poco más se sabe de los otros nueve temas. La misma suerte ha corrido Dave con su single Qué suerte la mía, un tema fresco muy de su tierra, al que no ayudó un videoclip que parece haber sido editado con prisa y desgana.
Sin embargo, no todo es tan negro, y se ve algo de luz al final del túnel de OT. La apuesta de Miki Núñez con Amuza suena bastante coherente, algo que el catalán siempre ha mostrado ser. Y puede que su querencia por los sonidos de verbena, los toques de ska y los ritmos latinos tenga un camino estable en la industria. El mismo con el que podría contar Natalia Lacunza si sigue trabajando duro como ya ha mostrado en su EP Otras alas, siete buenas canciones entre las que planea la evidente sombra de Billie Eilish en su producción. La ilicitana Alba Reche, a la que pudimos ver actuando en el Orgullo de Madrid, también ha aprobado con su disco Quimera.
Ante este panorama, en el que los 16 concursantes luchan por mantenerse como sea en la industria –sobre todo tras la cancelación de la gira del programa– y no caer en el olvido, ¿qué expectativas hay para el nuevo OT 2020?
Mucho tendrán acertar con el casting para que el nuevo OT disfrute del éxito que vivió en 2017. Sin embargo, ni TVE ni Gestmusic se caracterizan por elaborar grandes estrategias creativas y de calidad a la hora de resucitar sus formatos. No sabemos si el nuevo jurado –en el que encontramos rostros conocidos como Natalia Jiménez o la que fuera directora de la primera academia del programa, Nina–, la actualización del profesorado con Zahara e Iván Labanda o las nuevas mecánicas del concurso serán suficientes para salvar OT 2020. Las malas lenguas anuncian que, tal y como ocurrió en su día con OT 3 y OT 2011, asistiremos a una muerte anunciada con 16 almas y un sueño… que ninguno podrá cumplir.
Un año no parece tiempo suficiente para que el público tenga ganas de más, y la industria musical patria no puede sostener 48 nuevos cantantes nuevos en tres años. Solo queda ver si el tiempo nos da la razón o si –ojalá– tendremos que retractarnos.