Están en plena pretemporada de verano. Mario Vaquerizo con Nancys Rubias encadenando conciertos, y Alaska con Fangoria, junto a Nacho Canut, en plena gira de Extrapolaciones y dos preguntas. Quedar con ellos es tener asegurado un rosario de titulares, pues es siempre una charla entre amigos en la que no dejan nada en el tintero.
La reunión fue con la peña de periodistas Cuarto Poder, en el castizo restaurante Casa Lucio, lugar habitual de reunión del grupo. Alaska es testigo privilegiado, en primera persona, de la evolución de la vida gay en España. Desde unos años en los que las siglas LGTBI no existían. Por eso es sin duda una de las grandes divas desde hace décadas, año tras año, sin pasar de moda.
Le preguntamos cuál es el secreto para seguir en primera línea, y ella escapa de las etiquetas de diva o musa gay: «Es que no somos muy de homenajes. A mí no me gustaría que me lo hicieran. Nosotros hacemos los homenajes en el día a día. Cuando alguien nos gusta, lo reivindicamos cada día. No uno en concreto. Las cosas que te gustan hay que ponerlas en valor continuamente. Y en vida, claro. Por eso a mí no me gustan los homenajes sino el reconocimiento en día a día de lo que es una persona», nos dice Alaska.
Alaska: “Está el peligro de crear unos cánones dentro de una determinada cultura, y no te puedes salir de ellos. Y eso nos pasa un poco…”
«Hombre, yo le haría un homenaje a La Veneno. Hay personas que te gustan más que otras. Por tu cultura, tu afinidad o tu empatía. Pero eso no quiere decir que nadie sea ni mejor ni peor. Es una cuestión de afinidad, de hablar el mismo idioma. A mí me gusta mucho homenajear en el sentido de acompañar…», apostilla Mario.
Uno de los conciertos que dará este verano Fangoria es en la isla canaria de La Palma, en el marco de Isla Bonita Love Festival, al que acudió ya el año pasado como madrina. Pero este año va a cantar, y está encantada con ello.
Pero estamos en junio, mes del Orgullo, y es inevitable hablar de ello. La primera carroza que salió en Madrid fue la de Shangay en 1996. Al siguiente año, en la segunda, estaba Alaska sentada en un trono cuando muy pocos personajes conocidos (quizá ninguno) querían vincularse a un tema que era, entonces, marginal. ¿Cuál será el secreto para seguir ahí? «Es que es mi mundo. Para mí es lo na-tu-ral [asegura recalcando cada sílaba]. No es una cosa externa. Es el mundo al que he pertenecido y al que pertenezco. Ya está. No lo veo de otra forma. Si soy de Madrid, y vivo en Madrid, pues es lógico que me pasen cosas en Madrid. Y si el mundo LGTBI es mi mundo, pues lo normal es que todo lo que me ocurra sea en este mundo».
En ese momento entra Mario en la conversación: «El otro día decía Nacho [Canut], recordando cuando tenía 18 o 20 años, un encuentro con Olvido, Las Costus, Almodóvar, Carlos Berlanga… en el que pensó “¿Existirán los heterosexuales?”. Y es verdad, esta reflexión refleja muy bien nuestro mundo. Todo ha sido natural para nosotros. A mí, por ejemplo, me da mucho rechazo la gente que lo hace por…, cómo decirlo, por ‘hacerlo’. A ver si me entiendes, por decir, ahora está de moda esto, hay que hacerlo, soy ‘diva gay’, no sé qué, no sé cuánto… Pero el público maricón no es tonto. Y eso de la cultura gay… Cultura hay en todos los sitios. También hay maricones a los que no les gusta Alaska, sino el heavy metal, y pasan de ella totalmente. Y son igual de maricones que a los que les gusta Alaska».
No es la primera vez que salta a la palestra el término ‘maricón’, que tanto ha dado que hablar y que ha levantado tantas críticas contra el matrimonio. Mario responde a ellas: «Como dice Olvido, ella es un maricón que se ha casado con un maricón. Lo que pasa es que el colectivo, después, no entiende esa palabra. Hemos tenido últimamente muchos problemas porque dijimos lo de “maricón con acento en la o”. Y nosotros, cuando decimos maricón… Lo primero es que todos mis amigos, pero todos, son mariquitas. Y entre ellos se hablan de maricón, sin acritud, nunca como insulto. Y diciendo esas cosas, normalizamos lo que es normal…».
«Yo es que creo que usar lo que para otros es insulto es la manera de desactivarlo», apostilla Alaska. «Hay un peligro, que siempre lo hablamos, que es crear unos cánones dentro de una determinada cultura, y no te puedes salir de ellos. Y eso nos pasa un poco…», continúa. «A eso se le llama ser sectario. Y ser sectario es fundamentalista. Y los fundamentalismos y los dogmas acaban con todas las libertades», zanja Mario.
Mario: “El público maricón no es tonto. Y eso de la cultura gay… Cultura hay en todos los sitios. También hay maricones a los que no les gusta Alaska”
Volvemos al tan manido término de diva gay… «Yo creo que eso sería ser una pretensión. Y cuando tienes una pretensión, estás ‘pretendiendo’ que te hagan homenajes, y si no te los dan pues te crea una frustración. Olvido, ¿tú crees que eres una diva gay? Yo creo que no», pregunta (y se responde) Mario a sí mismo.
Cuando le preguntamos a Alaska si le gustaría que en el futuro, cuando ya no esté en este mundo, usaran su voz para grabaciones con otros cantantes, responde muy clara: «Uy, no. No me gusta nada. Además, ahora ya no es solo grabaciones, sino que son hologramas que dan conciertos completos… No, nada». Mario también tiene su visión del tema: «Otra diva gay, que es Madonna, está loca… Y tú no estás loca. El otro día, que está viva, hizo un concierto con seis hologramas. ¡Y yo no quiero ir a un concierto de una persona que esté viva para ver un holograma!». Aunque Alaska zanja el tema: «Pero también estaba ella…, más seis. Y fue total».