Relato

8.1 "Él siempre me espera completamente desnudo detrás de la puerta, sujetándosela". Relato homoerótico del periodista y escritor Pablo Paiz.

7. "Me pregunta si trago, le digo que sí, pensando que es lo que quiere oír". Relato homoerótico del periodista y escritor Pablo Paiz.

6. "Hoy he estado a punto de abrirle la puerta a un tío solo para que me la chupara y se largara después". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

5. "Son las dos de la mañana, estoy empalmado y el videojuego me está aburriendo". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

4. "Si estuvieras ahí me iría contigo al final del vagón y me bajaría los pantalones sin que me importara que nos vieran...". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

3. "Hay dos condones usados encima de mi mesa, uno de ellos está manchado de sangre, y está roto". Un breve relato homoerótico escrito por Pablo Paiz.

2. "Mientras me hablabas me he empezado a tocar. Las fotos me la han puesto dura..." Un breve relato homoerótico escrito por el periodista Pablo Paiz.

1. "Solo se la he comido, mientras él se fumaba un porro de buena mañana...". Un breve relato homoerótico escrito por el periodista Pablo Paiz.

En su relato 'Amor y flujo', el barcelonés Juan Carlos Mora habla sobre la imposibilidad del amor en los tiempos de la inmediatez y las redes sociales. Aunque sigue buscándolo... por si acaso.

El escritor e instagramer regresa con un nuevo libro de relatos, '1816, el año que no hubo verano', un homenaje al verano que inspiró a la escritora inglesa Mary Shelley a crear 'Frankenstein'.

La calefacción mantiene el piso caliente y el olor a galletas recién hechas se reparte por la casa. El ambiente tiene un toque a vainilla y chocolate caliente. Uno de los dos pone la radio y en la emisora suena una vieja canción de jazz que ninguno de los dos se sabe.

Se quedó de lado recibiendo mi abrazo como si fuese lo que, en aquel momento, más necesitaba. Lo necesitaba.

El concepto de familia ha cambiado. Como el de San Valentín. De eso no hay duda, pues los nuevos modelos ya están completamente implantados (y aceptados) en la sociedad.

Me sé de memoria cada palabra que dices en ellos porque, no en vano, los he escuchado miles de veces mientras cocino, mientras limpio o, simplemente, cuando te echo de menos.

Apenas entreabrió los labios cuando le besé, pero mi lengua introdujo en su boca miles de bacterias que, aunque le causaron dolor, también le dieron placer. Lentamente me separé de él...

Tenía los labios más bonitos que nunca había visto. La sonrisa perfecta, los dientes totalmente blancos. Su lengua se deshacía en la boca y su saliva… Su saliva sabía a caramelo de toffee y a agua de mar.

Una vez entras en la tienda de tu corazón te das cuenta que es fácil ubicarse. Besos de souvenir, abrazos de imitación y amores de “todo a cien”.

Así que mi galán de telenovela, que se había quitado los pantalones y la camiseta quedándose en ropa interior sobre la cama del apartamento que yo tenía en aquel entonces.

Las bocas notaron un regusto a sangre. Bela, en la pantalla, sonrió complacido...

Eran las doce menos cinco cuando la décima uva pelada se escurrió entre sus dedos rodando por el suelo debajo del sofá.