[Vídeo: Pablo Carrasco de Juanas]
Es uno de los rostros más queridos de la tele. Y por eso queríamos que estuviera en la Bandera LGTBIQ+ 2023 de nuestro anuario. Llevábamos años detrás de ella, pero hasta ahora no habíamos podido cuadrarlo. Desde que nació Lola, su hija, Toñi Moreno no para. Ser madre en solitario es complicado, pero también ha sido esa maternidad la que ha impulsado a la presentadora a dar un paso al frente y apostar por la visibilidad lésbica: «No quiero que mi hija pase por lo mismo que yo; quiero que Lola sepa de dónde viene, y que sea libre«, nos dice.
Fue Laura Pausini quien la sacó públicamente de un armario en el que ella nunca había sentido que estaba. Aunque es cierto que nunca lo había verbalizado públicamente: «No sé que hacía yo intentando tapar el sol con un dedo», nos dice, para luego añadir: «La verdad es que me quitó como treinta kilos de encima. Pensé, ¿por qué pretendes por ir por la vida como no eres tú? Si es que no tiene ninguna importancia, se la daba yo».
Estar tan ocupada no impide a Toñi no solo seguir al frente de las mañanas de Canal Sur y de Gente maravillosa, un programa que adora, sino que se ha metido en nuevos retos: acaba de crear la agencia Con Alma Spain junto a Carlota Panadés. Es una joven de veintiséis años con la que asegura estar aprendiendo mucho. Juntas llevan la imagen y la comunicación de multitud de rostros conocidos, no solo del mundo del periodismo, así como proyectos de publicidad y con influencers.
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También ha sido una del las participantes de la última edición de MasterChef. Nuevas metas –como su cameo en la serie Vestidas de azul, de Los Javis, que se estrenó en diciembre– para una mujer que asegura estar «más activista» que nunca. Ahora, por primera vez, se sincera con nosotros y nos lo cuenta todo: esta entrevista es Toñi Moreno en estado puro. Una delicia, porque Toñi Moreno es ‘gente maravillosa’…
SHANGAY ⇒ Bueno, por fin una larga entrevista en Shangay…
TOÑI MORENO ⇒ Pues sí, ¡por fin en Shangay! [risas] La verdad es que os tengo que agradecer que hayáis sido tan persistentes. Y os lo agradezco de verdad.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué te has decidido ahora?
TOÑI MORENO ⇒ Pues… porque todo tiene su momento. Y ahora, con la niña, que ya va a cumplir cuatro años, estoy como con un compromiso con ella de ser más activista que nunca. Hubo un tiempo en el que no me apetecía nada compartir con nadie mi sexualidad… Bueno [se lo piensa un rato], he tenido varias etapas. Pero en la última, que han sido estos años en los que habéis llamado para estar en la bandera LGTBIQ+ del Anuario de Shangay, era un momento en el que estaba en la crianza de la niña y no estaba yo pa revistas ni pa na [nos dice con su marcado acento andaluz]. El Orgullo pasado di el pregón en Chiclana y me sentí muy bien, porque sentía que esa era la herencia que yo le iba a dejar a mi hija. Este próximo, daré el de Torremolinos. Ya empecé escribiendo un libro durante el confinamiento. Ahora estoy como más relajada, más libre. No sé; con más compromiso con lo que soy.
«No sé qué hacía yo intentando tapar el sol con un dedo», nos dice tras su salida del armario con Laura Pausini.
SHANGAY ⇒ En cualquier caso, nunca has sido una mujer que haya ocultado nada…
TOÑI MORENO ⇒ ¿Sabes lo que pasa? Es que yo nunca he sentido que estuviera en ningún armario. He sentido que vivía mi vida, y que no tenía que dar explicaciones a nadie sobre de quién me enamoraba o con quién me acostaba. María del Monte siempre insiste en que los heteros no van diciendo “oye, soy hetero”. Pues esto es lo mismo. Nunca he sentido que yo tuviera que compartir eso, que me parece intimísimo, que es el tema de la sexualidad. Me estoy refiriendo a la etapa en la que me atreví a vivirlo, porque también tuve una en la que ni siquiera me atrevía a hacerlo. Yo estudié en un colegio de monjas hasta los catorce años. Y fueron muchos años en los que no estaba a gusto ni con lo que yo sentía ni con quién me atraía. Y fue un sufrimiento hasta que yo dije “chica, igual te gustan las niñas, o igual te has enamorado de esta amiga tuya, que piensas que es súper amiga tuya y con la que tienes tanta afinidad… A lo mejor no es afinidad y es amor». Fue un proceso bastante largo, no fue una cosa fácil. Por mi educación católica, por todo. Y fíjate, con el tiempo descubrí que estaba más en mi cabeza que en mi entorno. Cuando yo le cuento a mi padre –que era un hombre de campo, que no había ido al colegio–, a mi madre –que había trabajado como una mula en casas limpiando, cuidando gente– su respuesta fue “hija mía, eso lo sabemos nosotros y lo que queremos es que seas feliz”. Nunca he sentido rechazo en mi entorno, era más yo: el no aceptarme yo. Hasta que de repente tienes que aceptar lo que sientes, porque si no es así no vas a ser una persona feliz. Tienes que hacer un triángulo entre lo que sientes, lo que piensas y cómo vives. Si eso no cuadra, no llegas a un equilibrio y a una felicidad. A mí me ha cambiado la cabeza el nacimiento de mi hija; no quiero que pase por el calvario que yo pasé. Quiero que sea libre desde pequeñita de decidir con naturalidad qué es, cómo se siente, de quién se enamora y que no tenga tantas pajas mentales como tuve yo.
