Bárbara Rey y Sofía Cristo. Sofía Cristo y Bárbara Rey. Madre e hija, frente a frente, para hablar del Orgullo Gay y de bisexualidad. «Ya sé que hemos venido para hablar del rollo bollo… cosa que dominamos muy bien», nos dice Bárbara nada más bajarse del coche. Y sonríe, entre picarona y canalla.
Ella es así: una mujer bárbara. Y lo lleva siendo desde los años setenta, cuando rompió moldes y se convirtió en todo un icono de la ambigüedad sexual tras rodar con Rocío Dúrcal la película Me siento extraña, una historia de amor lésbico (explícito) en pleno 1977. “Eso, junto con esta voz ronca que tengo [risas] y los amigos con los que salía por la noche… Pues la gente pensaba ‘dime con quien andas, y te diré cómo eres’. Pero, vamos, que nunca he sido lesbiana. Me gustan los hombres”.
Quedamos con ellas en La Lina, un local que las dueñas del Fulanita de tal (un local mítico de lesbianas situado en pleno Chueca) tienen en la zona de La Latina. Sofía, que sale mucho por el barrio gay de Madrid, es muy amiga de ellas.
Lo es desde hace mucho tiempo. Pero fue en el momento en que su bisexualidad salió a la luz en un programa de Telecinco, cuando la hija de Bárbara Rey y Ángel Cristo comenzó a hacer vida ‘normal’ por Chueca.
Toda la decoración que vemos en el local en donde quedamos es un homenaje a Lina Morgan, pues está en el teatro que la recordada artista regentó con tanto éxito. La entrada de Bárbara allí, como no podía ser de otra forma, fue espectacular: para eso es una estrella. Una de las grandes del mundo del espectáculo español.
Hacemos la entrevista en el Día Internacional contra la LGTBIfobia, pero para publicarla durante estos días del Orgullo 2018. “Yo estoy muy orgullosa de estar aquí, con mi madre, en este día tan importante, y en este sitio, La Lina, que también es muy importante para mí porque es de unas grandes amigas. Es un día muy especial porque creo que es fundamental dar visibilidad. Y poder hacerlo con mi madre… Y no solo visibilidad, sino normalidad. Que la gente vea que con mi madre podemos hablar de cualquier cosa y, sobre todo, compartirlo con todo el mundo”, nos dice Sofía.
SHANGAY ⇒ Bárbara, ¿por qué te has decidido a hacer esta entrevista con tu hija Sofía?
BARBARA REY ⇒ Mis mejores amigos han estado siempre dentro de este mundo. Y son los que conservo. Esa es la verdad. Los que más compañía me han hecho y más cariño me han demostrado; los más fieles. Yo creo que he sido siempre un poco marica. En mis gestos, mi forma de comportarme. Y eso, en el fondo, pues llega. Por lo que [en la relación con su hija] no es comprensión, sino naturalidad, la manera en la que yo he tratado siempre este tema, que me parece lo más normal del mundo. Y la aceptación, desde el principio, de mi hija. Y si hubiese sido también mi hijo, pues igual. Y de todos los amigos y compañeros de Sofía. Lo tengo clarísimo. Me pareció muy natural. Sofía sabe que puede contar conmigo para todo, al igual que yo cuento con ella para todo. Y “para todo” es T-O-D-O. Ella sabe que en los últimos tiempos no he hecho entrevistas, de ningún tipo. Pero todo lo que sea para ella, y para este colectivo, desde luego que estoy siempre dispuesta.
Bárbara: «La bisexualidad de mi hija me parece lo más normal del mundo. Y si fuera también mi hijo, pues igual»
SHANGAY ⇒ Sofía, ¿tú te has sentido siempre así, arropada por tu madre?