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SHANGAY ⇒ ¿Ese calvario fue duro?
TOÑI MORENO ⇒ El no aceptarte, el luchar contra tus propios sentimientos, no es que sea de las cosas más agradables. ¿Duro? Pues bueno…
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo fue ese momento en el que te aceptaste?
TOÑI MORENO ⇒ Pues bastante mayor, yo tuve novios. Estupendos, monísimos y todo [risas]. Pero la primera vez que me di cuenta de que me gustaba una chica fue con veintisiete o veintiocho años, que ya es bastante… Ahora, con el tiempo, lo pienso: “Aquella monja que a mí me encantaba ver cada mañana…” [risas]. Es que uno lo disfraza todo en plan “qué bien me llevo con esta persona, qué amiga más guay, me encanta estar con ella, darnos abrazos”, porque, al final, eres una cría, y no te das cuenta de que eso es otra cosa. En nuestra época (yo tengo cincuenta tacos) no se hablaba, y menos en un colegio de monjas, donde todo era pecado.
«Tengo muchas ganas de enamorarme. Ahora mismo estoy plena, con mi niña, pero el amor de pareja es necesario. Si ocurre, no voy a ocultarme»
SHANGAY ⇒ Por lo que me cuentas, tu hija ha sido un punto de inflexión muy importante…
TOÑI MORENO ⇒ Ha sido un cambio en mi vida de todo. No de forma de vivir, que la he tenido con cuarenta y seis años, pero sí es verdad que, por ejemplo, en el tema de hablar de estas cosas, de compartir mi sexualidad, yo es que quiero que ella viva en la verdad. La que sea. Escribí un libro en el confinamiento en el que le cuento su historia, que nació por ovodonación. Y quiero que no tenga miedo a preguntar, a sentir, a experimentar. Y sí que es cierto que a mí hija me ha impulsado a dar un paso al frente. Quiero que se sienta orgullosa de la familia que tiene, del origen de su vida, de por qué está aquí y de cómo es su madre.
SHANGAY ⇒ Las familias monomarentales o monoparentales, sobre todo en el caso de personas LGTBIQ+ es más complicado…
TOÑI MORENO ⇒ Mira [interrumpe], es complicado ser madre, trabajar y conciliar; da igual la sexualidad. Si fuera hetero sería igual de complicado. No hay ayuda para trabajar y para llevar a tu hija p’alante. La maternidad es solitario es complicadísimo. Mucho más duro de lo que me había imaginado. Y yo soy una privilegiada: tengo un trabajo, puedo tener una persona que me ayuda cuando estoy grabando… Pienso en la cantidad de madres y padres que están solos, con un sueldo mileurista y no sé cómo lo hacen. Es un acto heroico, independientemente de la sexualidad.
SHANGAY ⇒ ¿Crees que sigue habiendo ciertos rechazos en colegios con hijos de padres o madres LGTBIQ+?
TOÑI MORENO ⇒ Mira, en Gente maravillosa, en Canal Sur, que es un programa que adoro, hicimos una cámara oculta en el que unas niñas, que eran actrices, machacaban a otra porque tenía dos papás. La reacción de los niños, de unos ocho o nueve años, defendiendo a la pequeña que estaba siendo atacada fue brutal. Creo que hemos avanzado mucho pero que, por supuesto, queda mucho por pelear. Yo a mi hija voy a educarla en empatía con respecto a los demás, y pretendo que los demás padres hagan lo mismo. Ya hay muchas clases de familia en los colegios y no creo que ya llame la atención. La mejor amiga de mi niña es hija de dos mamás. Luego tiene otra que es hija de un padre y una madre heterosexual, de las mal llamadas convencionales. Hay tantos tipos de familia ya. No creo que mi hija se vaya a encontrar con ningún problema. Espero.
SHANGAY ⇒ En tu caso, ¿siempre tuviste claro que querías ser madre en solitario?
TOÑI MORENO ⇒ He tenido varios momentos de querer compartir la maternidad con alguna pareja que he tenido, pero es que las cosas de la vida son por algo. Al final no me quedaba embarazada y luego fue la pareja la que no fue a buen término. Lo que pasa es que en el momento en el que me dije, tengo cuarenta y cinco años y voy a intentarlo por última vez, porque se me pasa no el arroz, sino los garbanzos [risas], estoy sola sentimentalmente. Y como estoy sola, lo afronto sola. Si en ese momento hubiese tenido una pareja que me hubiera acompañado en el camino, no habría tenido ningún problema en compartir la maternidad.
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SHANGAY ⇒ Acabas de participar en MasterChef, programa de gran audiencia y formato de marcado carácter familiar. ¿Es un altavoz perfecto para visibilizar este tipo de cosas, es otra forma de hacer activismo?
TOÑI MORENO ⇒ Pues mira, ha pasado una cosa muy curiosa en esta edición de MasterChef, que éramos muchos concursantes LGTBIQ+: Jorge Cadaval, Eduardo Casanova, Miguel Diosdado… Y luego gente muy diversa. Hemos vivido momentos maravillosos. Yo creo que esto se ha normalizado ya.
SHANGAY ⇒ ¡Faltabas tú como referente!
TOÑI MORENO ⇒ Pues ya está: ¡aquí estoy, en Shangay! [risas] No, en serio, cualquier medio es un buen medio para visibilizar algo que debemos normalizar. Me da igual que sea un prime time que se ve en familia, que está muy bien: Eduardo Casanova es un referente maravilloso de la diversidad y de la genialidad, y a mí me gusta que los niños se identifiquen con él, y que las niñas lo hagan conmigo, o con quien sea. Insisto, normalizar las opciones que cada uno quiera tener.
SHANGAY ⇒ Eres un personaje conocido y querido, ¿cuando vuelvas a tener pareja, vas a tener problema en mostrarla? Tu vida interesa no porque seas lesbiana, sino porque eres popular.
TOÑI MORENO ⇒ La verdad es yo sí que me siento querida, y lo agradezco mucho. Cada uno en su ámbito de lo tiene que currar para que lo quieran. Y pedir perdón cuanto te has equivocado. ¿Sabes lo que pasa? Siempre he dicho que no me veo dando una exclusiva, aunque muchas veces he dicho cosas que me las he tenido que tragar. Pero ahora mismo, en este momento de mi vida, no me veo dando una exclusiva en una revista diciendo, «esta es mi pareja». No me veo. Igual lo hago, si mi hija necesita para comer hago lo que haga falta…
SHANGAY ⇒ Pero una exclusiva no es sinónimo de dinero a cambio de información…
TOÑI MORENO ⇒ No, ya lo sé. Termino la frase: quiero decir que no me veo posando con ella y hablando sobre mi vida sexual o sentimental, pero sí que me pillen en una playa dándonos un beso en la boca. No voy a dejar de vivir, ni voy a dejar de sentir ni de compartir con los míos. Mi vida es transparente. Igual conozco a alguien y digo, «bueno hasta que veamos que esto se consolida vamos a ser prudentes, pero por las familias de ambas partes». Pero es que no tengo nada que ocultar. Cuando me enamore (ojalá me enamore, porque tengo muchas ganas de enamorarme), pues lo compartiré. Tengo cincuenta tacos y necesito enamorarme.
SHANGAY ⇒ Ya sabes que Shangay también es una altavoz bueno para contar este tipo de cosas…
TOÑI MORENO ⇒ Pues tengo muchas ganas de enamorarme, porque creo que el amor es el gran motor de la vida. Y estoy ahora mismo plena, con mi niña. Creo en el amor como fuerza sanadora. Estoy llena en este momento de mi vida, más que nunca. Plena. Con mi niña, con mi trabajo. Estoy feliz. Pero el amor de pareja es necesario. Lo he sentido varias veces y estoy abiertísima a sentirlo otra vez. Pero eso no lo puedes buscar, ni planificar. Y como soy bastante antigua, no me abro ninguna aplicación. Creo que lo encontraré en mi día a día. Pero no iré a buscarlo. Ni aplicaciones, ni citas a ciegas ni nada de eso. No me veo, soy de otra cultura. Me he enamorado siempre de gente que ha estado en mi entorno.