SOFÍA CRISTO ⇒ En este sentido siempre me he sentido una niña muy afortunada. La confianza que yo he tenido con mi madre es probable que otros hijos, en otras familias, no la hayan tenido. He tenido mucha suerte. No me costó tanto como a otros. Por ese lado, es verdad que tengo muchísima suerte. Pero sí que tuve muchos miedos de pequeña, por sentir cómo me podría ver el resto del mundo. Y, en realidad, la primera vez que me sentí de verdad libre fue en el momento en que fui realmente yo de cara a la sociedad. Fue cuando sentí eso, que realmente era yo misma. Poder amar con libertad a quien yo quisiera. Fuera un hombre o una mujer. Hay algo que es educacional. Desde muy pequeños nos dicen con quién tenemos que estar, con un chico o con una chica. Y no nos dejan elegir a nosotros mismos y desarrollar nuestra sexualidad como realmente tendría que ser. Es eso lo que hace que nosotros crezcamos pensando lo que tenemos que hacer: porque nos lo han dicho. Pero si realmente fuéramos libres desde pequeños, que cuando llegaras del colegio tu padre o tu madre te preguntaran si te gusta ‘alguien’, no si te gusta un niño o una niña, las cosas serían muy diferentes. Y te daría confianza para poder expresarte con tus padres de otra manera. Yo con mi madre no tuve ese problema. Cuando tuve una cierta edad y me empezó a gustar realmente una chica, se lo dije. Pero es que ella tampoco era tonta y me respondió: “Ya, vamos a ver si yo ya…”. Eso fue con 17 años, cuando conocí a la primera chica de la que me enamoré muchísimo. Fue un gran amor en mi vida. Y la verdad es que sentí cosas muy fuertes. Yo ya me había enamorado de algún chico, muchísimo. Pero lo que yo había sentido por una mujer era muy diferente. Se lo expliqué, y ella lo aceptó. También es cierto que ella, siempre que haya alguien que a mí me quiera bien y me haga realmente feliz… Es como con mi trabajo: el día que le dije que iba a ser DJ me contestó: “Pues a ver qué pasa, pero si a ti realmente te hace feliz, pues es lo que tú has decidido y adelante. Voy a estar contigo”. Igual me estoy enrollando mucho [“¡un poco!”, dice Bárbara entre risas], pero es que ¡¡viva Shangay!! Y yo tengo que expresarme y necesito hacerlo tal y como yo quiero. Creo que las familias deberían estar realmente al cien por cien con sus hijos. Y apoyarles en lo que realmente les haga felices.
Sofía: «Mucha gente me dice que digo que soy bisexual para no reconocer que soy lesbiana, pero no es cierto. Eso sí, quizás me estoy declinando más hacia las mujeres»
SHANGAY ⇒ Sofía, ¿tú te defines como bisexual?
SOFÍA CRISTO ⇒ Yo sí. Pero reconozco que a lo largo de los años mucha gente me dice “pero tú no eres bisexual, es un escudo para no decir que eres lesbiana”. Y no: desde pequeña siempre me han gustado muchísimo los hombres. Pero sí reconozco que, emocionalmente, ahora mismo quizás no tengo la capacidad para que me llene tanto un hombre como una mujer. Llámalo como quieras. Quizá me estoy declinando cada vez más hacia las mujeres. Porque creo que un hombre, a nivel emocional, es mucho más simple que una mujer. Al menos en lo que yo quiero para mis necesidades emocionales. Ahora, creo que las complicaciones de una mujer me estresan muchísimo más que si decidiera estar con un hombre. Igual el día de mañana llega un príncipe azul que me enamora, pero eso todavía no está pasando…
SHANGAY ⇒ ¿Estás enamorada ahora?
SOFÍA CRISTO ⇒ No, para nada.
Una salida del armario televisada en directo en 'Supervivientes'
SHANGAY ⇒ Sofía, ¿es más complicado para una persona mediática desde la cuna, como eres tú, dar el paso a hacer pública su sexualidad, su salida del armario?
SOFÍA CRISTO ⇒ Totalmente. Yo lo viví muy mal. Siempre voy a estar agradecida a Supervivientes. Acababa de dejarlo con mi primera pareja, y sí que tenía miedo de lo que pensara de mí la gente. Mi entorno sí lo sabía, y ahí me sentía libre, como un pez en el agua. Pero la presión social a mí me daba miedo, que la gente pensara mal de mí. Tenía una paranoia montada en la cabeza que no era justa ni era real. Y cuando en televisión se empezó a rumorear que yo era lesbiana…, eso fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Fue mi libertad. Gracias a mi madre, que es una bocazas, y a Kiko Hernández… De verdad que fue maravilloso. [En este momento, coge Bárbara la palabra: «A mí es que me parecía lo más natural. Si yo guardaba el secreto de la tendencia sexual de mi hija y de lo que sentía por una mujer, lo hacía por ella»] Mi madre lo trató con la normalidad con la que lo tenía que tratar. En una conversación en petit comité. Pero, claro, lo hizo con la persona que, quizá en ese momento… [Bárbara toma la voz de nuevo: «La menos idónea, pero si lo analizamos, pues fue la más. Porque como Kiko Hernández no se sabe estar callado…»] Pero yo estoy muy agradecida, porque lo soltó. Y cuando volví de la isla todo el mundo sabía que yo había tenido una relación con una mujer. Y para mí fue como, “¿en serio?”. A partir de ahí, yo descubrí el mundo abierto. Empiezo a salir con libertad por Chueca, a conocer mujeres, a hacer lo que me daba la puñetera gana y a ser superfeliz. Y dije: “Esto es vida”. [Bárbara vuelve, riendo a escena: «Anda que no hablas tú también. ¿eh?, que luego tengo yo la fama»]
Sofía: «En el armario solo hay que tener ropa y bolsos»
SHANGAY ⇒ Bárbara, ¿cómo fue este outing televisivo de tu hija?
BÁRBARA REY ⇒ El hecho de hablar con Kiko [Hernández] del tema no fue decirle “oye, es que mi hija es lesbiana”. No. Era que le estaban achacando una relación en la isla de Supervivientes que no era cierta. Yo sabía exactamente en qué situación se encontraba ella a nivel sentimental con la persona que se había quedado aquí. Y me parecía que era hacerle daño tanto a ella como a Sofía. Entonces, como no hacían más que machacar con el tema, e insinuar una cosa y otra, en una publicidad le dije que dejaran ya esa historia, que no había nada. Que yo lo sabía porque mi hija tenía una persona aquí a la que quería muchísimo… Y él me preguntó si era mujer. Y a partir de ahí… ¡ se enteraron hasta en Sebastopol!
SHANGAY ⇒ ¿Y cómo lo llevaste tú, Sofía?
SOFÍA CRISTO ⇒ Hay una cosa que me dijo una vez una muy buena amiga, que ella, en el armario, solamente tenía ropa. Y es que es verdad. ¡Qué manía de sacarnos a todos del armario! ¡Qué armarios ni qué leches! Ropa y bolsos. De verdad, ¡no hay armarios!
SHANGAY ⇒ Cambiando te tema, ¿tienes superado todo el asunto de tus adicciones?
SOFÍA CRISTO ⇒ Llevo cinco años recuperada. Evidentemente, me sigo cuidando mucho, porque nunca hay que olvidarse de donde viene uno. Pero, ahora, el lazo de unión que tengo con el mundo de las adicciones es laboral, aparte de tener mis revisiones. Estoy trabajando en un centro que se llama Triora, en Alicante. Para mí es uno de los pioneros y mejores para temas de rehabilitación en España. Y ayudamos a muchísima gente, tanto a las familias como a los enfermos. Estoy muy feliz. Me estoy formando como intervencionista familiar. No solo por mi experiencia como adicta, creo que tener una formación es muy importante. Sobre todo por mí misma, por seguir creciendo como persona y para que la gente no me pueda juzgar. Y eso es bueno por el punto de mira en el que yo estoy. Creo que desde mi posición, siendo un personaje público, puedo ayudar a mucha más gente. Desde que hice mi recuperación han contactado conmigo muchísimas personas que necesitan ayuda. Me escribe muchísima gente a través de redes sociales, al correo que tengo para las adicciones, y lo que hago es buscarles un centro de referencia, bien sea en el que estoy trabajando o uno que sea el mejor por los rasgos de personalidad del adicto. Intento ingresarles en esos centros, que hagan una buena recuperación para que salgan de ese mundo, y siempre dando un mensaje de luz y de esperanza. Decirles que se pueden dejar las drogas y continuar con una vida con muchas oportunidades. Como es la mía hoy en día. En la que hago lo que realmente me gusta, que es mi trabajo como DJ y en la tele, como estoy ahora en Volverte a ver [Telecinco].