SHANGAY ⇒ La tele es un mundo apasionante, pero duro a la vez… ¿Qué retos te planteas?
TOÑI MORENO ⇒ Duro, sobre todo, por la inestabilidad. Llevo trabajando en esto desde que tengo catorce años, porque empecé en la tele local de Sanlúcar. En mi casa había necesidad económica. Mi padre trabajaba en el campo y había mucha inseguridad y me dijo que me tenía que poner a trabajar porque hacía falta para comer. Y allí estaba o la tele local o el campo. O poner copas, y yo soy malísima para la noche [risas]. Probé en la tele local y mira dónde estamos. Así nació mi vocación. Durante todos estos años, creo que he estado parada uno. Que fue un año malo. Ese ‘año malo’ a mí me ayudó más que todos los éxitos que he tenido, porque se aprende mucho más de los fracasos. Fue el año que terminé en TVE, después de Entre todos, hasta que [Paolo] Vasile me rescató para darme Viva la vida en Telecinco. Aunque, bien pensado, tampoco fue tan malo ese año, porque hice Los descendientes, en Canal Sur, y nos dieron el Ondas. Pero es cierto que me vi como nunca me había visto: en el paro, sin perspectivas de trabajo. Entonces me cambió el chip en la cabeza. Y pensé que de cada fracaso había que aprender. Hasta entonces, le echaba las culpas a los demás, al productor o a quien fuera. Pero me di cuenta de que no había que hacer eso, sino reinventarse. Esta profesión –que tiene cosas muy tremendas, como la inestabilidad económica, que a medida que vas siendo mayor se lleva mucho peor– también tiene cosas maravillosas porque te obliga a ser joven siempre.
«Es complicado ser madre, trabajar y conciliar; da igual la sexualidad. Si fuera hetero sería igual de complicado»
SHANGAY ⇒ Y te obliga a nuevos retos…
TOÑI MORENO ⇒ Acabo de montar una agencia de comunicación con una chavala que tiene veintiséis años y que me está enseñando cada día. Se llama Con Alma Spain y la creamos Carlota Panadés y yo. Me rodeo de gente joven porque aprendo. Somos como una especie de ‘agencia gourmet’, nos dedicamos a muchas cosas, proyectos de publicidad con influencers, llevamos también la imagen de mucha gente muy guay, pero, al mismo tiempo, presentamos proyectos a diferentes plataformas. Me he rodeado de gente joven porque esa inestabilidad hace que estés en alerta. Como dice Antonio Banderas, eres lo último que has hecho. Pues eso último tiene que estar bien.
SHANGAY ⇒ Como tu cameo en Vestidas de azul, la serie de Los Javis…
TOÑI MORENO ⇒ Son maravillosos. Y un ejemplo de hacer bien las cosas, como cumplir con el compromiso de incorporar a su equipo a personas LGTBIQ+. No solo en los campos en los que suele ser más habitual –como actores, peluquería o vestuario– sino en toda la parte técnica. Son un ejemplo.
SHANGAY ⇒ Laura Pausini te sacó del armario en Telecinco y, después, lo volvió a hacer La Campos en Telemadrid…
TOÑI MORENO ⇒ Con La Campos ya bromeábamos las dos. Ella lo sabía desde hace mucho tiempo, ¡ha conocido a alguna de mis novias! [risas] Pero no, la que me sacó del armario fue Laura Pausini, en Viva la vida. Yo pensaba: “Si me siento con la gente y le pregunto por su vida, lo normal es que alguno un día me suelte algo sobre la mía”. Porque, ¿con qué derecho preguntas si no eres capaz de hablar de la tuya? Y fue una cosa tan bonita y tan natural, porque yo le había dicho que la envidiaba, porque tenía todo lo que yo ansiaba entonces, una hija –yo entonces no era madre–, que cantaba muy bien –yo canto como los perros– y su marido, el amor. Le dije, “bueno, yo a tu marido no”. Y me contestó: “Claro, porque a ti no te gustan los chicos, ¿no?” [risas]. Y fue porque alguien de su equipo le había dicho que yo era lesbiana, y ella lo dio por sabido, como debe ser. La realidad es que era un secreto a voces, porque yo tampoco me escondía. Es que yo no sé que hacía intentando tapar el sol con un dedo. Dijo eso, yo la miré y dije “pues sí”. Y el público se levantó a aplaudir. Me relajé, porque me quitó como treinta kilos de encima. Pensé, ¿por qué pretendes por ir por la vida como no eres tú? Si es que no tiene ninguna importancia, se la daba yo.
Lo dicho, Toñi Moreno es una persona maravillosa.
Fotos: miguelangelfernandezphoto
Maquillaje y peluquería: Charo García Bandera