Bárbara Rey, el lesbianismo (y Chelo García Cortés)
SHANGAY ⇒ Bárbara, tú en el año 1977 rodaste con Rocío Dúrcal Me siento extraña, una película con un amor lésbico explícito…
BÁRBARA REY ⇒ Curiosamente, se le ha dado mucho bombo a esta película, cosa que me parece muy bien, pero yo he rodado tres películas de lesbianas. La primera fue esa, que hice con Rocío. Estaba encantada de hacerla, porque consideraba que en aquel momento, hacer una película así podía ayudar y, además, no me daba ningún tipo de corte ni de prejuicios. Y si a eso le añades que era con Rocío Dúrcal, una actriz maravillosa, que yo admiraba muchísimo… Fue un rodaje estupendo, la pena de esa película es que no fue lo buena que tenía que haber sido. Creían que simplemente por el hecho de que fuésemos lesbianas las dos y nos enamoráramos, era suficiente. Y todo en la vida tiene una historia y hay que buscarle un sentido. Luego hice otra película que es Carne apaleada, basada en el libro de Inés Palou, que es una historia real. La hicimos Esperanza Roy y yo. Es una película fantástica. Transcurre en una cárcel en la que Esperanza entra y se enamora de mí. Posteriormente hice otra que se llama El periscopio, con Laura Gemser, la ‘Emmanuelle negra’. Guapísima, por cierto. Es que me han tocado unas mujeres… Y haciendo esas películas fue cuando me di cuenta de que no tenía el menor inconveniente, que no me importaba nada lo que pensara la gente… Se me criticó muchísimo, concretamente en Carne apaleada. La escena de amor la patearon, me silbaron, me dijeron…, no, no puedo reproducirlo. Los ‘piropos’ que me echaron fueron terribles. En el estreno yo estaba que no sabía si me iban a matar… Gritos de guarra, zorra, ¡de todo! El estreno de Me siento extraña, sin embargo, sí fue muy bonito. Rocío no asistió, porque ella sí que tenía cierto remordimiento de haber tenido que hacerla. La aceptó por motivos económicos y no fue al estreno. Por ello todas las alabanzas, los vítores (estaba lleno el cine de lesbianas, éramos mujeres, mujeres, mujeres) fueron para mí… Cuando salí al vestíbulo, ¡bueno! Se arrodillaban, me besaban los pies, las manos, me daban las gracias todas por lo que había hecho… ¡Yo parecía el Papa! Me sentí feliz, feliz, ¡feliz! A partir de ese día, en todos los saraos de lesbianas, en todas las fiestas que había me daban premios por todos lados. Y ha sido un público que ha seguido fiel cien por cien conmigo. Y no estaré nunca lo suficientemente agradecida con lo bien que se han portado, y se siguen portando, conmigo y con mi hija.
SHANGAY ⇒ ¿Nunca te has enamorado de una mujer?
BÁRBARA REY ⇒ No me gustan las mujeres.
Bárbara: «Desde jovencita se me achacó que podía ser lesbiana; mucho antes de lo Chelo»
SHANGAY ⇒ Pero sí que has jugado a tener una imagen ambigua…
BÁRBARA REY ⇒ [Interviene Sofía: “Eso es por lo de Chelo…”] No. Por lo de Chelo [García Cortés] no, Sofi. Esto viene de antes. Lo de Chelo fue una cosa de tontos que pasó, que un día me gustaría explicarlo con detalle. Porque, claro, allí no me dejan [se refiere a Sálvame] porque tienen que darle la razón al que está allí todos los días. La cuestión es que desde muy jovencita siempre se me achacó que yo podía ser lesbiana. He sido siempre muy alta, muy estrechita de caderas, de poco pecho, voz muy grave, mi pelito siempre corto… Y esa ambigüedad física con esa voz (entonces fumaba mucho y hacía mucho teatro), eso hizo que lo pensaran. Y empecé a tener un gran tirón con el mundo gay. Eso y el tener tantas amistades y salir con ellas, dio pie a eso de dime con quién vas y te diré quién eres. Pero, sinceramente, no me gustan las mujeres. Muchas veces he dicho para mí, con lo mal que me ha ido con los hombres, y me va a seguir yendo en caso de que tenga otro, ¿por qué no me gustarán las mujeres? Habría tenido una vida mucho mejor y más sencilla. ¿O no? Pero es que los hombres, que a mí me encantan, son a veces muy simples y buscan mujeres que no les calienten la cabeza. [Interviene su hija y le insinúa que es una persona difícil] No, Sofía, yo no soy una mujer complicada: soy una mujer que me enfrento a la vida, a mi trabajo, y que quiero tener mi criterio. Y para eso tienes que tener a un tonto al lado, como tengas a un listo, no te quiere. Y yo, para tener a un tonto al lado… prefiero estar sola. Pero me gustan los hombres, pero los que son inteligentes pues, en fin, me tienen miedo. Más que nada por ese motivo, no les gustan las mujeres que pensamos. Gustamos para un rato [Vuelve a coger la palabra Sofía: “Igual deberías intentarlo con otro prototipo”]. He tocado muchos palos, Sofi. Y no. El resultado es el mismo. Y ¡oye!, la Chelito, en su momento, era guapa y estaba delgadita.
Un mismo test petardo para madre e hija